Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron una plataforma circular que corresponde al zócalo del Monumento a la Independencia, proyectado en 1843 y que nunca se erigió, del cual derivó el nombre dado a la plaza principal de la Ciudad de México.
A través de la supervisión arqueológica del proyecto de rehabilitación de la Plaza de la Constitución, el equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH detectó el basamento de ocho metros de diámetro y 28 centímetros de altura, rodeada por un patio circular de tres metros de ancho, al norte del asta bandera.
De acuerdo con el INAH, se trata del monumento proyectado por el entonces presidente Antonio López de Santa Anna para conmemorar la Independencia, cuya primera piedra se colocó el 16 de septiembre de 1843.
Los arqueólogos Alejandro Meraz, Gonzalo Díaz, Rubén Arroyo y Ricardo Castellanos detallaron que el espacio estaba delimitado por una banqueta circular de 28 centímetros de altura, la cual presenta accesos al norte y al oriente, alineados con las entradas principales a la Catedral Metropolitana y al Palacio Nacional, que serviría para instalar una balaustrada.
El basamento fue afectado por una excavación hecha a fines del siglo XX para introducir el asta bandera, de ahí que se encuentra seccionado.
«La plataforma está construida con un núcleo de mampostería y paramento de bloques de basalto de diferentes dimensiones; el piso del patio consta de lajas, mientras que la banqueta está conformada por grandes bloques de basalto, riolita y andesita”, explicó Alejandro Meraz Moreno.
Luego de un registro minucioso en fotografía, dibujo y escaneo, el equipo de especialistas ha protegido los vestigios históricos del zócalo mediante una cubierta geotextil y tepetate, para permitir la continuidad de los trabajos de rehabilitación de la Plaza de la Constitución, a cargo del Gobierno de la Ciudad de México.
Para los arqueólogos resulta significativo que un elemento arquitectónico de estas dimensiones defina una de las plazas más grandes del mundo.
El INAH refirió que López de Santa Anna quiso aumentar el espacio libre de la Plaza Mayor de la Ciudad de México y para ello mandó derribar el mercado del Parián, que ocupaba casi la mitad de la misma, con la idea de erigir un Monumento a la Independencia al centro de la explanada.
Por una litografía de Pedro Gualdi de 1843 y una carta del escultor Manuel Vilar, se sabía que el monumento estaría “compuesto de un basamento octavado», sin embargo, como el mismo Vilar agrega en la misiva fechada el 26 de marzo de 1846, la conclusión de la obra estaba en duda pues el gobierno se encontraba endeudado.
En 1875, sobre la plataforma (el zócalo) se instaló un quiosco traído de Francia, al que le fue adosado un murete circular de ladrillos y argamasa, el cual también ha sido registrado.
De acuerdo con los expertos, durante los trabajos de salvamento arqueológico en 1983, con motivo del proyecto de la Línea 8 del Metro, su colega Fernando Miranda y su equipo de colaboradores registraron el basamento, pero éste no pudo ser explorado en su totalidad.
Para recordar el hallazgo del verdadero “Zócalo”, además de una moneda del año en curso que dejarán en el sitio para consignar su excavación, existe la propuesta de instalar una placa conmemorativa.
El Economista