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Ciencia y Tecnología

Facebook podría convertirse en un cementerio digital

Facebook corre el riesgo de convertirse en un cementerio digital a finales de siglo, cuando se estima que, de seguir creciendo el número de usuarios, podría alcanzar los 4.900 millones de perfiles de usuarios fallecidos, si bien para que éstos sobrepasen a los de los vivos, el crecimiento de usuarios tendría que mantenerse como en 2018.

La información que los usuarios comparten en Internet genera grandes cantidades de datos que perviven en la Red incluso después de su fallecimiento. Estos restos digitales que han empezado a preocupar a los investigadores, que han llegado a ver las redes sociales como cementerios digitales en un futuro si a medida que el mundo se conecta se incrementan también las cifras de mortalidad.

En este sentido, el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford ha estudiado el potencial crecimiento de los restos digitales a lo largo del siglo XXI, y para ello, se ha centrado en la red social Facebook, como explican en el texto del estudio.

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Esta plataforma cuenta con una política específica para perfiles de usuarios que han fallecido. La cuentas conmemorativas están al cargo de un contacto de legado, que decide si la cuenta se elimina definitivamente o si se mantiene como homenaje al usuario fallecido.

El estudio se centra en todas las cuentas de usuarios que han fallecido, hayan sido convertidas en conmemorativas o no, así como en datos públicos sobre predicción de mortalidad entre los años 2000 y 2100. Para llevarlo a cabo, lo han dividido en dos fases: el primero presupone que no se unirán nuevos usuarios a partir de 2018, mientras que el segundo asume que Facebook continuará creciendo un trece por ciento cada año.

En el primer escenario, se mantiene el número de usuario de la plataforma en el año 2018, y se estima que al menos 1.400 millones de usuarios morirán entre ese año y 2100 (el 98% de los usuarios de la base de 1.430 millones que maneja el estudio). Con un crecimiento constante de los fallecimientos, los muertos superarán a los vivos en Facebook hacia el año 2070.

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Si se atiende a las distintas regiones del mundo, la proporción de usuarios muertos en Asia representará casi el 44 por ciento para finales de siglo (la mitad procedentes de India e Indonesia), que en conjunto representarán casi 279 millones de muertes en Facebook para el 2100.

El segundo escenario asume que Facebook continuará creciendo un trece por ciento cada año, el número de usuarios fallecidos podría alcanzar los 4.900 millones antes de finales de siglo. Si bien en este caso los perfiles pertenecientes a usuarios fallecidos no sobrepasarían a los de los vivos en el presente siglo, la paridad entre unos y otros se alcanzaría en las primeras décadas del siglo XXII.

Este segundo caso refleja, además, un redistribución geográfica del crecimiento de los perfiles de los usuarios fallecidos. Según las estimaciones del estudio, la mayoría de este tipo de perfiles se localizarían en África, y Nigeria acapararía más del 6 por ciento del total. Por el contrario, los usuarios occidentales representarían una minoría, y únicamente Estados Unidos aparecería a la cola del top 10.

Este estudio, como explican sus responsables, no debe interpretarse «como una predicción del futuro», sino como «un comentario sobre el presente», en tanto que busca explorar los aspectos «macroscópicos y cuantitativos» de las redes sociales y supone una «oportunidad para responder con políticas de intervención meditadas y efectivas».

Excelsior

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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