Conecta con nosotros

Opinión

VOTOS RAZONADOS por VICTOR OROZCO

Por Andrés Manuel López Obrador.  He expresado en este mismo espacio algunas y variadas razones en que se sustenta esta postura a lo largo de los últimos meses. En la víspera de las votaciones, me ha parecido de gran interés incluir aquí, partes de dos documentos que recibí y han circulado profusamente en las redes sociales. Son elocuentes en extremo y explican todo por sí mismos. Uno de ellos, corresponde a un ingeniero egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, de quien desafortunadamente ignoro su nombre. El otro, de Nina Fernández de la Garza, empresaria y filántropa regiomontana. Dice el ingeniero:

1) Quiero ver a un gobernante que en lugar de subirse el sueldo se lo baja a la mitad y que también se lo reduzca a su gabinete. Será un acto simbólico de congruencia y justicia.
2) Me da mucha confianza que nos haya presentado a su gabinete. Es un acto valiente y me deja ver que se da cuenta de que se necesita no la opinión de un sólo hombre, sino el trabajo coordinado de todos…

6) Personas que admiro han expresado que votarán por él, son mucho más creativas, inteligentes y preparadas que yo. Los escritores Elena Poniatowska, Juan Villoro, …. y si le sigo no acabo.
7) Ya no quiero pagar el IETU
8) He visto como los gobiernos de izquierda en el DF han hecho su chamba. Con sus luces y sus sombras pero cada que yo voy me encuentro una ciudad creativa, cada vez más culta, libre, educada, respetuosa y solidaria…

11) Es el único de los 4 candidatos que ha puesto énfasis en atender las CAUSAS de la violencia y no SÓLO usar las balas contra la delincuencia… Ya no quiero ver más muertos, descabezados, sangre, miedo y daños colaterales.
12) Me parecen irracionales las comparaciones que hacen entre el Peje y Chavez. Su propuesta económica no es revolucionaria, sólo pone un mayor énfasis en atender la desigualdad social, lo cual desde mi punto de vista no sólo es justo y urgente, sino también inteligente…

13) Es el único de los 4 candidatos que no ha pactado – durante toda su historia política – con Elba Esther Gordillo.
14) En TODAS las universidades en las que se han hecho simulacros electorales ha ganado. (UNAM 86%, UACM 91%, IPN 83%, Autónoma de Puebla 81%, UVM 34%, Autónoma de Durango 38%, Universidad de Matamoros 30.5%, Autónoma de Tabasco 76%, Benito Juárez de Oaxaca 65%, Universidad de Guadalajara 80%, Tec de Mty Campus Gdl 43%, Universidad de Guanajuato 53%)… Que los jóvenes universitarios lo apoyen me da esperanza.
15) Me gusta la idea de que ponga a refrendo su mandato cada 2 años, como lo hizo en el DF.
… También voy a votar por Andrés Manuel a pesar de que se que no es perfecto, a pesar de los partidos que lo postulan, a pesar del fanatismo que he visto en algunos de sus seguidores, a pesar de su discurso lento… y si logramos la hazaña de elegirlo presidente voy a apoyarlo y criticarlo, voy a expresar mis opiniones a favor y en contra, voy a buscar ejercer más plenamente mi ciudadanía. Siendo sincero López Obrador no me brinda certezas, sólo me brinda esperanza, la posibilidad de un camino diferente. Josefina y Enrique si me brindan certezas pero son de esas que ya no quiero más.»

El segundo texto, explica:

«Querida Josefina,
Toda mi vida he votado por el PAN. Había creído, y lo sigo creyendo, que el PRI es una forma de hacer política que no se merece este país, mi querido México…Créeme que te he escuchado, y mucho. Te he analizado a fondo, te he apoyado con mi grupo de amigas, con mi familia y en mi trabajo…Pero después de 3 meses hay cosas que simple y sencillamente ya no me cuadran…

