El gobierno de Irlanda hará una investigación sobre lo que llamó un hallazgo “profundamente perturbador” de una fosa clandestina en un antiguo convento de monjas donde encontraron 796 cadáveres de niños que murieron entre 1925 y 1961. El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, se manifestó partidario de la investigación y de que se construya un monumento en honor a las víctimas.
Los restos óseos fueron encontrados en ese depósito en 1975, pero se creía que eran víctimas de la hambruna, pero no fue hasta ahora, gracias al hallazgo de certificados de defunción, que se relacionó ambos hechos y ha llevado a pensar que las religiosas se deshicieron de los cadáveres sin darles un entierro digno.
“Si no se establece una investigación pública o estatal sobre las cuestiones de gran preocupación que rodean este asunto, será importante que se desarrolle un proyecto de historia social que ofrezca una imagen precisa del papel desempeñado por esas casas en nuestra historia”, dijo Martin.
“Si hay pruebas”, que se “excave” la fosa y se “erijan monumentos” en ese lugar que lleven “los nombres de aquellos que murieron”, abundó.
Aunque aún no hay confirmación oficial, la investigación de la historiadora irlandesa Catherine Corless indica que podría haber 796 cuerpos de niños enterrados sin identificar en lo que antiguamente era el convento católico en Tuam, condado irlandés de Galway.
Corless descubrió certificados de defunción que indican que cientos de cadáveres de niños pueden yacer en el espacio que ocupaba un tanque séptico del edificio conocido como El Hogar, que le daba alojamiento a madres solteras y que estuvo regido de 1926 a 1961 por la hermandad de monjas de Bon Secours.
Ante el estupor general que ha provocado la noticia, el secretario de Estado de Educación y diputado por Galway, Ciaran Cannon, pidió al gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas, que “investigue urgentemente el caso”.
Los ministros de Justicia y de Infancia, Frances Fitzgerald y Charlie Flanagan, respectivamente, se han comprometido a estudiar el asunto esta semana para determinar la vía de investigación.
Los registros a los que ha tenido acceso Corless demuestran que los niños murieron principalmente por enfermedades como tuberculosis, así como por infecciones, defectos de nacimiento y partos prematuros.
Una inspección gubernamental de 1944 ya constató la existencia de malnutrición en algunos de los 271 niños que entonces vivían junto a 61 madres solteras en el convento, que anteriormente había sido una casa de trabajo para indigentes adultos y que hace décadas se demolió para construir viviendas.
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