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Revista

Los Power Rangers tendrán una nueva película ambientada en los ’90

Paramount Pictures está trabajando en una nueva película de los Power Rangers que dejará atrás lo hecho por la cinta de 2017 (que fue desarrollada por Lionsgate) y se presentará con un nuevo elenco y equipo creativo.

En ese sentido, desde The Hollywood Reporter cuentan que el estudio está negociando con Jonathan Entwistle para que asuma la dirección el proyecto. Entwistle, quien es reconocido por crear la serie The End of the F—ing World, todavía no sella un acuerdo con Paramount por lo que su participación en esta iniciativa no está completamente asegurada.

Power Rangers es una de las franquicias más queridas por todos quienes crecieron en los ’90, sin embargo, la película más reciente de la saga no alcanzó el éxito que sus responsables esperaban. Pero parece que esta nueva producción quiere apostar por volver literalmente a las raíces de la saga y presentar su historia en la década de 1990.

Comic-Con 2019: Hasbro presentó a su nueva colección premium de Power Rangers19 Jul 2019
De acuerdo a THR, la nueva película ” involucra un elemento de viaje en el tiempo que llevará a los niños a la década de 1990?. En ese sentido, los protagonistas que serán jóvenes de la época actual deberán “encontrar una manera de volver a su presente al estilo de ‘Volver al Futuro’”.

El guión del reinicio de los Power Rangers correrá por cuenta de Patrick Burleigh (Peter Rabbit 2: The Runaway), mientras la producción estará a cargo de Hasbro a través de Allspark Pictures.

Recuerden que Hasbro compró Power Rangers el año pasado, por lo que esta será la primera película de la franquicia tras esa adquisición y se sumará a otras películas producidas con Hasbro y Paramount como Bumblebee y los proyectos de Snake Eyes y Micronauts.

Fuente: Mouse

Revista

Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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