Prometes que ahora sí, después de 12 años, el PAN combatirá a los monopolios y a los grupos de poder que tienen en los últimos niveles de competitividad al país… Sin embargo, en los hechos amiga, utilizas los jets privados y los recursos económicos que los propios monopolios te prestan para hacer campaña a lo largo y ancho del país. Tienen razón, es difícil creer en una Candidata que antes de ser electa, ya les debe muchos favores y que gracias a éstos, no tendrá la autoridad moral para poner en orden la casa. Me molesta aceptarlo, pero AMLO sí.
Quise ignorar esto, y me fui a tus propuestas. Presumes repetitivamente tus logros como parte de tu paso por la SEDESOL. Pero sabes, por más que le busco, no he podido encontrar alguna evidencia, algún dato que lo demuestre. Seamos honestas Jose, no se pudo combatir la pobreza, ni se logró abatir la desigualdad, ni se lograron las metas en pisos firmes o en la regeneración de espacios públicos. Es más, ni siquiera se logró mejorar la seguridad o la cobertura de las estancias infantiles, y por el contrario, ahí está el caso de la guardería ABC, en el que a pesar de que me encantaría creerte, cada vez se me hace difícil que no tengas alguna responsabilidad al respecto. Me duele amiga, pero tu paso por esta dependencia fue gris y no hay muchos logros con los que pueda convencer. Del otro lado, y aunque me choca, hasta la propia OCDE y la ONU demuestran que AMLO sí.
Prometes que ubicarás a la educación como punta de lanza del país. Lo dices muy bonito en los debates, en los que por cierto, has mejorado muchísimo y te felicito. Pero para convencer con hechos, busqué que hayas demostrado con claridad que eras enemiga de Elba Esther, y ¿qué me encuentro, Jose? Que la llamas comadre, mi cómplice, mi socia, “mi amiga”. Desesperada, busqué tu equipo a tu paso por la SEP y me encuentro que el yerno de esa señora fue tu Subsecretario, y que todo mundo decía que era tu preferido. Frustrada, busco en Internet evidencia de mejora en educación, algún dato para presumirte. Pero todos dicen lo contrario: que el país está a la deriva. Busco razones para convencer a mis conocidos, y todos me responden que si no vi la de Panzazo. Quise creerte amiga, pero la verdad no representas un reto para Elba Esther. AMLO sí.
… Analizando, escuché que te presentas como alguien con mucha experiencia gobernando. Te creí y busqué cuántas campañas habías ganado. Cuántos puestos de elección habías logrado por tus propios méritos. ¿Y qué me encuentro, amiga? Que cuando fuiste Diputada, fuiste pluri. Y aunque me duela, es verdad lo que dice Roberto: no conoces la responsabilidad de estar al frente en el Ejecutivo; pues nunca has sido ni Alcaldesa ni tienes logros qué presumir gobernando una entidad federativa. Sorprendentemente, y nos guste o no, con dos títulos de Mejor Alcalde del mundo en su equipo, AMLO sí.
Ahora sugieres la idea de que por ser mujer, nos va a ir mejor en caso de que tú seas Presidenta. Lo dices en todas partes, y para serte franca, al principio me encantó… Como loca empecé a buscar datos para demostrárselos a todas mis amigas pensando que con eso finalmente iba a convencer a muchas; pues todas somos mamás, hijas y hermanas. Pero sabes, después de buscar y buscar como no tienes idea, nunca pude encontrar alguna propuesta, algún discurso, algún punto en el que antes de ser candidata defendieras a las mujeres. No encontré ninguna propuesta de género, de equidad sexual, o contra el maltrato, la violencia y la discriminación laboral y social de la que, no nos hagamos amiga, aún somos víctimas las mujeres. Me duele, pero después de investigar tu labor, he terminado por aceptar que ni hay sustento para creer que nos irá mejor a todos, ni lo hay en lo particular para las mujeres. Es una pena, pero a pesar de ser hombre, en esta materia, con AMLO sí.
Cuando ya no pude encontrar mucho sustento, empecé a defender al Partido. A Felipe, no le ha ido tan mal, pensé, así que la continuidad tiene que ser un argumento. Comencé a buscar logros, de esos que uno puede sacar en la mesa. Que hay estabilidad macroeconómica. Que hay millones en reservas. Que ya no se devalúa el peso. Me duele, pero te juro que no pude convencer a nadie con ellos porque la mitad de los electores, mis hijas incluidas, ni siquiera entienden la magnitud de esto porque nunca han vivido con un Presidente del PRI. El resto, en mi trabajo por ejemplo, me cuestionaron de inmediato que muchos de esos “logros” ni son del PAN, y que por el contrario, son más producto de la suerte y otros tantos de la autonomía del Banco de México.
Me encantaría creer que tú Jose eres “diferente”, pero a muchos no se les olvida que por haber sido Diputada, y sobre todo, por haber estado en el Gabinete de Fox y en el de Calderón, eres corresponsable de esta crisis que vivimos, sino es que hasta cómplice. Me molesta aceptarlo, pero no eres diferente y no vas a poder cambiar lo mucho que no funciona en este país porque, cuando pudiste hacerlo, no lo hiciste amiga. No sabes cómo me duele aceptarlo, pero es mucho más probable que AMLO sí.
Y ya cuando mi esperanza era muy pequeña, prometes que tienes un amplio grupo de asesores, intelectuales y académicos apoyando tu plataforma de política pública. De 5 nombres que has sugerido, 3 se han deslindando inmediatamente de ti y uno más hasta colabora con Mancera en su candidatura por el DF. Me duele, pero por lo que demuestras con esto, jamás podrías convocar a un Gabinete de altura para los impresionantes retos que tiene el país. Nos guste o no, AMLO sí.
Amiga, te aprecio mucho y valoro que hayas llegado hasta aquí como no tienes idea. Reconozco tu fuerza y tu insistencia, pero hoy he decidido aceptar lo que muchos me dijeron desde hace meses: no vas a ganar y votar por ti es como darle un voto a Quadri, al PRI o a Elba Esther.
Hoy te pido perdón por dejar tu barco cuando más se hunde. Lo bueno, es que a pesar de las dudas que aún tengo, comprenderás que por amor a México, el voto útil que voy a ejercer, habrá valido la pena. Sé que tú harías lo mismo. Con cariño, Nina Fernández de la Garza»

Clic para comentar

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Opinión

Los muros que lloran: las redadas y el alma chicana. Por Caleb Ordoñez Talavera

En el norte de nuestro continente, justo donde termina México y comienza Estados Unidos, hay una línea invisible que desde hace décadas divide más que territorios. Divide familias, sueños, culturas, idiomas, economías… y últimamente, divide también lo humano de lo inhumano.

