Culpa a la panza de embarazada y al enamoramiento de nuestra cultura pop con las celebridades, pero hoy en día, las mujeres normales tienen otra razón para sentirse inadecuadas: la maternidad.
En la última década, para la élite de celebridades, los bebés se pusieron tan de moda como los bolsos Birkin.
Si estás en un móvil mira las fotos de madres célebres mayores de 40 años.
Los medios alimentaron el frenesí de fertilidad, al cubrir cada caso de cada estrella de Hollywood embarazada, o potencialmente embarazada. Con cada reporte a detalle del glamoroso embarazo de una mamá-celebridad, desde el aumento excesivo de peso hasta la pérdida de peso dramática después del parto, las mujeres ven una representación distorsionada del embarazo.
Pero quizá nada hace más mayor daño a las mujeres que la cobertura mediática de las celebridades mayores de 35 años que parecen embarazarse fácilmente siempre que quieren, escribe Tanya Selvaratnam en su nuevo libro La gran mentira: maternidad, feminismo y la realidad del reloj biológico.
Todos hemos visto las imágenes de las revistas. Halle Berry tuvo un bebé a los 47 años, también Kelly Preston. Uma Thurman tuvo su tercer hijo a los 42 años. Julianne Moore, Tina Fey y Salma Hayek tuvieron hijas a los 41 años. Jane Seymour tuvo gemelos a los 45 años y Mariah Carey dio a luz a los suyos a los 42 años. Estas mujeres no solo se ven como si no envejecieran, sino que desafían a la biología.
“Una de las razones por las que escribí el libro fue porque estaba frustrada por los mensajes contradictorios y la información”, dijo Selvaratnam. “Vemos a celebridades que tienen hijos aparentemente sin ningún problema y no tenemos idea de lo que pasaron. Vemos el resultado final, pero no la lucha (por embarazarse)”.
En el libro, Selvaratnam comparte su propio viaje con tres abortos involuntarios, múltiples tratamientos de fecundación in vitro, cáncer y el daño final en su matrimonio. Explora el impacto de la maternidad tardía y la mala información que las mujeres reciben, no solo de imágenes aspiracionales de celebridades, sino también de sus propios médicos.
Selvaratnam escribe que después de su primer aborto involuntario, a los 37 años, su ginecoobstetra le dijo que todavía “tenía tiempo” para embarazarse. Así que en lugar de acudir a un centro de fertilidad, esperó, y ese fue un grave error.
La “Gran mentira”, escribe, es que las mujeres pueden hacer lo que quieran con su tiempo. Pueden retrasar la maternidad hasta que estén listas financiera y emocionalmente, seguras en sus carreras y encuentren a esa pareja perfecta, y si tienen problemas para embarazarse, la medicina moderna milagrosamente les dará un hijo.
Los 40 pueden ser los nuevos 30, pero los ovarios no recibieron el mismo ‘rediseño de imagen’. Incluso con todos los avances en la tecnología reproductiva, los óvulos tienen una vida útil limitada y las probabilidades de tener un hijo después de los 40 años son sorprendentemente escasas.
Una mujer en sus veintitantos años tiene entre 20 y 25% de probabilidades de concebir naturalmente por cada ciclo menstrual. A principios de la década de los 30 años, la probabilidad de embarazo es de 15% por ciclo, según el Centro del Sur de California para Medicina Reproductiva en Estados Unidos. Después de los 35 años, las probabilidades de embarazo sin intervención médica son del 10%. Después de los 40, esa cifra cae al 5%, y las mujeres mayores de 45 años tienen un 1% de probabilidad de concepción.
Entre las mujeres de entre 40 y 44 años, la cantidad de mujeres que no tienen hijos por elección es igual a la de aquellas a quienes les gustaría tener hijos, pero no pueden tenerlos, según un análisis de datos de la Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar de Estados Unidos, citado en un estudio del Centro de Investigación Pew realizado en 2008.
