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Opinión: Buena vibra a la Guardia Nacional, por Diana Avitia

Hace años tome un diplomado en la casa de la cultura jurídica, veíamos los cambios y adhesiones a la entonces nueva ley de amparo, en mi clase tenia de compañero, un capitán de la SEDENA, le pregunte el porque su interés en el curso, su respuesta llamó mi atención, él me decía que era común en su gremio incurrir en violaciones a derechos humanos y que lo habían enviado para que él como abogado, comprendiera a cabalidad y defender a los compañeros que incurrieran en esa falta.
Hile de inmediato lo que me decía, días atrás a mí y un amigo que me llevaba a casa a unas cuadras de llegar, una célula mixta nos había bajado del vehículo, revisado, quitado con navaja el polarizado y retenido por un buen rato con la excusa de que podían revisar cualquier carro sospechoso. En esos días recién estaba entrando la anterior administración estatal, la delincuencia estaba por los cielos, al menos en mi círculo cercano ya había pasado de todo; habían robaron mi camioneta, una amiga fue víctima de secuestro, otra bajada con arma larga de la pick up, un compañero de la escuela víctima de homicidio en el campus. En Chihuahua entendemos perfectamente lo que es estar inmersos en un grado de alarma tan grave que; cada noche escuchábamos detonaciones, acribillados, los restaurantes cerraban y la ciudad moría, este preámbulo es con la intención de recordar lo que hemos querido olvidar para situarnos en tiempo y espacio, todos vivimos de diversas formas ese estado de crisis.
Los acontecimientos anteriores tienen un trasfondo, en el mes de diciembre del 2006 cuando Calderón declara la guerra al narcotráfico, el que en campaña prometía ser el presidente del empleo, en sus primeros días cambio radicalmente de rumbo y se convirtió en el presidente de la guerra, varias veces lo vimos portar chaquetas de táctica militar, haciéndose notar como el jefe de las fuerzas armadas. Fuimos de los estados más afectados por esta estrategia, todos estamos a favor de erradicar la delincuencia organizada pero esos años de terror nos marcaron, algunos críticos como Aguilar Camín en los análisis acuñaron términos como la “pax narca”, pidiendo a gritos la estabilidad nacional.
En Chihuahua cuando era latente la guerra entre carteles, de inmediato entraron las células mixtas, todos recordamos esos rondines de caravanas militares combinados con policía estatal. Se asentaron decenas de elementos, hubo un vaivén de emociones y también hay que decirlo casualmente con ellos aquí se dispararon las extorsiones telefónicas, muchos fuimos víctimas de la violencia de estas células, de sus arbitrariedades.
Con todo y lo criticado con justicia o no, el sexenio estatal anterior en Chihuahua tuvimos un respiro, si bien no erradicado en su totalidad, las células se retiraron y por lo menos dejamos de escuchar las detonaciones diarias, dejo de concentrarse el índice de criminalidad en ciertos estados y este cáncer se disipó ahora con intensidad por otros que antes se consideraban pacíficos especialmente en el sur y centro del país, las muertes siguieron.
La palabra militarización por si sola asusta, nos remite de inmediato a regímenes autoritarios, por ello en su campaña el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió varias veces contra esta decisión, incluso entro en polémica al criticar a la SEDENA en varias ocasiones. Pero como en política un día lo blanco se torna negro, el jefe del ejecutivo dió anuncio de su intención de forman la polémica Guardia Nacional, es preciso decir que cada presidente ha tenido las mejores intenciones para salvaguardar la paz en el país, sería absurdo pensar que deliberadamente armen
una estrategia para ir en contra del pueblo, misma que debe ser analizada desde sus resultados eso es lo que debe estar sujeta a críticas y escrutinio público.
Desde el nombre, este cuerpo de seguridad en su forma y operación es algo nuevo, diferente, complicado y muy mediático, característica de muchas de las decisiones de la actual administración. Nuestra constitución hace referencia a la Guardia Nacional en varios de sus artículos y por años estuvo ahí como un concepto olvidado que hacía referencia al supuesto de que si el país se encontrara en guerra ésta guardia sería un cuerpo al que los civiles se podría adherir para salvaguardar la seguridad nacional, algo así como un cuerpo heroico de revestimiento celestial, los simbolismos mueven masas y eso en política no cae nada mal.
