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México

Realizan campaña en redes para encontrar a familiares secuestrados

Han pasado más de tres años desde que David habló por última vez con su familia. Fue breve, les dijo que se encontraba bien. Dos semanas antes de llamar a su casa salió a primera hora junto con su amigo Miguel para ir a las playas de Ixtapa Zihuatanejo, en el estado de Guerrero. No era para menos, Miguel cumplía 20 años.

Una reservación en un hotel por tres noches los esperaba a su llegada al puerto, sería un fin de semana especial para los amigos que se conocían desde hace siete años. Al iniciar el viaje, poco después de las 6:00 de la mañana, ambos decidieron turnarse al volante para evitar el cansancio. En su trayecto, los mensajes que enviaban a sus amigos a través del celular indicaban que todo iba bien, como lo esperaban.

Sin embargo, a menos de una hora de llegar a Zihuatanejo, en los límites de Guerrero y Michoacán, su viaje se interrumpió. Un mensaje que recibió uno de sus amigos alertó a la familia de David. Por más cuatro horas, sus padres, hermanos y amigos trataron de comunicarse con él, pero no hubo respuesta. El teléfono sonaba, pero no contestaban.

Fue hasta las 4:00 de la tarde cuando una de sus hermanas llamó. Al responder, David lloraba, pedía que lo ayudaran. En la breve llamada, una tercera persona se hizo presente.

“Se fueron en auto, David salió en diciembre de 2012 de la casa, cerca de las 6:00 o 6:30 de la mañana. De ahí pasó por Miguel. Miguel iba de copiloto, él mandaba mensajes constantemente con otros amigos de cómo iban y en qué punto iban. Pasando el mediodía, uno de los amigos recibe un mensaje en el que le dice: ‘Miguel: márcale a la mamá de David, porque se lo están subiendo’. Su amigo le preguntó: ‘¿A dónde?’, y Miguel le respondió: ‘Háblales’. Ese fue el último mensaje que alcanzó a poner. A partir de ahí se pierde contacto. A las 4:00 de la tarde le contestan a mi hermana, y le dice —David— llorando: ‘Ayúdenme, tenemos un problema’, en ese momento el secuestrador le quita el teléfono y le dice a mi hermana: ‘Comunícame con el papá, esto es un secuestro’”, narra Dolores, hermana de David.

Después de tener una conversación con el captor, ambas familias decidieron acudir a la Policía Federal para solicitar ayuda. Al recibirlos, en las instalaciones que se ubican en Jardines del Pedregal, las autoridades de la dependencia presumieron su eficacia en resolver estos casos.

“Se presentan como un equipo muy eficiente, nos dicen que tenían 98% de los casos exitosos, que iba a salir bien, que no nos preocupáramos”, recuerda Dolores.

Al sentirse confortados, los familiares de los dos jóvenes aceptaron los “consejos” de la Policía Federal. No denunciar y permitir que dos elementos de la dependencia intervinieran en el caso.

Durante los siguientes 14 días, ambas familias hablaron con los captores hasta llegar a un acuerdo: pagar una suma de dinero para liberarlos. La única condición era que el pago se debería hacer en un poblado ubicado en los límites de Guerrero y Michoacán.

Antes de acceder a pagar el rescate, la familia de David se comunicó con él para comprobar que estuviera vivo. Él les contestó la llamada, les dijo que se encontraba bien, esa fue la última vez que llamó a su casa.

Mientras uno de los familiares se trasladaba al lugar donde iban a ser entregados los jóvenes, la familia de David adornó la casa con globos para darle la bienvenida, que aún sigue esperando. “Cuando pagamos el rescate, se le pregunta al secuestrador por los muchachos y dice: ‘Váyase a la glorieta porque ahí los vamos a liberar, van a aparecer’. El familiar de Miguel va a ese punto, los espera durante varias horas pero no llegan. Él se trata de comunicar con el secuestrador para hablar, pero ya no contesta. Decide pasar ahí la noche.

“Nosotros en la casa la adornamos con los globos, preparamos una fiesta, no nos cabía duda de que una vez pagando se iba a acabar la pesadilla, pero en realidad apenas comenzaba”, explica la hermana de David.

“Es algo común”. Al no obtener comunicación con los secuestradores, durante las siguientes semanas la familia pensó en hacer pública su situación; sin embargo, los elementos de la PF se opusieron argumentando que los captores tardaban en liberar a las víctimas.

“La policía nos decía que mantuviéramos la calma porque es algo común que los liberen uno o dos días después o a veces hasta una semana después.