Quizá uno de los mayores mitos hoy en día es la capacidad de la ciencia de hacer bebés para las mujeres a casi cualquier edad. Selvaratnam dice que vemos las historias de éxito, pero raramente escuchamos sobre las altas cifras de los intentos fallidos. En un reporte de 2009 sobre las tecnologías de reproducción asistida (ART, por sus siglas en inglés), de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se encontró que el factor más importante que afecta las probabilidades de un embarazo exitoso a través de las ART es la edad de la mujer. Selvaratnam reporta que a los 40 años, la probabilidad es de 18,7%; a los 42 de 10% y a los 44 de 2,9%.
“Somos la generación conejillo de indias para probar los límites de nuestra fertilidad, o nuestras probabilidades de tener un hijo. El impacto, la falta de preparación y la presión que las mujeres sentimos en general con respecto a nosotras mismas como seres reproductivos, se añaden a la vergüenza que las mujeres sienten cuando no pueden embarazarse”, dijo Selvaratnam.
También afirma que el feminismo pudo llevar a conclusiones erróneas a las mujeres de la Generación X, al evitar el tema de la maternidad y la biología. La tendencia de retrasar a la maternidad tenía el objetivo de empoderar a las mujeres, pero irónicamente pudo ser contraproducente, al dejar a las mujeres infértiles y desesperadas por tener un bebé. Selvaratnam cree que necesitamos reconciliar a la maternidad con la idea de ser una mujer educada, independiente y exitosa.
Selvaratnam sugiere que la información sobre la fertilidad y las realidades de retrasar la maternidad sea promocionada como los anticonceptivos. Sugiere que a cada mujer joven debe mostrársele una tabla del tiempo de su fertilidad, para que entienda cuándo sus óvulos están mejor y cuándo la cifra comenzará a reducirse. Cree que con esa información, las mujeres pueden tomar decisiones más estratégicas sobre intentar embarazarse, o al menos no estarán cegadas si tienen dificultades porque esperaron.
Selvaratnam reporta que la cantidad de óvulos en el primer ciclo menstrual de una niña es de entre 300.000 a 400.000. Para los 30 años, bajan a entre 39.000 y 52.000, que es aproximadamente el 12% de los óvulos que tenían la pubertad. Para los 40 años, solo tienen el 3% de las provisiones iniciales de óvulos; aproximadamente entre 9.000 y 12.000 óvulos, y muchos de estos óvulos no serán viables.
Irónicamente, en esta época de compartir en exceso en redes sociales, la infertilidad todavía permanece envuelta en silencio. Selvaratnam quiere quitarle el estigma a los abortos y a la infertilidad y conectar a las personas para que hablen.
“Cuando las mujeres tenemos abortos o infertilidad nos sentimos fracasados. Quiero que las personas se percaten de cuán comunes son estos problemas. Cuando ves las estadísticas, queda claro que no estás sola”, dijo Selvaratnam. “Ves a las celebridades y piensas: ‘¿Cuál es mi problema?’, cuando parece funcionar para todas estas personas. Pero la verdad es que, para la mayoría de las personas, no funciona”.
Selvaratnam también espera que su libro cambie las políticas públicas. Aboga por mejores seguros de atención médica que cubran tratamientos de infertilidad, así como una mejor educación pública para las mujeres.
Cambiar el paradigma para las mujeres en el trabajo, aumentar la flexibilidad trabajo-vida y crear un cuidado infantil más asequible, cree, también están íntimamente vinculados con apoyar a las mujeres para que puedan volverse madres. Tomarte un descanso de tu carrera, o regresar fácilmente a trabajar, son cuestiones fundamentales para facilitar el camino para que las mujeres tengan un bebé a finales de sus veintitantos o principios de sus treinta y tantos (el momento óptimo para la fertilidad), pero a menudo un momento terrible para interrumpir sus carreras.
“Necesitamos encontrar formas de ayudar, grandes y pequeñas. En lugar de juzgarnos, debemos apoyarnos. Quiero que las personas vean mi historia y vean cómo pueden prevenir que les pase a ellos”.
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