Ocho días después del inicio de la operación Margen Protector lanzada por el Ejército israelí en la Franja de Gaza contra Hamás, el desequilibrio en el balance de víctimas mortales es notorio. Según los datos de las autoridades palestinas, entre sus ciudadanos se han producido ya 192 muertos. Por el contrario, los israelíes solo han tenido que lamentar hasta el momento una víctima mortal, la que se produjo ayer en la localidad fronteriza de Erez.
¿A qué se debe esta desproporción? No hay duda de que el dato refleja la apabullante superioridad militar israelí. Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) son uno de los ejércitos más avanzados tecnológicamente y mejor armados del mundo. Pero el factor diferencial en esta ocasión lo constituye la «Cúpula de Hierro», el sofisticado sistema defensivo capaz de interceptar los cohetes lanzados por Hamás desde la Franja antes de que alcancen su objetivo. La casi total efectividad de este sistema, operativo desde 2011, ha convertido en estériles la mayoría de los ataques que lanzan contra suelo israelí vecinos hostiles como Hamás en Gaza o Hizbolá en el Líbano.
Por el contrario, cada misil israelí causa verdaderos estragos y muchos castigan además a la población civil. Con casi millón y medio de habitantes concentrados en sus apenas 360 kilómetros cuadrados, la Franja de Gaza es una de las regiones más densamente pobladas del planeta. La potencia de fuego israelí y lo populoso de la región explican el elevado número de muertos. Los miembros de Hamás, que son los objetivos declarados de los proyectiles que lanza la aviación israelí, viven mezclados con la población local, que con frecuencia se convierte en víctima colateral de los bombardeos. Israel acusa a Hamás de utilizar a los civiles gazatíes como escudos humanos.
Las autoridades palestinas y trabajadores humanitarios en la zona aseguran, por el contrario, que los ataques israelíes son indiscriminados y esa es la causa de los extensos partes de bajas. Es frecuente que las bombas israelíes caigan sobre edificios donde, además de los cabecillas de Hamás, viven numerosas familias. Los responsables de Defensa de Israel aseguran que siempre lanzan un proyectil de advertencia sobre los edificios que van a ser bombardeados. Otras fuentes recalcan que ese procedimiento es confuso en un contexto bélico como el que sufren estos días los habitantes de la Franja y que muchas veces no hay tiempo suficiente para desalojar los inmuebles.
El Sinaí, cerrado
Otro factor que incide en el desigual balance de las hostilidades es el hecho de que la capacidad operativa de Hamás se ha visto muy mermada tras la caída de los Hermanos Musulmanes en Egipto. La llegada de El Sisi al poder supuso el cierre del paso de Rafá y un mayor control de las rutas que conectan la Península del Sinaí con Gaza, por las que llegaba la mayor parte de suministros de armamento para Hamás. La estabilización del Sinaí es una de las prioridades de El Sisi.
En cualquier caso, aunque la superioridad militar israelí es evidente, las FDI podrían tener que afrontar mayores costes si finalmente reciben la orden de embarcarse en una ofensiva terrestre en la Franja. En ese escenario es previsible un derramamiento de sangre todavía mayor y cuesta imaginar que los combates sobre el terreno no se cobraran también vidas humanas entre los soldados israelíes.
ABC
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