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Opinión: Caja china a cada crisis, por Diana Avitia

El pasado martes no paramos con las sorpresas desde temprana hora cuando nos enteramos de la inesperada renuncia del Secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa. Uno de los alfiles de la cuarta transformación, férreo defensor y personaje de los más participativos en las mañaneras. Ese día no pudo mas con la presión, con la simulación y decidió abandonar el barco, tal como lo hizo Germán Martínez ex director del IMSS hace pocas semanas, ambos con formas atropelladas, vía twitter por medio de una carta, la diplomacia y lo políticamente correcto definitivamente no está de moda. Ambos documentos tienen similitudes grandes, hacen hincapié a las injerencias perniciosas, roces, desacuerdos e imposiciones del régimen.

Los defensores del presidente acusan a Urzúa de traición, de no entender el modelo de la cuarta transformación, de no adaptarse al nuevo sistema, de neoliberal y de no adaptarse a la austeridad, uno de los que realizó fuertes señalamientos fue Ricardo Monreal, por otro lado, cientos de pronunciamientos en apoyo al ex secretario, en especial el sector empresarial que muestra su clara preocupación en el tema, el CCE de inmediato mostro su descontento con la política económica y Gustavo de Hoyos como en todas las decisiones de esa índole, fue firme en sus declaraciones.

La autoridad republicana y el combate a la corrupción siguen siendo las banderas de este gobierno, pero aparentemente para ellos son la panacea a todos los males, no terminamos de entender que la economía no funciona así, la economía no funciona con el corazón, es hora de alarmarnos, no nos bastó con el desplome en todos los indicadores internacionales donde cada vez son más duros en sus calificaciones con nuestro país, el cuatro por ciento de crecimiento que prometió el presidente hoy se ve más lejano que nunca. Hay quienes parecen alegrarse a cada tropiezo de este gobierno, el decir; “se los dije” los llena y regocija, creo que hoy la cordura deberá ser la bandera. El panorama pinta gris, el nombramiento del nuevo secretario no se hizo esperar, por medio de un video que inundo las redes AMLO nombraba a Arturo Herrera como su nueva pieza, presumía de sus estudios y capacidades, este por su parte con rostro desencajado y mirando al vacío, muchos dicen que el también tenía pensado seguir los pasos de Urzúa, en política una imagen dice más que cientos de palabras.

Cuando el tema permeaba de norte a sur y los noticieros no paraban de hablar sobre la renuncia, repentinamente estalla otra bomba mediática. La PGR detiene al abogado más famoso de México; Juan Collado, personaje público no solo por su escandalosa vida personal, si no por ser defensa de hombres como los Salinas, El Jefe Diego y quien ha llevado divorcios de grandes, la parafernalia y el reflector son lo de él, este martes fue el centro de atención, al estar comiendo con el líder sindical Carlos Romero de Champs lo detienen la procuraduría para presentarlo en termino ante el juez de control.

La llamada caja china tomo protagonismo nuevamente, este termino se refiere a las cortinas de humo, temas distractores, movimientos de ajedres para llamar la atencion del ojo publico, quitar tensión a otros temas que le pegan al gobierno, otra vez la caja china dio resultado. Este movimiento no es exclusivo de gobiernos federales, también en Chihuahua sabemos de eso, pero; ¿hasta dónde alcanza la caja china?, ¿hasta cuándo los distractores y el manejo de procuraduría/fiscalía arbitrariamente darán resultados?, tumbaron el tema de moda de inmediato con una detención brillante, el miércoles temprano se filtra a medios que el juez de control había vinculado a proceso al famoso abogado, por la compra de un inmueble, enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada los delitos.

En política no hay casualidades; todo está medido, cada palabra, cada acto, la forma es fondo siempre nos dicen. La detención frente al líder sindical fue un aviso, una palmada en la espalda al ciudadano. El pueblo bueno que cada vez tiene más desencajada la sonrisa, sumado a todo eso se dice que hubo claras peleas del ex secretario con Poncho Romo, por el tema de la banca de desarrollo, el empresario regio también dio clara muestra del descontento con varias acciones del gobierno, en especial lo de la cancelación del aeropuerto, él personalmente  prometió a los grandes empresarios, que Texcoco se cristalizaría. 