Entonces vivíamos pensando que en cualquier momento iba a entrar la llamada, pero al no haber comunicación, decidimos denunciar. Nos decían que no lo hiciéramos público porque poníamos en peligro la vida de Miguel, pero nosotros lo queríamos hacer público, entonces cuando se los planteamos nos dijeron que no lo recomendaban, porque iban a seguir con la investigación porque ya estaban muy avanzados, que había elementos de ellos en la zona”.

Al no saber nada de David, la familia decidió dejar a un lado la ayuda de la Policía Federal, y comenzar su propia investigación, lo que los llevó a obtener registros de voces, de localización y nombres de las personas que secuestraron a los dos jóvenes, incluso, la ubicación de los captores. La información la presentaron en las instalaciones de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), ahora Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), sin que hasta la fecha se tengan resultados.

“En muchas ocasiones nos ignoraban o nos tiraban de a locos, pero llegó un momento en el que íbamos y ya no nos querían recibir, no querían tomarnos declaraciones. En SIEDO nos decían: ‘Nosotros ya le ordenamos a los federales, a la Marina, al Ejército, que la orden de presentación y localización de los secuestradores ya la enviamos’. La respuesta de las tres dependencias fue: ‘No contamos con los datos suficientes para realizar el rescate’”.

La desesperación de los familiares los llevó a mandar escritos a las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), Marina (Semar) e incluso a los Pinos. La espera continúa, ninguna de las dos familias ha obtenido respuesta. El silencio los ha llevado a iniciar una campaña a través de las redes sociales para denunciar la desaparición de los jóvenes. Con la difusión esperan encontrar a David y Miguel, y a ayudar a otras personas a evitar vivir una realidad como la suya.

“Hemos ido a la universidad La Salle, el TEC, UNAM, ese es uno de los objetivos de la campaña, que la gente sienta lo que nosotros pasamos sin la necesidad de pasar por esto. Que empaticen, ayuden y prevengan casos así”, detalla la hermana de David.

A tres años de desconocer el paradero de David, Dolores recuerda a su hermano con una sonrisa en el rostro, alegre, tranquilo, una persona cordial que le gustaba hacer amigos, compartir y esmerada en culminar una carrera en ingeniería en computación, que se vio interrumpida en el primer semestre con su desaparición.

“A las autoridades les pedimos que de una vez por todas utilicen la información que ya tienen y que hagan el rescate. Es lo que pedimos. Es el sueño de nosotros, que realicen el rescate, porque ya tienen ubicaciones, que ya utilicen toda esa información y que hagan el rescate”.

Vestida con una playera en la que se leen los nombres de David y Miguel, Dolores los recuerda a ambos, y pide que se encuentren, con vida, que pronto puedan regresar a casa.

“La pesadilla comenzó cuando pagamos y no teníamos a David. Fue una angustia, y será una angustia hasta que no los tengamos, porque no sabes si comen, si duermen, si se lavan los dientes, cosas tan sencillas que hacemos día a día, pero no sabemos en qué condiciones se encuentran. Es algo a lo que no te puedes acostumbrar a vivir, es algo permanente, el no saber de tu ser querido. Los extrañamos, no hay un solo minuto en que no pensamos en él y Miguel. Nuestras vidas han cambiado muchísimo y queremos que estén con nosotros”.

El Universal

México

Familia del Chapo Guzmán: la razón detrás de su entrega voluntaria

Al menos diecisiete integrantes de la familia de Joaquín «El Chapo» Guzmán, incluido su círculo más cercano, se entregaron voluntariamente a la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) el pasado 9 de mayo en el puerto fronterizo de San Ysidro, uno de los cruces más importantes entre México y Estados Unidos.

Información exclusiva del periodista Luis Chaparro, publicada en su portal Pie de Nota, revela que entre los familiares del narcotraficante que presuntamente cruzaron la frontera se encuentra Griselda López Pérez, quien en la década de los ochenta se convirtió en su segunda esposa y con quien tuvo cuatro hijos, entre ellos Ovidio Guzmán, «El Ratón», y Joaquín Guzmán López, «El Güero», ambos actualmente bajo custodia de las autoridades estadounidenses.

Especial
Imágenes de la familia Guzmán en el puerto fronterizo de San Ysidro.  Créditos: Especial

También habrían cruzado varios sobrinos, una hija del Chapo, un nieto de nombre Archivaldoy uno de sus yernos. La familia habría llegado con varias maletas y más de 70 mil dólares en efectivo (equivalente a poco más de 1 millón 370 mil pesos mexicanos). El grupo habría volado desde Culiacán hasta Tijuana, para luego desplazarse a la garita de San Ysidro, donde ya los esperaban agentes del FBI.

