Berlín, Alemania.- El científico mexicano Alejandro Cabrera Fuentes, nacido hace 29 años en el poblado zapoteco de Juchitán, Oaxaca, desarrolló en Alemania un tratamiento para atender infartos que ya funciona en Europa y quiere que sea aplicado ahora en México.
Cabrera Fuentes cuenta con dos doctorados, uno otorgado en Alemania y otro en Rusia, y trabaja como investigador en el equipo del reconocido científico alemán Klaus Preissner, en la Universidad Justus Liebig, en Giessen.
El objetivo de Alejandro, quien habla perfectamente el inglés, ruso, además del español y el zapoteco, es generar un tratamiento de protección contra los infartos y contra las enfermedades cardiovasculares, de las principales causas de muerte en el mundo.
En ese camino ya lleva un importante paso dado, un tratamiento que desarrolló junto con otros científicos y que ya se empezó a aplicar en Gran Bretaña, Francia, España, Dinamarca y Bélgica.
Aquí en la Unión Europea -dijo- ese tratamiento se le puede aplicar enseguida a una persona que tiene un infarto, incluso en su casa y en el camino al hospital. Si el infarto en casa fue de un 20 o de un 40 por ciento, la muerte celular empieza a crecer logarítmicamente.
“En Europa, el tiempo promedio entre que una ambulancia recoge a la persona infartada y ésta llega al hospital es de una hora, un lapso en el que el infarto puede crecer entre un 10 y un 15 por ciento según el origen de éste”.
“El tratamiento que nosotros creamos es prácticamente gratis, se trata de un baumanómetro con el que se llevan a cabo diversos ciclos de aplicación de presiones con ese aparato y eso ayuda a proteger el corazón”, contó Cabrera Fuentes en entrevista con Notimex.
Ya se confirmó que los pacientes llegan protegidos al hospital. “También en investigaciones que estamos realizando en operaciones de corazón abierto, ese tratamiento protege (a ese órgano)”.
“En mi mente sigue la idea de que se aplique ese tratamiento en el estado de Oaxaca y en (el resto de) México”. Cabrera Fuentes contó que su interés por la medicina comenzó a los 18 años de edad, cuando leyó el libro “Cazadores de microbios”, de Paul de Kruif, y se enanamoró de la microbiología.
Nacido en El Espinal, Juchitán, inició la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Puebla, en 2003 obtuvo una beca de Rusia para estudiar la licenciatura en Microbiología y así empezó una década de intenso y veloz desarrollo profesional en la ciencia. Obtuvo el doctorado Summa Cum Laude en Biología Humana en la Universidad alemana de Giessen y el de Bioquímica y Microbiología en la Universidad rusa de Kazan. Los dos doctorados los hizo en forma simultánea.
“En el 2009, mi papá sufrió un derrame cerebral muy fuerte, y eso hizo que combinara la microbiología con las enfermedades cardiovasculares”. Quiere regresar a México en un año, y ante ello aunque para ello está teniendo que rechazar buenos contratos como el que le ofreció recientemente la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña.
“Quiero llegar a México para pasar a la fase translacional, es decir, convertir esto en realidad con pacientes. Será difícil pero se puede empezar con el tratamiento del baumanómetro, es un método no invasivo. Si este sistema ya se aceptó aquí en Europa, en México va a ser aceptado tarde o temprano”.
En estos 10 años en el extranjero, lo que más ha extrañado es la comida y la familia, y esas son las dos razones centrales por las que quiere regresar tarde o temprano a México.
“El núcleo familiar en el istmo de Tehuantepec siempre ha sido muy fuerte pero también la memela de mano saliendo del horno”, dijo riendo Cabrera Fuentes, para quien el consulado mexicano en Frankfurt solicitó de manera oficial su nominación al Premio de la Juventud 2014 en México en la categoría de Ciencias.
Por Olga Borobio/Notimex
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