CIUDAD DEL VATICANO, 22 (ANSA)- Quedó hoy confirmado: el papa Francisco viajará a Cuba en septiembre, en una escala previa a su periplo a Estados Unidos, tras aceptar la invitación de las autoridades y los obispos del país caribeño, una decisión significativa dada su gestión en el inicio del diálogo entre La Habana y Washington.
La confirmación fue hecha este miércoles por el vocero vaticano, el jesuita Federico Lombardi.
El programa está en vías de definición pero según hipótesis periodísticas, la visita a Cuba puede ser del 19 al 21 de septiembre. Como se sabe, en Estados Unidos Jorge Bergoglio estará del 22 por la tarde al 27 de ese mes, con etapas en Washington, Nueva York y Filadelfia, con una agenda institucional ante la Casa Blanca, el Congreso y la ONU.
Además de los compromisos pastorales, entre los cuales la canonización en la capital norteamericana del apóstol de California, Junipero Serra, y la participación en Filadelfia de la Jornada Mundial de las Familias.
Francisco será el tercer Papa que visita Cuba, luego de Juan Pablo II en enero de 1998 y Benedicto XVI en marzo de 2012.
En septiembre se cumplen 80 años de las relaciones diplomáticas entre La Habana y el Vaticano, y el viaje papal será escuchado tanto en la relación entre los ex enemigos Cuba y Estados Unidos como en toda América Latina Tras el inicio de la normalización entre los presidentes de ambos países, anunciada el 17 de diciembre pasado, día en el cual el Pontífice cumplía 78 años, e inmortalizada por el histórico cara a cara entre Raúl Castro y Barack Obama, el 12 de abril en Panamá, durante la Cumbre de las Américas, el Papa en Cuba podrá contribuir en el camino del total restablecimiento de los vínculos.
En óptica Cuba-EEUU, además, el papa Francisco quizás pueda ayudar a disolver el problema del embargo impuesto por Estados Unidos que, si fuera anulado, contribuiría a una renovación de la economía cubana que favorecería a todo el continente. Obviamente Bergoglio estará en La Habana también para apoyar a la Iglesia local, que comenzó a tener visibilidad tras las visitas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero que carece de un estatus jurídico: es una fuerza viva del país, opera a nivel pastoral y social sin ser reconocida jurídicamente.
La llegada del Papa argentino a Cuba confirmará el estilo de diplomacia que la Santa Sede llevó adelante con determinación, dejando siempre la puerta abierta al diálogo en años en los cuales, también en el Vaticano, algunos pensaban que debía cerrarse con la revolución cubana y el castrismo.
La Santa Sede envió a la isla una serie de nuncios, entre los cuales el actual Prefecto para el Clero, cardenal Beniamino Stella, y al actual sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, que encarnaron esta línea y tejieron un tejido que colaboró con el deshielo entre ambos países.
En La Habana se encuentra además el arzobispo y cardenal, Jaime Ortega y Alamino, muy cercano a Bergoglio y que personalmente encarnó el desafío del diálogo con el gobierno y por la cultura del encuentro; incluso cuando en Roma se era más propenso a no negociar y se hubiera preferido ir al conflicto. Francisco será el tercer papa en visitar La Habana. El primero de ellos fue Juan Pablo II en 1998, en una visita histórica que significó el restablecimiento de las relaciones entre el régimen cubano y Roma. Allí, el papa polaco se entrevistó con el jefe de la revolución, Fidel Castro. El encuentro movilizó a los habitantes de la isla y representó un cambio en la política hacia los católicos. El segundo encuentro ocurrió en marzo de 2012, cuando Benedicto XVI llegó a la capital de ese país latinoamericano y se entrevistó con Fidel y Raúl Castro.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.