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Opinión: La marcha de los… ¿whitexicans?, por Diana Avitia

El pasado fin de semana casi todos estábamos concentrados en nuestro ritual dominguero cuando repentinamente las redes sociales se incendiaron, el motivo; la marcha del silencio o como le denominaron varios seguidores del sistema; “la marcha fifí”, escandalosa no por el número de asistentes, si no por la carga de simbolismos que contenía, en política no existen las casualidades, la forma es fondo y todos estamos inmersos en ella, actores políticos, gobierno, sociedad civil.
Ésta marcha convocada por la organización Chalecos Amarillos MX, según cifras no oficiales logró congregar a poco más de 15 mil personas que protestaron en contra de las políticas y decisiones del mandatario federal, otros medios arrojan cifras más pequeñas. Todos estas personas estuvieron desde las once de la mañana listos para expresar su sentir, el punto de reunión fue el Ángel de la Independencia, desde ese ahí marcharon cargando pancartas con consignas dirigidas al presidente; exigiendo justicia, otras tantas en contra de la cancelación del aeropuerto, muchas rechazando el recorte de recursos a estancias infantiles, la falta de apoyo a mujeres víctimas de violencia, contracción de la economía, despidos injustificados, por otro lado, también hay que decirlo, aunque realmente fueron casos contados hubo mantas de agresión a seguidores de AMLO y también por la contraparte provocadores que quisieron incendiar el evento, en resumen aquí pasó de todo.
A esta manifestación se unieron algunas marchas menores en diversas ciudades del país, entre estas; Querétaro, Guadalajara, Saltillo, San Luis Potosí, León, Toluca y Aguascalientes. Hubo muchas cosas que analizar en este evento. Involuntariamente los que les hicieron el caldo gordo a los organizadores fueron precisamente los férreos seguidores del presidente, especialmente su ejército de twitteros que no dejaron un solo momento de insistir en el tema, lo mismo de siempre, sus peleas absurdas por quien estará en la cima de los “trending topics” que dicho sea de paso esto socialmente tiene una incidencia mínima, sirve absolutamente para nada.
Y como en estos movimientos siempre se presentan los oportunistas, quienes no dejaron pasar la oportunidad para tergiversar el propósito de la manifestación y hacer que todo se trate de ellos, tenemos a los expresidentes Calderón y Fox, el primero con su llamado para unirse a la estructura
de lo que pretenden convertir en un partido político, el segundo, nuestro imprudente y nada elocuente expresidente de botas que para hacerse notar todavía más, el señor eligió ir vestido de negro a una convocatoria donde expresamente se solicitaba ir de blanco, porque no puede faltar la amiga incómoda que va a la boda de blanco y en esta ocasión esa amiga incómoda fue Vicente Fox, hubo otros que a mi parecer solo hicieron presencia y esto no es pecado, como Quadri y Belaunzarán entre otros, están en su pleno derecho de hacerlo. Lo cierto es que la oposición se palpa desdibujada, desorganizada, no existe hasta este momento alguien que sea el rostro opositor, ese que encabezará dignamente, conforme pasen los días veremos si este personaje saldrá a la luz o simplemente nos quedaremos esperándolo.
Todos los exmandatarios han pasado por este tipo de exigencias así que no es nada nuevo, el formato de la marcha fue clásico, nada del otro mundo, lo que realmente llama la atención es el corto periodo que el gobierno lleva en función, es importante que se ponga atención a este movimiento, que hoy es débil, pero puede albergar un futuro prometedor, los detractores a las políticas que se implementan no son pocos, pero están dispersos y no encuentran entre si otra coincidencia que no sea el disgusto por AMLO, pero en la guerra política no hay nada que identifique mas a los detractores que un enemigo en común, ya encontraran el camino para el acuerdo.
Se le cuestionó en la mañanera del lunes al presidente acerca del tema, no podíamos esperar a escuchar que es lo que tenía que decir, pero como la mayoría de las veces no sorprendió su respuesta, señalaba que no era monedita de oro y que eran necesarios los contra pesos para el
bienestar común. Todos sabemos que al presidente no le gusta que le lleven la contra, la crítica le causa escozor, su gobierno es lineal y las ordenes no se discuten. La segmentación de la ciudadanía es clara y en ese sentido urge que deje de referirse a los ciudadanos como tecnócratas, fifís, conservadores, detractores y demás, no puede exigir respeto si él no lo está brindando.
Esto que pasó es el primer llamado de atención, las primeras palmadas al hombro, él sabe perfectamente como es que esto opera, es una pequeña semilla que empieza a gestar y puede acabar en un movimiento grande, justo como el inició el suyo; con marchas, movilizaciones, campamentos, no se nos puede olvidar que quien era el opositor principal en el país por más de 18 años fue precisamente Andrés Manuel López Obrador y se las sabe todas. Hoy quien pretende realizar un movimiento opositor, está en pañales y falta mucho para que articule una maquinaria como la que tenía el hoy presidente en su momento. No se puede minimizar esto, pero sobre todo no se debe de ridiculizar, los que marcharon en su mayoría sí tenían las características fifís por excelencia, eso fue evidente y por ello no conecto con el público, fue un poco superficial.
El circo sigue y a ello abonó el exsenador y exsecretario del trabajo Javier Lozano cuando subió una foto errónea, al asignar a la marcha una imagen que realmente había sido tomada en una manifestación contra la inseguridad, pero cuando de un lado caen en esto, del otro salta para variar el Secretario Jiménez Espriú para “trollear” a la marcha AntiAMLO con un desafortunadísimo twitt en el que hacia mofa de la baja convocatoria y a su parecer absurda de asistentes, pero cuando pensábamos que esto se terminaba Denise Dresser le responde y lo deja en la lona al señalarle que lo que era realmente ridículo es que apoyara proyectos inviables.
La polarización en nuestro país siempre ha existido, pero no recuerdo algún otro momento de estos tiempos modernos en que ésta allá estado tan palpable, tan clara, que doliera tanto pues. No debe dejarse en saco roto este intento, el presidente sigue gozando al día de hoy de un nada
despreciable 60.3% de aprobación, aun después de la caída de 7.5 puntos desde el primer cierre de la encuesta que Mitosfky hace para El Economista, el aprobaAMLOmetro sigue alto, ya hubiera querido el expresidente Peña acercarse a ese 60 de aprobación, la reciente caída se atribuye a dos
factores; inseguridad y polarización, aun cuando esta última es notable, el presidente conserva su base de votantes pero también expulsa al resto y una sociedad inmersa en una guerra de insultos diarios simplemente no funciona, esto es un engranaje, el buen político llega a consensos, a veces se gana a veces hay que ceder, todo por el bien común, solo van 5 meses, se puede redireccionar el barco y ser un poco más incluyente o se puede seguir por el mismo camino, el de siempre, donde hay buenos y malos, fifís y chairos, ese camino que todos sabemos jamás nos ha dejado avanzar.

