Marco Adán Quezada no acudió al informe de Javier Garfio, y más que un chisme es una muestra inequívoca de la profunda división que hay en el PRI de Chihuahua, con grupos identificados como ‘ballezanos’ y ‘deliciences’, entre muchos otros.
Diferencias siempre ha habido y siempre las habrá, pero en el PRI estaban acostumbrados a hacer de ‘tripas corazón’ y guardar los protocolos políticos aunque estuvieran dándose patadas por debajo de la mesa. Ayer no fue el caso. Vaya, acudieron hasta Carlos Borruel y Juan Blanco, panistas y críticos acérrimos del alcalde en turno.
Llamó la atención que estos últimos se dejaron apapachar por sus rivales, pues todos querían dárselas de muy civilizados. En las charlas de bocaoreja la realidad era otra: unos criticaban a Marco por la descortesía y otros la justificaban por el hostigamiento que han emprendido en su contra sus propios compañeros de partido, al igual que con el ex gobernador José Reyes Baeza.
Lo peor es que todo ha quedado en señalamientos y politiquería, porque ni las familias de las víctimas del Aeroshow han recibido justicia, ni los culpables están en la cárcel, ni el pobre conductor, el menos culpable de todos quien dejó a su familia en el desamparo, ha podido salir libre tras cargar culpas y negocios ajenos. Él fue un simple peón.
No obstante, muchos elementos del equipo de Quezada sí acudieron y de los dientes pa´fuera aplaudieron y sonrieron, siguiendo el rito, pero nadie puso atención a los logros o fracasos del alcalde, todos se quedaron con el chisme del distanciamiento, lo cual le pega a todo el PRI, aunque podría beneficiar las aspiraciones de Enrique Serrano, quien quiere demostrar que tiene la estatura para ser gobernador.
Otra que no fue, Lilia Merodio, quien trae un fuerte pleito verbal con el alcalde Garfio. Tampoco acudió la también senadora Graciela Ortiz, quien lleva un rato distanciada de las chihuahuitas tierras. Algo se trae entre manos, siempre.
Dentro de la pre-precampaña de Serrano para la gubernatura, quiere marcar una clara distancia de sus antecesores, descarados al extremo, y esa fue una de muchas razones para pedirle su renuncia a Adriana Terrazas Porras, quien no puede negar el uso indebido de recursos públicos para acarrear militantes al PRI.
A pesar de que es delito, Adriana se mostró sorprendida, pues el uso electoral de programas públicos es el plato fuerte de la casa. Cuentan que hasta salió llorando del despacho de Serrano, quien le explicó que su separación es temporal, sólo mientras la PGR hace como que investiga y la absuelve, para después reinstalarla en el cargo, ‘purificada’. A ver si puede y quiere cumplirle.
Así Serrano se sacude de broncas, le envía un mensaje a sus colaboradores de que sean más discretos en sus cochinadas y que procuren caerle poquito bien a la gente, pues a fin de cuentas son los que votan y es más barato ganárselos con detalles que tener que comprarles el voto. A Serrano lo que le urgen son buenos baños de pueblo pues ni en su calle lo conocen, así que hoy presentará su informe ante Cabildo y el viernes en el Centro Cultural Paso del Norte, con toda la raza.
El tema que no podemos dejar de lado es el de la masacre de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, ejecutados por órdenes del alcalde José Luis Abarca, al parecer con el visto bueno del gobernador Ángel Aguirre, ambos de extracción perredista.
Llama la atención que Andrés Manuel López Obrador salga a exigir la renuncia de Enrique Peña Nieto y no la de los autores intelectuales de la matanza de estudiantes, la peor desde 1968.
También destaca que estos personajes tengan un historial negro, acusaciones formales y pruebas en su contra, sin que haya ocurrido nada. Ahora nos toca preguntarnos qué hacer con los crímenes que cometen en la zona serrana y en todo el Estado cárteles y autoridades, valga la redundancia, y si habremos de esperar a que maten de golpe a una muchedumbre para ir a incomodarlos.
Nuestros municipios son focos rojos, la gente sabe cuáles y según estudios del CCE y analistas, al menos en el 30% del territorio chihuahuense mandan plentamente ‘los malos’. En el resto, nomás mandan a medias. Otra mala noticia es que pese a no lograr acuerdos en todas sus peticiones, madres de mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, levantaron ayer la huelga de hambre y el plantón que mantuvieron durante 15 días en esta ciudad.
El pasado 23 de septiembre, Malú García Andrade, fundadora de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Berta Alicia García y Silvia Banda Pedroza (cuyas hijas fueron asesinadas en Juárez), comenzaron un plantón y un ayuno afuera de la residencia oficial de Los Pinos para exigir una audiencia con el titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto.
Las madres demandaban a la Secretaría de Gobernación (Segob) y a la Procuraduría General de la República (PGR) el cumplimiento de las 10 peticiones que ambas dependencias aceptaron desde 2013. Al no ser recibidas por el Ejecutivo, que ha estado ocupado atendiendo a los príncipes de Japón, las madres llevaron su plantón el pasado 1 de octubre a las inmediaciones de la Segob para que su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, las recibiera tal y como lo hizo el 30 de septiembre con alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que rechazaron el nuevo reglamento y los planes de estudio de la institución.
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