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Denuncia niño de diez años a su mamá por drogarse

Un niño uruguayo de 10 años denunció ante la policía a su madre por consumir drogas y porque estaba «envenenando» a su hermano de 18 meses a quien amamantaba, confirmaron hoy fuentes policiales y judiciales.

El menor, que presenta una madurez poco habitual para un niño de su edad, se presentó el pasado domingo en la comisaría de su barrio, en la ciudad de Mercedes, departamento de Soriano, a unos 280 kilómetros de Montevideo.

Entre sollozos, el niño dijo a los policías que quería mucho a su mamá pero que temía que estuviera «envenenando» a su hermano pequeño a quien amamantaba pese a ser consumidora de pasta base de cocaína.

Además, dijo que frecuentemente la mujer lo maltrataba a él y a otro hermano de 11 años.

La Justicia dispuso que los menores fueran ingresados para controles médicos en dependencias del Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU).

A la mujer, e 31 años, se le inició un proceso judicial y puede ser condenada por «omisión de los deberes inherentes a la patria potestad» o «violencia doméstica», estimaron fuentes policiales.

La abuela materna de los niños admitió frente a las autoridades que su hija es consumidora frecuente de pasta base de cocaína y destacó su voluntad de hacerse cargo de los menores.

El Gobierno uruguayo anunció la pasada semana una serie de medidas para combatir la delincuencia y la violencia que incluyen la legalización del cultivo y venta de mariguana.

Además, se busca a través de la legalización de la mariguana evitar el creciente consumo de pasta base de cocaína, una droga que según los expertos es mucho más adictiva y causa estragos a la salud.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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