Entre más se sabe del caso del pequeño Christopher Márquez, asesinado por cinco jovencitos del fraccionamiento Laderas de San Guillermo, más se ponen los pelos de punta al revelarse cada vez detalles más sádicos y repugnantes.
Sin embargo, lo que más inquieta es que todo parece indicar que no son los únicos. Desde hace años expertos se han secado la boca tratando de advertir que la ‘guerra del narco’ que inició “para que la droga no llegue a tus hijos”, lo que hizo fue en realidad llevar más drogas, armas y trastornos a nuestra juventud.
Tan sólo en el sexenio de Calderón hubo en el país más de 100 mil ejecutados y decenas de miles de desaparecidos. En el sexenio de Peña la situación no ha mejorado, sólo se ha maquillado en buena parte de los medios, pues van 60 mil muertos y pinta que superará el de por sí sangriento mandato del michoacano, que tuvo en Chihuahua su punto más álgido pues por años encabezó las cifras de violencia incluso mundiales.
No puedes hacer de tus pueblos y ciudades un campo de guerra sin esperar consecuencias, y ya llegaron. La generación de pequeños que vio morir trágicamente a sus familiares, vecinos y amigos ahora está simplemente reflejando lo que aprendió: violencia y muerte desenfrenada, así como el lastre de la miseria y un abanico de problemas sociales que muchos chihuahuenses nos negamos a ver, mucho más a comprender.
Ahora la duda es ¿cuántos niños asesinos estarán ahora mismo en nuestras calles, esperando la ocasión o quizá crecer un poco más para dar rienda suelta a sus impulsos criminales, forjados a golpes, hambre, maltratos y omisiones no sólo de su familia, sino de toda la sociedad?
La reacción de las mentes populacheras y medievales es, como de costumbre, pedir castigos ejemplares y empapar de más odio el conflicto social que vivimos. Una respuesta facilona y que genera muchos ‘likes’ en redes sociales, pero que de ninguna manera propone una respuesta de fondo. Un sicópata no le tiene miedo al castigo, es un enfermo mental, un desequilibrado.
Hay que ir más a fondo: ¿qué tanto influye el aislamiento social en el que viven los habitantes de aquellas colonias? ¿Qué programas hay para cicatrizar en cierta medida las llagas que ha dejado y sigue dejando la lucha por el monopolio del delito? ¿Qué oportunidades y condiciones de vida tienen los niños y jóvenes de esas zonas? ¿qué responsabilidad tenemos usted y yo como ciudadanos? Pues lo más fácil es culpar a los padres, al destino, al gobierno, a los niños, pero pocos se atreven a reconocer que este problema es más amplio y nos involucra a todos. Si no nos cree, ojalá no le toque vivir una experiencia así de cerca, pues entonces sí que será su problema.
Otra propuesta rancia es bajar la edad penal, a los tres años de edad si quieren, pero no pasará. México está comprometido con tratados internacionales que impiden que esta clase de decisiones inútiles e irresponsables. El caso debe atenderse desde criterios científicos y técnicos, no políticos y demagógicos. Si como advierten los especialistas habrá más casos como estos, debemos preparar mecanismos para rehabilitar a los menores homicidas o, si esto no es posible, habilitar espacios para aislarlos legalmente y evitar que hagan daño a más inocentes.
Cambiando a temas menos sangrientos, ayer se llevó a cabo la barrida contra la corrupción en las oficinas de la Secretaría de Hacienda y la Fiscalía en repudio a la corrupción del secretario Jaime Herrera Corral, director del Banco Unión Progreso, el cual fue adquirido por el gobernador César Duarte y fondeado con recursos públicos, sin que hasta la fecha ni el mandatario ni sus colaboradores hayan respondido preguntas tan básicas como ¿de dónde salió el billete?
La manifestación contó ahora con una participación mucho más nutrida pues el CDE del PAN ofreció apoyo y esto reditúa al ser plena época electoral. Mario Vázquez comprendió, tarde pero comprendió, que no podía seguir simulando tan débilmente el ser oposición, así que ahora lo simula con más ganas.
Tampoco que los recibieran con un cafecito y toda la cosa. Ahí anduvo Sergio Belmonte y su gente aventando panfletos con las acusaciones más disparatadas contra los líderes de Unión Ciudadana.
