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90% de llamadas para denunciar violencia contra las mujeres son falsas: López Obrador

El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó este viernes que el 90 por ciento de las llamadas que recibe el 911 para denunciar violencia contras las mujeres son falsas.

«Te voy a dar otro dato, que no quiere decir que no exista la violencia contra las mujeres, porque no quiero que me vayan a malinterpretar. El 90 por ciento de esas llamadas que te sirven de base son falsas, está demostrado», dijo al ser cuestionado sobre la problemática durante su conferencia matutina.

López Obrador agregó que se ha detectado un porcentaje similar en el número de llamadas que el Metro recibe sobre supuestas amenazas de bomba.

El mandatario se refirió a las cifras sobre un aumento de 32 por ciento en las llamadas por violencia de pareja y de 23 por ciento por violencia familiar entre enero y marzo.

En abril se dio inicio la Jornada Nacional de la Sana Distancia ante la pandemia del COVID-19, por la que se determinó que solo las personas que realizan actividades esenciales saldrían de sus domicilios y se suspendiera las clases.

Al respecto, López Obrador descartó que esta permanencia por más tiempo en los hogares sea la razón del aumento en esas llamadas.

«En la casa de los mexicanos están los hijos, las nueras, los nietos y siempre ha habido una convivencia en armonía. En otras partes, donde no existe esta tradición, esta cultura, pues puede ser que al darse el aislamiento se provoquen agravios, confrontación y violencia. Yo no estoy diciendo que en México no haya esta confrontación, pero que se tenga que extrapolar lo que sucede en otras partes pues es un poco lo que pasó con el modelo neoliberal que lo aplicaron a rajatabla en todos lados», explicó

López Obrador reafirmó que tanto Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, como Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), continúan atendiendo el tema del incremento de la violencia contras las mujeres.

De acuerdo con datos de la Iniciativa Spotlight, en México se registró un aumento de 22.3 por ciento en las llamadas al 911 para reportar violencia de género en marzo, en medio de la cuarentena por la pandemia.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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