Al menos siete personas, entre ellas los embajadores de Noruega y Filipinas en Pakistán, murieron el viernes al estrellarse un helicóptero militar contra un colegio en una región recóndita del Himalaya paquistaní.
Los talibanes paquistaníes afirman que se trató de un «ataque», pero el aparato cayó en un sector muy militarizado donde se piensa que los insurgentes no están asentados y, por el momento, ningún testimonio corrobora la reivindicación.
Las autoridades paquistaníes abrieron una investigación sobre las causas de esta tragedia que deja malparadas a las fuerzas armadas pero, según ellas, todo apunta a «un error técnico». No han dado detalles.
Una delegación de embajadores, diplomáticos y periodistas visitaba la región turística de Gilgit-Baltistán cuando uno de los tres helicópteros en los que viajaban se estrelló contra un colegio durante el aterrizaje, afirmó uno de los pasajeros de los otros dos aparatos.
El embajador de Noruega y el de Filipinas, las esposas de los embajadores de Malasia y de Indonesia, los dos pilotos y un miembro de la tripulación del helicóptero MI-17 perdieron la vida, mientras que los embajadores de Polonia y Holanda resultaron heridos.
El gobierno noruego expresó «su gran tristeza» por la muerte de su embajador.
La embajadora de Francia en Pakistán, Martine Dorance, formaba parte de esta delegación que iba a inaugurar un telearrastre en una de las pocas estaciones de esquí del país, pero no se encontraba en el helicóptero que se estrelló.
Los accidentes de aviones y de helicópteros son bastante frecuentes en Pakistán, donde en 1988 ya perdieron la vida el dictador Zia ul-Haq junto a varios generales y el embajador de Estados Unidos, aunque las circunstancias exactas siguen siendo un misterio.
REIVINDICACIÓN DUDOSA
Los talibanes paquistaníes del TTP, que luchan contra el gobierno, afirmaron haber derribado el helicóptero con un misil tierra-aire, un arma que usan muy poco, en una zona del Himalaya muy controlada por el ejército paquistaní.
Los insurgentes dicen que su blanco era el primer ministro Nawaz Sharif, quien tenía previsto viajar este viernes a Gilgit, capital de la región de Gilgit-Baltistán, pero no debía ir al pueblo de Noman, donde se estrelló el aparato, ni iba a bordo de ninguno de los helicópteros, según varias fuentes.
«Esta reivindicación es completamente ridícula. No es posible, al menos en Naltar», declaró una fuente de seguridad local.
«Las fuerzas armadas están desplegadas en este valle poco poblado y sus alrededores desde hace al menos tres días. Aquí todo el mundo se conoce. Las cimas de las montañas todavía están nevadas (…) Desde un punto de vista estratégico no tiene sentido», añadió.
Los diplomáticos tenían previsto reunirse este viernes en Gilgit con el primer ministro paquistaní Nawaz Sharif, quien se dirigía a esta ciudad, pero, tras lo sucedido, dio el pésame y regresó en avión a Islamabad, declaró su oficina.
NO HAY NIÑOS MUERTOS
Según varios testigos, el colegio se incendió. «Estaba en mi jardín con mi familia, mirábamos cómo llegaban los helicópteros cuando se oyó un tremendo ‘bum’ y la escuela quedó en llamas», contó Sher Ahmed, un habitante de la aldea de Noman.
Precisó que el ejército paquistaní se había desplegado la víspera en el lugar para garantizar la seguridad durante esta visita de embajadores.
Según fuentes médicas locales, los niños no se encontraban en el colegio por ser día feriado en la zona.
La región de Gilgit-Baltistán, fronteriza con China, es una de las más seguras del país, aunque en 2013 un grupo de alpinistas extranjeros fueron asesinados en el campo base del Nanga Parbat (8.126 metros de altitud), lo que asestó un duro golpe a la industria turística local.
Fuente: AFP