La «maldición» de los Kennedy no es más que una trágica sucesión de desdichas que afectaron al clan político más célebre de EE.UU. desde hace casi 70 años creando una especie de mito imparable, envuelto por el irresistible halo que rodea a esa dinastía, con el asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963 como núcleo de toda esa pesadilla familiar.
Su muerte a los 46 años se produjo ante los ojos del público cuando fue tiroteado en la ciudad de Dallas (Texas) mientras se trasladaba en una limusina presidencial descapotable y saludaba a la multitud en compañía de su esposa Jacqueline.
Ese momento, que dio origen a decenas de teorías conspirativas -a lo que contribuyó la muerte de su asesino, Lee Harvey Oswald, dos días después- fue capturado para la posteridad gracias a las imágenes grabadas por el transeúnte Abraham Zapruder, que ayudaron a convertir el asesinato del presidente más carismático de EE.UU, en un hecho icónico.
El 6 de junio de 1968, la historia se repitió y Robert Kennedy, hermano menor de JFK a punto de proclamarse candidato oficial demócrata a la Casa Blanca tras ganar las primarias de California, fue tiroteado por el palestino Sirhan Bishara Sirhan en uno de los salones del Hotel Ambassador, de Los Ángeles…. continua
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