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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Opinión

El regreso a las aulas, un camino resiliente. Por Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Sonidos de claxon, el pesado ambiente del smog, mentadasde madre, ríos de automóviles y más automóviles… ¡El próximo lunes nos espera un verdadero caos!

Las ciudades más importantes del país ya están sintiendo la “pesadez” de la salida de millones de personas a la calles por el tema de la presencia de alumnos en las aulas, lo que ha desencadenado un feroz debate nacional digno de analizar.

La reactivación económica tiene que ver con la movilidad. El consumo de la gasolina, tanto en los particulares como en los servicios públicos de transporte, podrían suponer que habrá un “despertar” financiero que liga a las escuelas con el final del home office para los padres de familia, ¿Qué tan cierto es eso?

José Manuel López Campos, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, tiene la seguridad de que el gasto ejercido por los mexicanos solo por útiles escolares superará los 25 mil millones de pesos. Una cantidad abismal, que suponen unos 30 millones de alumnos, esto sin contar uniformes escolares ni alimentos diarios fuera de casa.

Una arista de esta “reactivación económica” podría ser que el mercado informal nunca decayó, incluso se posicionó. Demostró que es indispensable, por lo que se podría pensar que la mayoría de los hogares mexicanos podrían aceptar el cargo.

Pero, ¿vale la pena regresar a clases y gastar por alumno –en promedio- más de mil pesos o persistir en un escenario de encierro digital y continuar con un gasto corriente de pandemia?

 

Tendríamos que admitir que este dilema es funcional para economía social, sin embargo para millones de mexicanos sin trabajos estables es prácticamente imposible: Regresar a las aulas es un sí o sí.

Esta pandemia nos ha demostrado, que lamentablemente se ha condenado a toda una generación que podría marcarlos con una desigualdad mayor y mucho más marcada.

Más allá de si el regreso a las aulas reactivará la economía del país, debemos preguntarnos ¿Se volverá a los mínimos estándares en los que estábamos antes de la pandemia? Aquellos que juzgábamos como “mediocres”, pero que daban suficientes resultados para alentar y dar esperanza a algunos de los alumnos más desfavorecidos.

La pandemia demostró también, que todos aquellos maestros que fueron denigrados y fuertemente criticados cuando hacían manifestaciones, exigiendo sus derechos tuvieron el testimonio de reinventarse, demostrando que las eras más complicadas pueden superarse, cuando se cuenta con el talento humano resiliente, ese que se levanta de sus peores temporadas.

A partir de este próximo lunes 30 de Agosto, cuando son convocados millones de alumnos y más de un millón de docentes a los salones de clase, conoceremos que tanto hemos aprendido de la etapa más crucial que ha vivido la humanidad en los últimos 50 años. ¿Cómo dañó o benefició nuestra capacidad educativa? Dentro de esa interrogante están inmersos millones de heroínas y héroes, los padres de familia responsables quienes se esforzaron diariamente para que sus hijos no sufrieran “de más” las inclemencias de vivir un encierro tan tormentoso y desesperante como el que vivió cada niño y joven de nuestro país. Es un examen para los padres, quienes son parte fundamental del crecimiento educativo de sus hijos.

Según estudios científicos presentados la mañana del pasado martes, por parte del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell muestran que es prácticamente imposible que los menores de edad de morir por COVID-19, la frase es potente: “Aquí hemos mostrado datos de la vigilancia epidemiológica de México y se ve claramente que por debajo de los 18 años existe un riesgo mucho menor de tener enfermedad COVID, sobre todo la enfermedad grave y un riesgo casi nulo de morir por COVID”. Para la secretaría de salud federal hay una posibilidad de 0.004% de que un menor necesite hospitalización por el famoso virus.

 

Ante el panorama mostrado, son los maestros quienes parecieran estar más desconcertados y necesitados de ayuda, pues son ellos quienes corren mayor riesgo, pero también reciben a sus alumnos con deficiencias graves no solo por el rezago educativo, sino que provienen de un encierro conflictivo y en muchos casos traumático.

¿Será necesaria una reforma educativa post-Covid que rehabilite escuelas y beneficie a familias a dar un paso fuerte hacia la resiliencia?

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