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Opinión: ¿Qué pasó en Puerto Rico?, por Diana Avitia

Todos escuchamos en días pasados de la crisis que se vive en Puerto Rico, lo vemos distante y muchos de nosotros ni siquiera le prestamos mínima atención a los acontecimientos de los pasados días. Es importante ser empáticos, México es un país amigable, pero siempre nos posicionamos distantes, me atrevería a decir que hasta con un marcado tinte de desdén en temas relacionados con los otros países, cuando no se trate de USA, lo sentimos lejano y nos desentendemos totalmente.

Este país de 3.6 millones de habitantes, permaneció por siglos bajo el yugo de España siendo una de sus provincias y fue hasta 1898 con la guerra hispano-estadounidense que se liberó del citado país europeo, promulgó su constitución hasta 1952. Hoy es un Estado libre asociado a los Estados Unidos, lo que significa que los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses. La redacción de una Constitución es exclusivamente para el manejo de asuntos internos, el poder de ejercer su soberanía recae en el Congreso de los Estados Unidos y los poderes existentes en la isla, ejecutivo que recae en un gobernador y legislativo que es una asamblea Bicameral. Aunque la injerencia americana es clara en la isla los boricuas no pueden votar en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, a menos que dispongan de residencia oficial.

Después de ponernos rápidamente en contexto, sabemos por los medios que muchos actores de la sociedad civil, artistas, políticos y activistas iniciaron una ola de protestas en contra de quien ostenta aun el cargo de gobernador, Ricardo Rosselló, político de carrera, de familia con tradición en el poder, su padre Pedro Rosselló también exgobernador de la isla.

El gobernador se encontraba en un viaje por Europa, cuando la bomba en su gobierno estalló, ya existía descontento enorme por parte de la población a raíz de que se maquillaran cifras de los muertos por el huracán María, (maquillar cifras a los mexicanos nos salta ahora muy familiar por el tema de la propuesta de desaparecer el Coneval), ahora dos de sus altos funcionarios se encontraban acusados de corrupción, el escandalo no lo hizo moverse un centímetro y continuó de vacaciones, un día después se filtra una larga conversación de telegram integrada por él, varios de sus colaboradores y empresarios, al leerla no se hicieron esperar los grotescos comentarios dignos de un grupo de machos, resaltaban en la charla los insultos misóginos, machistas y palabras de odio, fueron muchas las personas a las que Rosselló y sus hombres de confianza habían denigrado en privado; políticos, periodistas, feministas, músicos y organizadores de la comunidad LGBTI.

Un pequeño colectivo feminista de cien personas recibieron de su interrumpido viaje al gobernador en el aeropuerto, poco después la pequeña manifestación se convirtió en una serie de protestas callejeras masivas que derrocaron su gobierno en solo dos semana, le devolvieron la jugada al gobernador. Al capitalizar la ira enquistada por la frágil economía del territorio, escándalos por sobornos, corrupción y la respuesta insensible ante el huracán María, de esto último regresamos a lo que no nos cansaremos de decir la indiferencia, ineficiencia y desdén también es corrupción.

Rosselló, heredero de una dinastía de políticos, anunció su renuncia por la presión ciudadana y pruebas irrefutables de su mal actuar y pésimo mandato, el 24 de julio tras quedarse prácticamente solo después de la partida de muchos de sus principales colaboradores y funcionarios, en la cima es fácil el acompañamiento, la caída es en soledad. El gobernador al verse sin salida y a raíz de un gobierno inefectivo dijo; “Culmino mi mandato y lo más que deseo es la paz y el progreso para nuestro pueblo”, hasta el día de hoy se sabe que dimitirá oficialmente el dos de agosto, la constitución señala que la sucesión al poder le correspondería a la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez, ella fue clara al declarar el domingo pasado que no desea ser gobernadora y urgió a designar un secretario de estado que pueda tomar el puesto, en esto coincido plenamente con ella, el poder de raíz en este caso ya está corrompido, trae con el miles de males que no pueden ser saneados a menos que haya un cambio drástico de raíz, siempre he disentido de aquellos que señalan que en política; “cuando te toca, te toca”.

