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Opinión

37,129,287 votos necesarios. Por Caleb Ordoñez T.

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El periodista Caleb Ordoñez dice que si la maquinaria humana del presidente López Obrador logra que el 40% de la lista nominal salga a votar el próximo domingo, ahí sí estaría demostrando un poder de convocatoria absoluto.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez Talavera

La polarización política del país tiene una cita el próximo 10 de abril, cuando se lleva acabo la primera votación para que el presidente de la República sea ratificado, o en su caso destituido por parte de la mayoría de los mexicanos inscritos en el listado nominal del Instituto Nacional Electoral.

El debate que ha generado dicha consulta pública ha llegado a los puntos más álgidos, donde se ha puesto en jaque incluso la permanencia del INE pues está en un seriopredicamento; como un juez que tiene muchas variantes para perder y muy pocas para ganar.

El próximo domingo se llevará a cabo una elección donde el único protagonista es López Obrador. Una apuesta fallida a todas luces, pues la intención de esta estrategia era que el ejecutivo apareciera en la boleta de las elecciones intermedias del 2021 con el objetivo de reforzar a los candidatos de su partido Morena, pero también para cumplir con una muy complicada misión: Superar el 41% de participación de los mexicanos que están capacitados para sufragar.

Sin duda el INE ha puesto trabas para que la revocación de mandato no haya sido una gran exaltación hacia la figura de AMLO, quizá con el temor de que esto produjera la intención del mandatario y sus seguidores por una reelección…

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Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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