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Opiniòn: No nos cuidan, nos violan, por Diana Avitia

Hubo una lluvia de noticias para analizar estos días pasados, tales como; la estafa maestra y Rosario Robles, la formula uno y la picmentocracia, los panamericanos y las medallas auto colgadas de la 4t. Seguramente tendremos la fortuna de comentarlo posteriormente, hoy la prioridad para una servidora es la marcha del día lunes, colectivos de mujeres hartas de la violencia de género, otra vez arbitrariedades, otra vez a la fuerza, otra vez violentadas.

Todos hemos escuchado el acontecimiento que fue la gota que derramo el vaso, tuvo un impacto grande, los hechos ocurrieron la noche del viernes 2 de agosto en la calle Nopalita de la colonia Potrera, alcaldía Azcapotzalco, una joven de 17 años caminaba rumbo a su casa después de volver de una fiesta, sus amigos la acompañaron y un par de calles antes de llegar a su destino continuo sola, ella se dio cuenta que una patrulla la seguía, se asustó y tuvo que tocar la puerta de otra casa para pedir ayuda, no obtuvo respuesta. Los policías la subieron a la unidad asegurándole que la llevarían a su casa, sin embargo, abusaron de ella y posteriormente la abandonaron en la misma calle.

La joven presentó una denuncia contra cuatro presuntos elementos de la Policía capitalina, a quienes acusó de violarla dentro de una patrulla, fuentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México confirmaron que el departamento de Asuntos Internos abrió una investigación por la agresión sexual ocurrida. Un día y una semana después el Excélsior señalaba que los elementos acusados estaban en funciones de patrullaje debido a que no hay una orden de presentación por parte de la PGJ y tampoco existen evidencias para comprobar que participaron en el hecho. El titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta Martínez, indicó que los policías regresaron a sus funciones debido a que, hasta el momento, no hay una orden de presentación en la Procuraduría General de Justicia capitalina.

Después de esta breve cronología de lo acontecido imagino que usted, como yo, ya sintió el coraje en las entrañas, una mezcla de indignación y desesperación. Pues los colectivos de sororidad sintieron eso, sumado al hartazgo, continua sin parar la violencia de género, por ello el lunes pasado salieron a marchar y exigir justicia para la víctima, la joven había decidido retirarse y la familia había anuncio que no ratificarían la denuncia debido al desdén de las autoridades, también porque el caso casi de manera inmediata se filtró a medios, violando el derecho a la secrecía, exhibiendo a la joven y lastimando el proceso de raíz y exponiéndola a venganzas, ¿Cómo es posible que se filtre de manera inmediata cualquier denuncia ciudadana a medios?, Ulises Lara vocero de la PGJ CDMX lamento las filtraciones y la pérdida de confianza por parte de las víctimas para continuar con los trabajos de investigación, no basta lamentar, de esas oficinas salió la información, sería mejor actuar.

Todo vimos las escenas donde un grupo de mujeres se concentró al medio día frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX, la manifestación fue organizada por grupos feministas y convocada en redes sociales vía el hashtag #nomecuidanmeviolan, con el fin de que se investigue y castigue a quienes participaron en dos casos de abuso sexual,  dichos eventos se dieron a conocer la semana pasada, el primero de ellos el que narramos anteriormente y el segundo hace pocos días se dio a conocer la detención de un policía bancario por el abuso de una joven de 16 años en las instalaciones del museo Archivo de la Fotografía donde la mujer realizaba su servicio social.

Jesus Orta secretario de seguridad ciudadana de la CDMX señalaba que él no había ordenado ninguna destitución y que los elementos están localizables, y que hasta ese momento la procuraduría no les había requerido que los presentaran y que la investigación continuaría. Cuando las manifestantes estaban por retirarse, Orta salió de su oficina para entablar dialogo, ya era muy tarde y la imagen donde le lanzan diamantina rosa a la cabeza recorrió las redes como pólvora. Al grito de; ¡justicia!, el contingente se dirigió hacia la Procuraduría, hubo, pintas, pancartas y algunos desmanes, se entró a la fuerza y la presión obligo a recibir a representantes.

Ernestina Godoy, procuradora, de manera inmediata y vía twitter dijo que no caerán en provocaciones y que se abrirán carpetas de investigación para investigar los hechos, Claudia Sheinbaum jefa de gobierno en sus redes por medio de un video dijo exactamente lo mismo, también declaro que ellas buscaban que el gobierno saliera de manera violenta. La respuesta menos empática, la sociedad se volcó en contra de esas declaraciones, mas aun cuando vienen de mujeres de izquierda. Un día después la jefa de gobierno rectificó y señaló que se apoyaría, que no se inventarían responsables y la investigación seguiría su curso para dar certeza a las víctimas, también informó que seis elementos han sido suspendidos de sus cargos tras estos señalamientos, todo muy tarde.

