La futura madre Maggie Baumann sabía que definitivamente no “comería por dos”. No podría.
“Subir a la báscula en el consultorio del médico era muy conflictivo para mí”, dijo en entrevista Baumann, quien ahora es especialista en trastornos de la conducta alimentaria y que dedica una parte de su práctica a las embarazadas y madres con este tipo de condiciones.
Medía 1.70 metros y pesaba un poco más de 61 kilogramos. Aumentó 14.5 kilogramos en su primer embarazo, lo que concuerda con los entre 11 y 16 kilogramos que los médicos dicen que debe subir una embarazada.
Pero en su segundo embarazo no iba a dejar que “eso” ocurriera de nuevo, dijo.
‘Pregorexia’
«Pensaba: ‘No voy a hacer eso de nuevo, no voy a ponerme tan grande. No voy a salirme de control’”, dijo Baumann, quien narró su experiencia por primera vez en un blog en 2009 y ahora coescribe un capítulo sobre embarazo y trastornos de la conducta alimentaria para un libro que será publicado en 2014.
No se percató en ese momento, pero era una entre tantas mujeres que desarrollan una obsesión extrema con el peso durante el embarazo, lo que se conoce como “pregorexia”.
La pregorexia no es un diagnóstico médico reconocido formalmente, sino un término acuñado recientemente por los medios, el público y algunos médicos para describir las manifestaciones de trastornos alimentarios durante el embarazo, lo que podría incluir dietas y ejercicio intensos, pero también comer en exceso y vomitar.
No toda mujer que lucha con el aumento de peso en el embarazo tiene un trastorno de la conducta alimentaria, aclaró Ovidio Bermudez, director médico en el Centro de Recuperación Alimentaria en Denver, Colorado, Estados Unidos.
Sin embargo, para algunas mujeres “realmente esto es otra lucha, otra manifestación de su patología relacionada con los trastornos alimentarios. Y esas (mujeres) son probablemente las que lo llevarán al extremo y quienes probablemente tendrán sus propias consecuencias de salud, al igual que pondrán en riesgo a su embarazo y al feto, al bebé”, dijo.
En el caso de Baumann, comenzó rutinas intensas y extendidas y no comía lo suficiente. A las 11 semanas presentó sangrado en el útero y su médico, con temor de un posible aborto, le ordenó que dejara de ejercitarse inmediatamente. No lo hizo, porque no podía. A los siete meses el bebé era demasiado pequeño y no recibía los nutrientes suficientes.
“No entró en mi cabeza como: ‘Ahora necesito empezar a esforzarme por este bebé’. (Sino que) pensaba: ‘oh, bueno, no iré al gimnasio… solo me ejercitaré en otro lugar’”, dijo Baumann.
Era su secreto. Nadie sabía de sus entrenamientos extendidos, la restricción de calorías, los comportamientos de trastornos alimentarios con los que batalló toda su vida y ahora de nuevo como futura madre.
Nadie sabía cuán horrible se sentía sobre sí misma.
“El mayor factor es la vergüenza porque ¿qué madre… restringiría sus calorías o se ejercitaría de más y lastimaría a su bebé?”, dijo Baumann.
El rol de la cultura de celebridades
En nuestra cultura de tabloides, obsesionada con las celebridades mediáticas, cada vez que una celebridad se embaraza hay un enfoque constante en cuánto peso aumenta y cuán rápidamente lo pierde, dijo la vocera de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios de Estados Unidos, Claire Mysko.
Piensa en Kate Middleton, Beyonce y Kim Kardashian.
“Entre 2003 y 2005 se duplicó el número de portadas relacionadas con los bebés o con el peso durante el embarazo en los tabloides y desde ese entonces, si una celebridad está embarazada, casi se espera una mención acerca de su cuerpo durante el embarazo y luego habrá una cuenta regresiva sobre cuán rápido perderá ese peso”, dijo Mysko, coautora del libro ¿Este embarazo me hace ver gorda?.
Mysko dijo que para el libro entrevistaron a más de 400 mujeres que sienten cada vez más presión por tener el embarazo “perfecto” y recuperar sus siluetas rápidamente: “Absolutamente, tiene un efecto en las mujeres y absolutamente impulsa y valida esta obsesión con el peso durante y después del embarazo (…) Ciertamente aumentó esta ansiedad que las mujeres sienten”.
Las mujeres con más riesgo
Las mujeres que lucharon con trastornos de la conducta alimentaria anteriormente en sus vidas, como Baumann, tienen mayor probabilidad de presentar trastornos alimentarios mientras están embarazadas, dicen los expertos.
“A las mujeres que saben que tienen historial de una mala imagen corporal y de trastornos alimentarios les diría que realmente se tomen en serio eso durante el embarazo y que sean honestas sobre ese historial con sus médicos prenatales y los que las atienden después del parto”, dijo Mysko.
Pero un trastorno alimentario en tu pasado no garantiza que tendrás uno en el embarazo. De hecho, Mysko tuvo un trastorno alimentario en su adolescencia, pero durante el embarazo apreció su cuerpo en una forma nueva.
Hay que considerar a la falta de aceptación como una “señal de advertencia” de posible trastorno alimentario: «Si el diálogo en lugar de ser ‘¿Mi bebé será saludable y cómo se llamará?’ se convierte en: ‘¿Qué significa esto para mí y cómo me veré? ¿Seguirás amándome?’, especialmente en un grado exagerado», dijo Bermudez.
La culpa
Cuando Baumann dio a luz a su segundo bebé, solo había aumentado 8 kilogramos, comparados con los 14.5 de su primer embarazo. Su hija desarrolló convulsiones en los primeros meses de su vida, y su médico dijo que probablemente estaba relacionados con la mala nutrición que recibió en el útero.
“Sentí que le provoque esto y me culpé y mi trastorno alimentario empeoró”, dijo Baumann.
Casi 10 años después, finalmente recibió tratamiento. Su hija, quien ahora tiene veintitantos años y está perfectamente saludable, se enojó cuando descubrió lo que había hecho durante el embarazo.
“Tenía que dejar que estuviera enojada conmigo”, dijo Baumann. “Tuvo que procesar enterarse de que hice esto y pensar, ‘¿por qué mi madre no me alimentó?’”.
“Si no tienes un trastorno alimentario, es muy difícil de entender”, agregó.
“Hay tantas mamás (…) y embarazadas que están tan avergonzadas que no quieren contarle a nadie lo que hacen”, dijo Baumann. Pero las mujeres deben saber que no están solas y que pueden recibir ayuda, agregó.
“Puedes recuperarte de tu trastorno alimentario, y puedes recuperarte de ser una mamá o una mujer embarazada con un trastorno alimentario y de esa vergüenza”, dijo Baumann. “Puedes recuperarte”.
Fuente CNN
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