Desabridas estuvieron las disculpas que ofreció el alcalde Javier Garfio a los deudos del Aeroshow, que dejó nueve muertos y decenas de heridos, pero también puede interpretarse como un acto de mesura, sin linchar a sus antecesores ni tomar el dolor ajeno como un escaparate político. Se limitó a dar un discurso cumplidor.
Las familias de las víctimas no sintieron alivio con sus palabras, ni era la intención, sino calmar a las organizaciones de derechohumanistas que tomaron el caso y que levantaron polvo a nivel nacional. No obstante, más allá de lo gris que lució, hay que reconocer que no puso peros a la recomendación y salió a dar la cara por una regada que no fue suya.
Si algo puede ayudar a los deudos es que se haga justicia y se encarcele a los empresarios que se quedaron con el billete y nada más quisieron ahorrarse en unas llantitas para las vallas de contención, lo que costó el dolor a decenas de familias y a la sociedad chihuahuense entera, que no podrá asistir a un evento familiar con confianza en varios años.
Aún resuena la frase de Garfio “Yo no puedo salir con un manojo de dinero o con la chequera y decirles fórmese porque les voy a pagar, porque primero no sé qué es lo que hay que pagar y no sé cuánto es lo que corresponde a cada uno de los afectados”. Una frase quizá no malintencionada, pero sí cargada de torpeza.
A final de cuentas, precisamente eso tendrá que hacer. Pasarle una lista a Ricardo Mejiaborja, pedirles que se formen y pagar lo que les corresponde.
En el caso de Gobernación municipal, suena a ridícula su actuación en la Feria de Santa Rita, ‘sancionando’ con multas de risa por cantar narcocorridos… a los ídolos de los narcocorridos. Sin embargo, también hay que reconocer que es todo lo que pueden hacer, pues la ley no los faculta a más y es el patronato de Santa Rita el que debería rendir cuentas al respecto.
A fin de cuentas estas medidas quedan como una humillación para la autoridad, que exhibe su impotencia y doble moral, pues por un lado ensalzan y promueven a estos artistas, pero luego los reprenden por los mismos motivos ¿quién diablos los entiende?
A tal descaro llegó el asunto, que Gerardo Ortiz preguntó al público entre burlas si querían canciones o narcocorridos. La respuesta fue contundente y a los pocos minutos ya estaba entonando canciones como “’Nacho Coronel’, ‘Cara a la muerte’, ‘Serafín’, y ‘La última sombra’, todos de los ‘alterados’.
Pero se nota que el Aeroshow no sirvió de escarmiento, pues se sobrepasó por mucho el aforo del recinto, se vendió alcohol en exceso, fuera de horario y, en general, se pasaron por el ‘arco del triunfo’ todos y cada uno de los reglamentos municipales. Hasta riñas campales hubo.
Y siguiendo con los excesos, están los que realizó Jorge Lemus en Vialidad, quien tomó a comandantes y tropa y los convirtió en una rapaz pandilla que aterrorizaba a los conductores con multas y mordidas. La gente ya no quería ni sacar su coche, pero tenía que hacerlo pues el ViveBús no era ni es aún una opción eficiente.
Y ya que nos pasamos al asunto del ViveBús, el gobernador César Duarte convocó a una reunión para analizar el amparo que le otorgaron a los concesionarios de transporte, que si bien es provisional, se ha convertido en un dolor de cabeza para el Gobierno del Estado, pues de momento no pueden requisar las instalaciones ni las unidades.
Jorge Doroteo Zapata no halla ni dónde esconder la cabeza, pues sus muchachos nomás no obedecen y ahora debe escoger con quién quedar bien, pero de que alguien quedará ardido, pues quedará.
Y volviendo a temas grilleriles, una demostración de músculo es la que quiere dar Marco Adán Quezada, quien plagó las redes sociales y medios con fotos donde lo acompañan varios colaboradores, entre ellos reporteros que se sintieron beneficiados durante su gestión y que desde entonces le guardan total lealtad.
Se nota que Marco sabe cosechar amistades, y algunos dicen que también sabe corresponderlas. En estos tiempos lo han acusado de muchas cosas, menos de haber sido un saqueador, un corrupto, un mentiroso o, en general, un mal político. Si no la hubiera regado con el aeroshow iría directo para góber, pero ahora el camino se le complicó.
Revuelo está causando el registro de la frase ‘Que el cielo bendiga a Chihuahua’ por parte del Gobernador Duarte, la cual afirman la dijo Juan Pablo II durante su visita a nuestro estado.
Esto ha indignado a muchos católicos y a la sociedad en general, pero en especial a un personaje que se hace llamar César Pablo Martínez, quien hizo circular una carta en la que acusa al mandatario de tener registrados en su domicilio a una franquicia de Farmacias que han emergido como hongos en Chihuahua, a la Unión Ganadera y a una constructora, todas a nombre de Carlos Hermosillo, de la JCAS, a quien acusan de ser su socio y prestanombres.
No sabemos si sean ciertas estas acusaciones, pero lo cierto es que el agua está sonando y parece que las tempestades apenas están empezando. Se pondrá bueno.
You must be logged in to post a comment Login