Es lamentable como las mujeres seguimos siendo tratadas como ciudadanos de segunda, como incluso en protestas, nuestra voz tiene que ser apacible y tranquila, yo como muchas otras mujeres y hombres se identifican y apoyan la causa, no es posible que la cultura de la violencia y el machismo sigua permeando más, tenemos que ponernos a pensar como sociedad porque delincuentes como esos sienten la libertad de tomar a una mujer por la fuerza. Tengo contacto con una amiga cercana al movimiento, diario me platica y me contagia su entusiasmo por la causa, los tiempos están cambiando y si antes no nos escucharon, hoy es el momento, será con toneladas diamantina, con unión y sororidad.

 

 

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Opinión

La valentía de ser uno mismo. Por Itali Heide.

La mayoría de los días, odio mi cuerpo. Algunos días aparece como un disgusto pasivo, mientras empujo las inseguridades que viven dentro de mí a un segundo plano. Otros días, consume mi mente. El aspecto de cada uno de mis rincones me atormenta los días en los que no soy capaz de mirar más allá del físico de mi existencia.

Es especialmente difícil cuando me considero feminista y positiva con respecto al cuerpo. ¿Cómo puedo apoyar y amar el cuerpo de los demás y, sin embargo, encontrar espacio para odiar el mío? Parece casi hipócrita, pero no puedo encontrar la manera de evitarlo.

Me levanto por la mañana y decido que hoy me voy a querer a mí misma. Me ducho, me maquillo, me pongo un atuendo con el que me sienta feliz y luego pierdo toda la confianza en mí misma cuando me veo en el espejo. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que he ganado más de un kilo desde la cuarentena. Pero lo más probable es que tenga que ver con el hecho de que seguimos siendo bombardeados con estándares imposibles a los que nos hacemos responsables, incluso cuando no exigimos a los demás el mismo estándar.

No todos los días son así. A veces, mi maquillaje se ve justo como quiero. Mi outfit parece haber sido elegido por un estilista. La confianza en mí misma se dispara en esos días, aunque son poco frecuentes. En esos días, aprovecho al máximo lo que soy. Quién sabe, quizá en los días malos recuerde quién era cuando me sentía yo misma.

Al fin y al cabo, cuando más nos sentimos como nosotros mismos estamos contentos con nuestro aspecto, ¿no? Ni siquiera tiene una correlación con el físico, pero impacta directamente en la forma en que nos sostenemos y nos sentimos cuando entramos por la entrada de algún lugar. Parece que pensamos que todo el mundo es perfecto. Nos fijamos en lo que no tenemos en los demás, e ignoramos lo que sí tenemos cuando los demás no lo tienen. Parece ser la naturaleza humana, pero me gusta creer que nos hemos enseñado a pensar que la perfección es la única forma de ser.

Los estándares de belleza han existido desde que la humanidad ha dado valor a la apariencia de las personas (especialmente a la mujer). El poder que tiene sobre nosotros es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos borrado el cuerpo humano natural de la existencia y lo hemos sustituido por un cuerpo de modelo que se supone que representa la mejor versión de nosotros mismos. La verdad es que la mejor versión de nosotros mismos no necesita dietas, ejercicio excesivo, photoshop, filtros y poses incómodas.

¿Qué necesita realmente la versión auténtica de nosotros mismos? Necesita correr, explorar, tocar, sentir, llorar, reír, aprender y ser libre. Nuestro cuerpo está hecho para mucho más que para convertirse en una estatua de los estándares de belleza, y a menudo nos olvidamos de ello. Nos negamos a salir de nuestra habitación sin maquillaje, sin un atuendo que nos haga sentir seguros, sin algo que cubra la autenticidad que nos hace ser quienes somos.

Quien eres, es quien estás destinado a ser. Si quieres ponerte delineador de ojos, adelante. Si quieres llevar capa y vestido, hazlo. ¿Quieres ir al gimnasio y ponerte musculoso? Nadie te lo impide. La vida es un juego y tú eres el avatar que tienes la suerte de personalizar. Sin embargo, no olvides que eres igual de valioso sin todas esas cosas. El mundo está hecho para ser disfrutado, y nada superficial te dará las herramientas necesarias para sentirte realmente feliz en el mundo. Sé tú mismo, pero no olvides que eres más que lo que aparentas ser.

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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