Ahora lo complicado: Es necesario dotarlo de una estructura y no dejar al aire el concepto, modificaciones a la constitución eran necesarias y después el congreso deberá aprobar tres leyes reglamentarias: la Ley Nacional sobre el uso de la fuerza, la Ley Nacional del Registro de Detenciones y la Ley de la Guardia Nacional.
El presidente tenía en mente como quería exactamente la conformación y operatividad del cuerpo, una vez que el decreto paso por la cámara baja la lucha encarnizada por lo que sí iba y lo que no, se daría en la cámara alta porque admitámoslo, si ha existido algún contrapeso, aunque diluido, ese ha estado en el senado. La oposición contemplando previas audiencias con la sociedad civil y gobernadores, peleaba ciertos cambios. En este punto brilló el coordinador de la fracción mayoritaria Ricardo Monreal, el pulido colmillo político lució y después de muchas negociaciones por unanimidad se aprobó el pasado 21 de febrero.
La oposición y la mayoría MORENA festejaban, fotos sonrientes de todos los senadores inundaban las redes, aparentemente todos salimos felices. Las modificaciones principales al decreto fueron; la que establecía Mando civil, temporalidad de cinco años para regresar a fuerzas armadas a los cuarteles, eliminación de candados a cargo del Legislativo para disolver la Guardia Nacional, la obligación de los gobernadores para capacitar a las policías locales, la participación de las policías y la Guardia Nacional en la investigación de los delitos estarán sujetas a la conducción jurídica del
Ministerio Público, entre otras.
Luego el 26 de marzo el presidente de la mesa directiva Martí Batres, informó que ese día el DOF publicó el decreto en el que se reformaban, adicionaban y derogaban diversas disposiciones de la constitución en materia de la Guardia nacional. Los artículos modificados fueron el 10, 16, 21, 31, 35, 36, 73, 76, 89; en los que la mayoría cambian el concepto de Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional por Fuerza Armada permanente y cuerpos de reserva. Además, se adicionó un inciso al artículo 21, y se derogaron un par de fracciones de los 73 y 78.
Esto ya está más que cocinado y es cuestión de tiempo, muchos decían que el presidente había quedado a disgusto con las modificaciones, la semana pasada nos mantuvo en suspenso cuando señalaba en la mañanera que el jueves daría el nombre de la cabeza de la Guardia. El ungido fue el general de brigada Luis Rodríguez Bucio, en proceso de retiro. Además, se creó una Coordinación Operativa enlace con la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana integrada por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional el general Xicoténcatl Núñez Márquez, quien tramita su retiro; por parte de la Secretaría de Marina, el contralmirante de infantería, en retiro, Gabriel García Chávez, con diplomado en derechos humanos y por la Policía Federal, Patricia Rosalinda Trujillo Mariel.
La oposición y sociedad civil saltaron con estos nombramientos, el debate era, si estos se dieron en la línea de la legalidad, entre lo que es y lo que debe ser, el presidente se impuso. Con toda la honestidad del mundo estos son perfiles brillantes y de capacidad probada, viendo por Chihuahua nos cayó de perlas que el general Xicoténcatl sea una de las cabezas, conoce nuestro estado, tuvo todo el sexenio pasado para analizar y actuar en contra de la inseguridad.
Comprendo también el enojo de la oposición, el sentirse burlado no cae en gracia, la lucha de poderes y el hiperpresidencialismo es claro, los nombramientos no se pueden disfrazar… Si parece pato, camina como pato y grazna como pato… es un pato. Y la doctrina castrense que educaron
estos mandos jamás se podrá ocultar, ahora solo nos resta desearle lo mejor a la guardia nacional, que todas las estrategias den frutos, porque no olvidemos que los malos están afuera y mientras nosotros peleamos ellos siguen creciendo.