No sabemos cuántos mas saltaran del barco, hasta este momento no se si es un acto de cobardía o de congruencia, todos ellos no pueden acusar al presidente de nada, AMLO siempre fue claro en lo que quería y que política implementaría, ahora no vengan a decir que les causa sorpresa. Por ultimo lo más alarmante de la situación es cuando Urzúa expresa el desagrado al Plan de Desarrollo, ¿siete meses después se dio cuenta de cómo se manejaría la cuarta transformación?, creo que muchos pecan de ingenuos. Lo más grave es que el presidente minimiza la situación, se atrevió a manera de burla, pero “con todo respeto”, comparar las ideas de Urzúa con las de Carstens o Meade, sí Meade el ex candidato, ese que nos ayudó a reajustar la deuda hace pocos días, honestamente cualquier idea que venga de unos genios en economía como esos, no suena tan descabellada, pero nosotros tenemos otros datos.

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Publicidad Caleb Ordoñez 

Opinión

La valentía de ser uno mismo. Por Itali Heide.

La mayoría de los días, odio mi cuerpo. Algunos días aparece como un disgusto pasivo, mientras empujo las inseguridades que viven dentro de mí a un segundo plano. Otros días, consume mi mente. El aspecto de cada uno de mis rincones me atormenta los días en los que no soy capaz de mirar más allá del físico de mi existencia.

Es especialmente difícil cuando me considero feminista y positiva con respecto al cuerpo. ¿Cómo puedo apoyar y amar el cuerpo de los demás y, sin embargo, encontrar espacio para odiar el mío? Parece casi hipócrita, pero no puedo encontrar la manera de evitarlo.

Me levanto por la mañana y decido que hoy me voy a querer a mí misma. Me ducho, me maquillo, me pongo un atuendo con el que me sienta feliz y luego pierdo toda la confianza en mí misma cuando me veo en el espejo. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que he ganado más de un kilo desde la cuarentena. Pero lo más probable es que tenga que ver con el hecho de que seguimos siendo bombardeados con estándares imposibles a los que nos hacemos responsables, incluso cuando no exigimos a los demás el mismo estándar.

No todos los días son así. A veces, mi maquillaje se ve justo como quiero. Mi outfit parece haber sido elegido por un estilista. La confianza en mí misma se dispara en esos días, aunque son poco frecuentes. En esos días, aprovecho al máximo lo que soy. Quién sabe, quizá en los días malos recuerde quién era cuando me sentía yo misma.

Al fin y al cabo, cuando más nos sentimos como nosotros mismos estamos contentos con nuestro aspecto, ¿no? Ni siquiera tiene una correlación con el físico, pero impacta directamente en la forma en que nos sostenemos y nos sentimos cuando entramos por la entrada de algún lugar. Parece que pensamos que todo el mundo es perfecto. Nos fijamos en lo que no tenemos en los demás, e ignoramos lo que sí tenemos cuando los demás no lo tienen. Parece ser la naturaleza humana, pero me gusta creer que nos hemos enseñado a pensar que la perfección es la única forma de ser.

Los estándares de belleza han existido desde que la humanidad ha dado valor a la apariencia de las personas (especialmente a la mujer). El poder que tiene sobre nosotros es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos borrado el cuerpo humano natural de la existencia y lo hemos sustituido por un cuerpo de modelo que se supone que representa la mejor versión de nosotros mismos. La verdad es que la mejor versión de nosotros mismos no necesita dietas, ejercicio excesivo, photoshop, filtros y poses incómodas.

¿Qué necesita realmente la versión auténtica de nosotros mismos? Necesita correr, explorar, tocar, sentir, llorar, reír, aprender y ser libre. Nuestro cuerpo está hecho para mucho más que para convertirse en una estatua de los estándares de belleza, y a menudo nos olvidamos de ello. Nos negamos a salir de nuestra habitación sin maquillaje, sin un atuendo que nos haga sentir seguros, sin algo que cubra la autenticidad que nos hace ser quienes somos.

Quien eres, es quien estás destinado a ser. Si quieres ponerte delineador de ojos, adelante. Si quieres llevar capa y vestido, hazlo. ¿Quieres ir al gimnasio y ponerte musculoso? Nadie te lo impide. La vida es un juego y tú eres el avatar que tienes la suerte de personalizar. Sin embargo, no olvides que eres igual de valioso sin todas esas cosas. El mundo está hecho para ser disfrutado, y nada superficial te dará las herramientas necesarias para sentirte realmente feliz en el mundo. Sé tú mismo, pero no olvides que eres más que lo que aparentas ser.

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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