No es así, es un juego de ajedrez, son movimientos calculados, nadie tendría porque sacrificarse en movimientos absurdos del poder solo aquellos ávidos del mismo no miden las consecuencias. Hay ocasiones, en que simplemente ver el juego desde la banca es lo más adecuado, hasta que llegue el momento, el fin siempre es la obtención del poder, después de eso encauzarlo para el bien social, en esta última etapa muchos se pierden.
Me encantaron las declaraciones de Shariana Ferrer del colectivo feminista para el New York Times en las que señala; “Nadie puede atribuirse el crédito por este acontecimiento, ya que este movimiento no tiene líderes. Se trata de un movimiento orgánico, pero no es espontáneo, es la culminación de años de trabajo popular, comunitario y de organizaciones políticas sociales”.

Finalmente, solo queda cuestionarnos; ¿cómo los boricuas lo lograron en dos semanas? y en Venezuela el régimen se enquisto con tanta profundidad que ningún golpe logra derrocar al dictador, ¿por qué en México todos nos quejamos, pero por años no pasa nada?, estos días Puerto Rico dio el ejemplo, organización y amor a su gente, estas noticias sanean y nos dan un rayito de esperanza.

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Publicidad Caleb Ordoñez 

Opinión

La valentía de ser uno mismo. Por Itali Heide.

La mayoría de los días, odio mi cuerpo. Algunos días aparece como un disgusto pasivo, mientras empujo las inseguridades que viven dentro de mí a un segundo plano. Otros días, consume mi mente. El aspecto de cada uno de mis rincones me atormenta los días en los que no soy capaz de mirar más allá del físico de mi existencia.

Es especialmente difícil cuando me considero feminista y positiva con respecto al cuerpo. ¿Cómo puedo apoyar y amar el cuerpo de los demás y, sin embargo, encontrar espacio para odiar el mío? Parece casi hipócrita, pero no puedo encontrar la manera de evitarlo.

Me levanto por la mañana y decido que hoy me voy a querer a mí misma. Me ducho, me maquillo, me pongo un atuendo con el que me sienta feliz y luego pierdo toda la confianza en mí misma cuando me veo en el espejo. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que he ganado más de un kilo desde la cuarentena. Pero lo más probable es que tenga que ver con el hecho de que seguimos siendo bombardeados con estándares imposibles a los que nos hacemos responsables, incluso cuando no exigimos a los demás el mismo estándar.

No todos los días son así. A veces, mi maquillaje se ve justo como quiero. Mi outfit parece haber sido elegido por un estilista. La confianza en mí misma se dispara en esos días, aunque son poco frecuentes. En esos días, aprovecho al máximo lo que soy. Quién sabe, quizá en los días malos recuerde quién era cuando me sentía yo misma.

Al fin y al cabo, cuando más nos sentimos como nosotros mismos estamos contentos con nuestro aspecto, ¿no? Ni siquiera tiene una correlación con el físico, pero impacta directamente en la forma en que nos sostenemos y nos sentimos cuando entramos por la entrada de algún lugar. Parece que pensamos que todo el mundo es perfecto. Nos fijamos en lo que no tenemos en los demás, e ignoramos lo que sí tenemos cuando los demás no lo tienen. Parece ser la naturaleza humana, pero me gusta creer que nos hemos enseñado a pensar que la perfección es la única forma de ser.

Los estándares de belleza han existido desde que la humanidad ha dado valor a la apariencia de las personas (especialmente a la mujer). El poder que tiene sobre nosotros es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos borrado el cuerpo humano natural de la existencia y lo hemos sustituido por un cuerpo de modelo que se supone que representa la mejor versión de nosotros mismos. La verdad es que la mejor versión de nosotros mismos no necesita dietas, ejercicio excesivo, photoshop, filtros y poses incómodas.

¿Qué necesita realmente la versión auténtica de nosotros mismos? Necesita correr, explorar, tocar, sentir, llorar, reír, aprender y ser libre. Nuestro cuerpo está hecho para mucho más que para convertirse en una estatua de los estándares de belleza, y a menudo nos olvidamos de ello. Nos negamos a salir de nuestra habitación sin maquillaje, sin un atuendo que nos haga sentir seguros, sin algo que cubra la autenticidad que nos hace ser quienes somos.

Quien eres, es quien estás destinado a ser. Si quieres ponerte delineador de ojos, adelante. Si quieres llevar capa y vestido, hazlo. ¿Quieres ir al gimnasio y ponerte musculoso? Nadie te lo impide. La vida es un juego y tú eres el avatar que tienes la suerte de personalizar. Sin embargo, no olvides que eres igual de valioso sin todas esas cosas. El mundo está hecho para ser disfrutado, y nada superficial te dará las herramientas necesarias para sentirte realmente feliz en el mundo. Sé tú mismo, pero no olvides que eres más que lo que aparentas ser.

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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