El famoso juego de los caramelos podría estar emparentado con algunos “dulces”, no tan inocentes, como las drogas, debido al efecto que produce en los usuarios, quienes buscan un nivel satisfacción general.
Alejandra López, investigadora del departamento de Prevención de Adicciones de la UNAM, explicó que en algunas personas que juegan estas aplicaciones se puede presentar casos de ludopatía, en los que la ganancia, a diferencia del Casino o el Poker, no es monetaria.
“La ganancia en estos casos sería la enajenación, la posibilidad de olvidar algo o de sentirse bien superando retos. Se busca un nivel de satisfacción general, que aún perdiendo o “casi ganar”, se obtiene, tal como lo hace una droga”, afirma López.
A esta necesidad de completar una tarea pendiente se le ha denominado el efecto Zeigarnik, término que surgió en 1927 gracias a la psicóloga Bluma Zeigarnick, quien descubrió un fenómeno en un camaerero quien recordaba fácilmente una lista larga de pedidos pero difícilmente recordaba lo que acaba de servir. Este efecto explica las conductas que pueden presentarse en las personas que juegan Candy Crush, y la ansiedad que puede generar de no completarse los niveles del juego.
Para Nuyud Yassine, especialista y terapeuta del Centro de Rehabilitación Punto de Partida, la forma en que está diseñado el juego, que consiste en 400 niveles, con un sentido de complejidad cada vez más avanzado y un lapso de suspensión de 30 minutos si el jugador pierde sus vidas en un nivel, genera más apego y ansiedad.
“Terminar un nivel y comenzar otro, como si no hubiera un fin, da una sensación de placer continuo que atrapa a la persona. Cuando se da este síndrome de abstinencia, es común, que como en cualquier adicción, en este caso la ludopatía, se presenten arranques de ansiedad y depresión”, dijo.
Yassine afirma que aunque la adicción a las aplicaciones de juegos no es visiblemente tan dañina como el juego en casinos o adicciones a sustancias, es parte de un mismo mal y puede llegar a aislar al usuario y orillarlo a dejar de hacer sus actividades cotidianas.
“Se consideraría ya una adicción cuando la persona dejara su vida aparte, perdiera comunicación con los demás o dejara de salir por estar pegado al juego. Sin embargo, hay muchos factores que pueden detonar la adicción”, aseguró la terapeuta.
La académica de la UNAM, Alejandra López asegura que en México no existen investigaciones profundas sobre los impactos sociales e individuales de la ludopatía en general. “Está un poco invisibilizado, no sólo faltan estudios sobre las consecuencias de las adicciones a los juegos de aplicaciones, si no de la ludopatía en general”.
Lanzado en 2012, Candy Crush genera 600 mil dólares diarios por personas que pagan por seguir jugando, puede jugarse en diversas plataformas, desde el I Phone hasta la PC. De acuerdo con la Fajer (Fundación Andaluza de Jugadores Rehabilitados), 150 millones de personas usan dicha aplicación, de las cuales, la mayoría de adictas al juego son mujeres.
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