Esta semana, Donald Trump —en una etapa crítica de su carrera política, con una caída notoria en las encuestas, escándalos judiciales y un sector republicano que empieza a verlo más como un riesgo que como un líder— ha regresado a una vieja y efectiva estrategia: la del miedo. El expresidente ha lanzado una ofensiva pública para prometer redadas masivas contra migrantes, deportaciones “como nunca antes vistas” y políticas de “cero tolerancia”.

La razón no es nueva ni sutil: apelar al votante blanco conservador que ve en el migrante un enemigo económico y cultural. Ese votante que, ante la inflación, la violencia armada o el desempleo, prefiere culpar al que habla español que exigirle cuentas al sistema. En medio del descontento generalizado, Trump no busca soluciones reales, busca culpables útiles. Y como en otras épocas oscuras de la historia, los migrantes —sobre todo los latinos, sobre todo los mexicanos— vuelven a ser carne de cañón.

Pero hay una realidad más profunda y más dolorosa. Quien ha vivido el cruce, legal o no, sabe que la frontera no es sólo un punto geográfico. Es una cicatriz. Las políticas migratorias —de Trump o de cualquier otro mandatario— convierten esa cicatriz en una herida abierta. Cada redada, cada niño separado de sus padres, cada deportación arbitraria, no es solo una estadística más. Es una tragedia personal. Y más allá de lo político, esto es profundamente humano.

En este escenario, cobra especial relevancia la figura del “chicano”. Este término, que nació como una forma despectiva de llamar a los estadounidenses de origen mexicano, fue resignificado con orgullo en los años 60 durante los movimientos por los derechos civiles. El chicano es el hijo de la diáspora, el nieto del bracero, el hermano del que se quedó en México. Es el mexicano que nació en Estados Unidos y que, aunque tiene papeles, no olvida de dónde vienen sus raíces ni a quién debe su historia.

Los chicanos son fundamentales para entender la cultura estadounidense moderna. Están en las universidades, en el arte, en la política, en la música, en los sindicatos. Y sin embargo, cada redada, cada discurso de odio, también los golpea. Porque no importa si tienen ciudadanía: su apellido, su acento o el color de su piel los expone. Ellos también son víctimas del racismo sistémico.

Hoy, más que nunca, México debe voltear a ver a su gente más allá del río Bravo. No como simples paisanos lejanos, sino como parte de nuestra nación extendida. Porque si algo une a los mexicanos, estén donde estén, es su espíritu de resistencia. Los migrantes no huyen por gusto, sino por necesidad. Y a cambio, han sostenido economías, levantado ciudades y mantenido viva la cultura mexicana en el extranjero.

Las remesas no son solo dinero: son prueba de amor, sacrificio y esperanza. Y ese compromiso merece algo más que silencio institucional. Merece defensa diplomática, apoyo consular real, y sobre todo, empatía nacional. Cada vez que un mexicano insulta o desprecia a un migrante —por su acento pocho, por su ropa, por sus papeles— se convierte en cómplice de la misma discriminación que dice condenar.

Las fronteras, como están planteadas hoy, no son lugares de paso. Son cárceles abiertas. Zonas donde reina la vigilancia, el miedo y la burocracia cruel. Para miles de niños, esas jaulas del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) son su primer recuerdo de Estados Unidos. ¿Ese es el país que dice defender los valores cristianos y la libertad?

Además, no podemos hablar de migración sin hablar del racismo. Porque este no es solo un tema migratorio, sino profundamente racial. Las políticas antiinmigrantes suelen tener rostro y acento. No se aplican con la misma fuerza para migrantes europeos o canadienses. El blanco pobre puede aspirar a mejorar; el latino pobre, a ser deportado.

Trump lo sabe, y por eso lo explota. En un año electoral donde su imagen se desmorona entre procesos judiciales, alianzas rotas y amenazas internas, necesita un enemigo claro. Y el migrante latino cumple con todos los requisitos: está lejos del poder, es fácil de estigmatizar y difícil de defender políticamente.

Pero aún hay esperanza. En cada marcha, en cada organización de ayuda, en cada abogado que ofrece servicios pro bono, en cada chicano que no olvida su origen, se enciende una luz. Y también en México. Porque un país que protege a sus hijos, donde sea que estén, es un país más digno.

No dejemos que los muros nos separen del corazón. Hoy más que nunca, México debe recordar que su gente no termina en sus fronteras. Y que el verdadero poder no está en las redadas ni en las amenazas, sino en la solidaridad. Esa que nos ha hecho sobrevivir guerras, pandemias, traiciones… y que ahora debe ayudarnos a defender lo más humano que tenemos: nuestra gente.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto