La Alta Representante de Política Exterior del bloque europeo, Catherine Ashton, defendió la convicción de los europeos de que si se aplica la pena capital «debe llevarse a cabo únicamente infligiendo el mínimo de sufrimiento posible», informó la agencia de noticias EFE.
La jefa de la diplomacia europea enfatizó que ese recaudo es «uno de los estándares internacionales mínimos» que deberían «respetar» los países que «insisten en mantener la pena capital», tras lamentar que «el estado de Arizona haya fracasado a la hora de notificar el origen y el contenido exacto de las drogas utilizadas.
En la misma línea, un comunicado de la Comisión Europea (CE) señaló su «preocupación» por las condiciones de la muerte de Wood y ordenó una completa revisión de la controvertida ejecución que reavivó la polémica, luego de que los abogados del reo informaron que estuvo «jadeando y resoplando durante más de una hora».
Ayer, poco después de conocidas las condiciones del fallecimiento de Wood, la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, ordenó una completa revisión de la ejecución, aunque señaló que con el fallo «se ha hecho justicia».
En medio de la polémica, el juez del Noveno Circuito del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos, Alex Kozinski, argumentó que la pena de muerte tendría que volver a practicarse con «los métodos más primitivos e infalibles», como la guillotina o el fusilamiento.
La silla eléctrica, la cámara de gas o la horca son métodos que -según el magistrado nombrado por el ex presidente Ronald Reagan y defensor acérrimo de la pena de muerte- causan «contratiempos ocasionales».
Kozinski reconoció, citado por el Washington Post, que las ejecuciones son «actos brutales y salvajes» que no deben «enmascararse» para «parecer serenos y pacíficos», pero subrayó que «si el Estado va a matar, al menos debería hacerlo de manera efectiva».
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