Tres de los seis detenidos como sospechosos de haber asesinado al joven palestino Mohamed Abu Jadair, cuyo cadáver carbonizado fue hallado en la mañana del miércoles en un bosque de Jerusalén, han confesado el crimen, según fuentes de la Policía de Israel citadas por el periódico Haaretz. Varios de los arrestados son menores de edad, tal y como ha revelado la madre de uno de ellos en la edición digital del diarioYediot Ahronot, y ultraderechistas judíos, lo que permite inferir que el crimen fue una represalia por el asesinato de tres estudiantes judíos de 16 y 19 años, que el lunes fueron hallados muertos en Cisjordania tras 18 días desaparecidos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha telefoneado este lunes con la familia del adolescente palestino, según un comunicado de su oficina. Netanyahu ha prometido llevarlos ante la justicia: «Sobre ellos recaerá todo el peso de la ley. Denunciamos ese comportamiento brutal, el asesinato de su hijo es aborrecible y no puede ser aceptado por ningún ser humano».
Mientras, la escalada en la Franja de Gaza continuó en la madrugada del domingo con nuevos intercambios de hostilidades entre Israel y las milicias islamistas palestinas. Hamás anunció la muerte de seis de sus miembros en el derrumbamiento de un túnel de contrabando en la localidad de Rafah, junto a la frontera con Egipto. Según la agencia palestina Maan, el colapso se debió a un ataque aéreo. Las Fuerzas Armadas de Israel declinan comentar este punto y solo reconocen nueve bombardeos nocturnos contra 14 lanzaderas de cohetes y otros proyectiles, centrados en el norte de la Franja. Otros tres milicianos palestinos, uno de Hamás y dos de otras organizaciones, murieron en los bombardeos que, según fuentes de Gaza, también golpearon el sur. Esto eleva a nueve el número total de bajas y convierte la jornada en una de las más sangrientas desde la gran operación militar israelí Pilar Defensivo, a finales de 2012.
Asegura el Ejército que centraron sus ataques en el norte de la Franja donde, de acuerdo con fuentes palestinas, resultaron heridos cuatro civiles en la localidad de Beit Hanun. Los milicianos islamistas lanzaron, por su parte, 12 ataques con morteros y cohetes que impactaron en territorio israelí, hiriendo a un soldado. El domingo salieron de Gaza otros 40 proyectiles.
Las tensiones entre israelíes y palestinos aumentan desde la desaparición, el pasado 12 de junio, de tres estudiantes judíos de religión. Sus cadáveres aparecieron el pasado lunes en Cisjordania. Sus captores los habían tiroteado poco después de secuestrarlos. Tras el multitudinario entierro de los tres muchachos en Modín, se desataron el pasado martes desordenes públicos y persecuciones contra vecinos palestinos en Jerusalén. Horas más tarde apareció el cadáver calcinado de un joven palestino en la ciudad. Según se sabe hasta ahora, lo quemó vivo un grupo de ultraderechistas israelíes, en represalia por la muerte de los tres estudiantes. Hay seis detenciones. El mismo miércoles en el que apareció su cadáver comenzó en la Jerusalén ocupada una ola de protestas como no se veían desde el final de la segunda Intifada, hace casi 10 años.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido que hará “lo que sea necesario” para restaurar la seguridad a las comunidades del sur de Israel, que linda con Gaza. También ha advertido al ala derecha de su Gabinete de una escalada de la violencia entre Israel y Hamás. Netanyahu insiste en la contención y asegura a los militantes de Hamás que Israel “responderá con silencio al silencio“ de las armas. Hace días que se conoce la mediación de Egipto en unas negociaciones para regresar a un alto el fuego. Ni Netanyahu ni Hamás parecen interesados en que siga la escalada, pero los hechos apuntan a un agravamiento de la situación en la zona.
El portavoz de Hamás Sami Abu Zuhri acusa a Israel de la “grave escalada violenta” y ha amenaza con tomar represalias para que Israel “pague el precio”.
El País
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