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Opinión

La valentía de ser uno mismo. Por Itali Heide.

La mayoría de los días, odio mi cuerpo. Algunos días aparece como un disgusto pasivo, mientras empujo las inseguridades que viven dentro de mí a un segundo plano. Otros días, consume mi mente. El aspecto de cada uno de mis rincones me atormenta los días en los que no soy capaz de mirar más allá del físico de mi existencia.

Es especialmente difícil cuando me considero feminista y positiva con respecto al cuerpo. ¿Cómo puedo apoyar y amar el cuerpo de los demás y, sin embargo, encontrar espacio para odiar el mío? Parece casi hipócrita, pero no puedo encontrar la manera de evitarlo.

Me levanto por la mañana y decido que hoy me voy a querer a mí misma. Me ducho, me maquillo, me pongo un atuendo con el que me sienta feliz y luego pierdo toda la confianza en mí misma cuando me veo en el espejo. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que he ganado más de un kilo desde la cuarentena. Pero lo más probable es que tenga que ver con el hecho de que seguimos siendo bombardeados con estándares imposibles a los que nos hacemos responsables, incluso cuando no exigimos a los demás el mismo estándar.

No todos los días son así. A veces, mi maquillaje se ve justo como quiero. Mi outfit parece haber sido elegido por un estilista. La confianza en mí misma se dispara en esos días, aunque son poco frecuentes. En esos días, aprovecho al máximo lo que soy. Quién sabe, quizá en los días malos recuerde quién era cuando me sentía yo misma.

Al fin y al cabo, cuando más nos sentimos como nosotros mismos estamos contentos con nuestro aspecto, ¿no? Ni siquiera tiene una correlación con el físico, pero impacta directamente en la forma en que nos sostenemos y nos sentimos cuando entramos por la entrada de algún lugar. Parece que pensamos que todo el mundo es perfecto. Nos fijamos en lo que no tenemos en los demás, e ignoramos lo que sí tenemos cuando los demás no lo tienen. Parece ser la naturaleza humana, pero me gusta creer que nos hemos enseñado a pensar que la perfección es la única forma de ser.

Los estándares de belleza han existido desde que la humanidad ha dado valor a la apariencia de las personas (especialmente a la mujer). El poder que tiene sobre nosotros es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos borrado el cuerpo humano natural de la existencia y lo hemos sustituido por un cuerpo de modelo que se supone que representa la mejor versión de nosotros mismos. La verdad es que la mejor versión de nosotros mismos no necesita dietas, ejercicio excesivo, photoshop, filtros y poses incómodas.

¿Qué necesita realmente la versión auténtica de nosotros mismos? Necesita correr, explorar, tocar, sentir, llorar, reír, aprender y ser libre. Nuestro cuerpo está hecho para mucho más que para convertirse en una estatua de los estándares de belleza, y a menudo nos olvidamos de ello. Nos negamos a salir de nuestra habitación sin maquillaje, sin un atuendo que nos haga sentir seguros, sin algo que cubra la autenticidad que nos hace ser quienes somos.

Quien eres, es quien estás destinado a ser. Si quieres ponerte delineador de ojos, adelante. Si quieres llevar capa y vestido, hazlo. ¿Quieres ir al gimnasio y ponerte musculoso? Nadie te lo impide. La vida es un juego y tú eres el avatar que tienes la suerte de personalizar. Sin embargo, no olvides que eres igual de valioso sin todas esas cosas. El mundo está hecho para ser disfrutado, y nada superficial te dará las herramientas necesarias para sentirte realmente feliz en el mundo. Sé tú mismo, pero no olvides que eres más que lo que aparentas ser.

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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