En el PRI comprendieron que enviar narcomenudistas y golpeadores contra ciudadanos era un arma de doble filo, pues dejaron a una señora como santocristo y facilitaron a la oposición invaluable material que muestra a los malvivientes defensores del gobernador golpeando como viles vándalos a manifestantes ante la clara complacencia de guardias y policías, lo cual puede llegar a derivar en tragedia y causarle a la administración muchos más problemas que los numeritos de Unión Ciudadana.
Pero mientras Mario Vázquez coquetea con Javier Corral y su gente, en Juárez se le echan encima pues tremendo pleito trae con Jorge Espinoza Cortés y la dirigencia municipal del PAN en Juárez, pues lo acusan de apretar el billete y regatear en extremo los apoyos a la frontera, tanto que amenazó con renunciar pero al final reculó y ahora todo pinta que acabará en una negociación mediada por el mismísimo Pancho Barrio, quien hasta puso su casa, pues Espinoza se ‘calentó’ y quiso llamar la atención desde Facebook, pero se le pasó la mano.
Y hablando de temas juarenses, algún mensaje podría llevar la detención del instructor y ex escolta de Julián Leyzaola, José Luis Arreola Rodríguez, quien fue acusado de participar en el multihomicidio de cuatro jóvenes y lesiones a una quinta quien sobrevivió y lo acusa plenamente.
Tuvo que intervenir la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pues la SSPM y la Fiscalía ni sus luces. Lo curioso es que podrían llamar a declarar al mismo Leyzaola, quien se recupera en un hospital militar y no deja de señalar que el actual director de Seguridad Pública, Jesús Antonio Reyes Ramírez, fue quien lo mandó matar y lo persigue.
El que se fajó, debemos reconocerlo, fue el fiscal Jorge González Nicolás, quien agarró a su cuerpo de escoltas y se metió a la barranca de Urique para ver si así se da cuenta de que sí hay violencia pues lleva toda su gestión diciendo “no oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado”. Se espera que la presencia de tanta seguridad que lleva el fiscal de un poco de alivio a la desangrada región. Una visita así, en medio del atolladero, nunca se había visto.
El que también vendrá a meter las manos a la lumbre será el dirigente nacional del PRI, César Camacho, quien tiene la encomienda de impulsar a los candidatos de su partido, a pesar de que a unos ya los dan por ganados y otros por perdidos, pero dice “que por uno no quede”. Aunque dicen los politólogos de cantina que otro objetivo es hacer las paces con el gobernador Duarte, su nada querido tocayo.
Y es que el gobernador no tiene llenadera, pues sigue echando la bolita de que quiere ser presidente “por sugerencia de Tencha Aragón”, líder de la empinada oposición perredista. Afirma que por eso (le) servirá la gubernatura de dos años, “para que el próximo presidente pueda ser chihuahuense”.
Y hablando de llenadera, los que tampoco la tienen son los integrantes de la Coordinadora de Transporte Colectivo, quienes curiosamente han estado calladitos calladitos cuando hace unos meses amenazaban con paralizar el transporte en la capital. Ahora hasta ofrecen prestar camiones para el acarreo del 7 de junio.
No es que de pronto hayan moderado sus apetitos. Lo que suena de fondo es que se autorizó un aumento jugoso a la tarifa de transporte público para después de las elecciones y ahí se cobrarían todas las que le quedaron a deber. Un regalito postelectoral.
Para finalizar con algo chusco, por decir lo menos, está la curiosa estrategia electoral del candidato del PRI por el Distrito VIII, Alejandro Domínguez, quien se hizo acompañar del actor David Cepeda para pedir voto casa por casa, lo cual fue relativamente novedoso dentro de las patéticas campañas que vive Chihuahua, aunque al ver juntos al candidato y al actor, ciertas diferencias fisionómicas saltaron a la vista y causaron burlas en redes sociales…
Lo que falta saber es ¿quién le pagó y cuánto al actor? Pues ni modo que naciera en él un repentino interés electoral y simpatía por la causa tricolor. El PRI se siente debilitado, no anda canturreando como siempre el carro completo y podrían ver en esta estrategia un respiro pues algunos se están poniendo azules con la asfixia panista.