Esta información, varias fotografías del grupo de personas y un video del momento previo a su entrada a territorio estadounidense, han sido difundidas por el periodista, en su canal de YouTube, durante la mañana de este lunes. En el video, Luis Chaparro también detalla que en el cruce fronterizo había por lo menos un francotirador vigilando el paso de la familia.

¿Pero qué sabemos de esta supuesta entregapactada? ¿Está relacionada con la próxima audiencia de Ovidio Guzmán, programada para el 6 de junio? ¿O forma parte de un acuerdo de colaboración con las autoridades estadounidenses? En Quinto Poder te contamos los detalles.

¿Por qué la familia del «Chapo» Guzmán se entregó a Estados Unidos? Esto sabemos

Hasta ahora, el gobierno mexicano no cuenta con información oficial sobre el ingreso a Estados Unidos de los 17 familiares de Joaquín«El Chapo» Guzmán. «No hay más que lo que ha salido en las notas […]. Ya se está solicitando a través de la Fiscalía esa información«, declaró la presidenta Claudia Sheinbaum durante su conferencia de prensa de este lunes, al ser cuestionada sobre el caso.

La mandataria recordó que la extradición de Ovidio Guzmán se concretó en 2023 y subrayó que el gobierno estadounidense tiene la obligación de compartir información con la Fiscalía General de la República (FGR) sobre el seguimiento de investigaciones como la que involucra al hijo del «Chapo».

Especial
La mandataria dijo desconocer las causas del traslado de la familia Guzmán a EE.UU. Créditos: Especial

Días antes, se dio a conocer que OvidioGuzmán habría llegado a un acuerdo con las autoridades estadounidenses para modificar su declaración de culpabilidad, como parte de una negociación judicial. De acuerdo con diversas versiones, a cambio habría solicitado garantías para trasladar a su familia a Estados Unidos con residencia permanente.

Como parte de este posible acuerdo de colaboración, Ovidio se declararía culpable de los cargos en su contra durante una audienciaprogramada para el 9 de julio. De concretarse, podría ingresar al Programa de Testigos Protegidos, lo que implicaría beneficios legales. Analistas advierten que su cooperación tendría consecuencias directas en el proceso judicial contra Ismael «El Mayo» Zambada.

Especial
Ovidio Guzmán habría pactado trasladar a su familia a Estados Unidos.  Créditos: Especial

Por su parte, el periodista especializado en narcotráfico Luis Chaparro señaló que la entrega voluntaria de los familiares podría indicar que «Los Chapitos» están perdiendo control en la disputa por el poder en Sinaloa, o que el conflicto está por escalar, lo que habría motivado al grupo a poner a salvo a sus allegados.

La eventual colaboración de la familia Guzmán con el FBI, así como su posible ingreso al Programa de Protección de Testigos de Estados Unidos, podría representar un giro de alto impacto en la estructura del Cártel de Sinaloa y en los procesos judiciales vinculados al narcotráfico.

El futuro de la familia Guzmán

El acuerdo de culpabilidad alcanzado por Ovidio Guzmán en Estados Unidos no solo marcó un giro en su proceso judicial, sino también en el destino de su familia. Sobre «El Ratón» pesan al menos una docena de acusaciones: cinco en Chicago, seis en Nueva York y una más en el Distrito de Columbia, la mayoría por tráfico de fentanilo, cocaína y metanfetaminas.

La entrega de sus familiares y su posible ingreso al Programa de Protección de Testigos indican que los Guzmán estarían apostando por una nueva estrategia: la cooperación con el gobierno estadounidense a cambio de beneficios legales y garantías de seguridad.

Mientras tanto, Iván Archivaldo Guzmán, el hijo mayor del «Chapo», continúa prófugo. Según reveló este lunes The Wall Street Journal,escapó en febrero de un operativo en Culiacán a través de un túnel escondido en el baño de su casa, emulando las fugas de su padre. El Departamento de Justicia de Estados Unidos lo identifica como uno de los principales traficantes de fentanilo del mundo y ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.

Especial
El hijo mayor del Chapo Guzmán se encuentra prófugo en Costa Rica.  Créditos: Especial

De acuerdo con el periodista, José Luis Montenegro, Iván Archivaldo actualmente  se encuentra en Costa Rica, a donde habría llegado por tierra tras esconderse en Badiraguato con apoyo de su tío, Aureliano Guzmán Loera, «El Guano».

Con Ovidio dispuesto a colaborar con las autoridades y parte de su familia ya bajo custodia del FBI, el futuro del clan Guzmán apunta a una ruptura interna. Lo que hasta hace poco parecía un imperio intocable, hoy muestra  señales de fractura.

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