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Mueren 26 guerrilleros en un bombardeo a las FARC

Un nuevo incidente armado volvió a sacudir ayer el dificultoso proceso de paz en Colombia. La Fuerza Aérea colombiana bombardeó un campamento de las FARC en el departamento de Cauca, al suroeste del país, y mató a 26 combatientes. La respuesta de la organización guerrillera fue suspender el cese del fuego unilateral que había declarado en diciembre pasado.

«No estaba en nuestra perspectiva la suspensión de la determinación del cese al fuego unilateral e indefinido proclamado el 20 de diciembre de 2014 como un gesto humanitario y de desescalamiento del conflicto, pero la incoherencia del gobierno de Juan Manuel Santos lo ha logrado», afirmó el movimiento rebelde en un comunicado publicado en Internet.

El blanco del bombardeo, realizado entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, fue un campamento del «Frente 29» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), cerca del municipio de Guapi, a 480 km al suroeste de Bogotá. Muchos lo ven como un acto de represalia por la emboscada que los guerrilleros realizaron el 15 de abril pasado en la misma zona, y que causó la muerte de 11 soldados colombianos.

En ese momento las FARC calificaron la emboscada como «defensiva», ante las continuas incursiones del Ejército. «Sea emboscada, contraemboscada, asalto; lo que tenemos que mirar es que hay unos colombianos muertos y es lo que hay que parar», había argumentado el líder guerrillero Félix Antonio Muñoz. Al día siguiente, Santos ordenó reanudar los bombardeos sistemáticos contra campamentos rebeldes, cuya consecuencia más grave ocurrió ayer.

El jefe guerrillero Pastor Alape, que integra el llamado secretariado o máxima línea de mando de las FARC y es uno de los negociadores en La Habana, sostuvo en Twitter que los guerrilleros «fueron asesinados bajo la profunda noche y en pleno sueño, con bombas de 250 kilos sin oportunidad de combatir; es un acto alevoso y degradante».

Según las FARC, el cese al fuego se suspende «luego de cinco meses de ofensivas terrestres y aéreas contra nuestras estructuras en todo el país». De todos modos, los rebeldes afirmaron que mantendrán las conversaciones de paz. «Contra nuestra voluntad tenemos que proseguir el diálogo en medio de la confrontación», dijeron en el comunicado.

A raíz de este nuevo incidente, ayer se suspendió a última hora una «reunión conjunta» en La Habana de las delegaciones del gobierno y las FARC, en la que se esperaba que informaran sobre el inicio del desminado acordado en marzo. Sin embargo, ambas delegaciones volverán a dialogar hoy, tal como estaba previsto.

El intento de frenar la escalada del conflicto por ambas partes sin alcanzar un cese al fuego definitivo no dio los frutos esperados. «La violencia afecta al proceso y no permite a las partes avanzar en la negociación; es una crisis muy seria», señala Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac).

Según el analista, es el momento de «acordar muy rápidamente un cese al fuego definitivo», y para ello sería útil «la presión internacional». Santos se niega a declarar una tregua para evitar un fortalecimiento de la guerrilla durante las conversaciones de paz.

«Desde el día que se iniciaron las negociaciones de La Habana he sido muy claro en que las operaciones de nuestras Fuerzas Armadas contra la subversión no se detendrían, y no se detendrán», insistió ayer el mandatario. Santos, promotor de las conversaciones que se desarrollan desde noviembre de 2012 en Cuba para poner fin a más de 50 años de conflicto armado, hizo un llamado a «acelerar las negociaciones».

Hasta ahora las partes alcanzaron acuerdos parciales en reforma rural, participación política y drogas ilícitas, pero faltan por consensuar el tema de las víctimas, el desarme y el mecanismo para refrendar un eventual pacto final. El conflicto armado, en el que participaron tanto grupos guerrilleros como paramilitares, dejó al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados, según cifras oficiales.

Fuente: Clarín

Resto del mundo

Elon Musk da marcha atrás y confirma que la cápsula Dragon seguirá operando tras disputa con Trump

Washington.– En medio de una disputa pública con el presidente Donald Trump, el empresario Elon Musk rectificó este viernes su decisión de retirar del servicio la cápsula espacial Dragon, utilizada por la NASA para transportar tripulación y suministros a la Estación Espacial Internacional (EEI).

“Buen consejo. Está bien, no desmantelaremos a Dragon”, escribió Musk en su red social X, en respuesta a un usuario que lo instó a relajarse y evitar una escalada innecesaria con el mandatario estadounidense.

El giro en la postura del CEO de SpaceX ocurrió apenas un día después de que amenazara con cancelar la operación de Dragon, en un contexto de tensiones con Trump, quien a su vez amagó con cancelar los contratos millonarios que el gobierno federal mantiene con las empresas de Musk.

SpaceX es uno de los principales contratistas de la NASA y ha recibido más de 17 mil millones de dólares en contratos durante la última década. El gobierno de Estados Unidos depende de la cápsula Dragon para el transporte seguro de astronautas y materiales hacia y desde la EEI. De hecho, fue la nave utilizada el pasado marzo para traer de vuelta a la Tierra a los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams, tras una larga estancia en órbita.

El enfrentamiento entre Musk y Trump escaló el jueves cuando ambos intercambiaron acusaciones y amenazas a través de redes sociales. El presidente acusó a Musk de actuar con deslealtad al oponerse públicamente al plan de recorte presupuestario impulsado por la Casa Blanca, mientras que el empresario sudafricano denunció que Trump aparece mencionado en archivos vinculados al pederasta Jeffrey Epstein.

La raíz del conflicto se encuentra en el llamado “gran y hermoso proyecto de ley” —así lo ha calificado Trump— que busca reducir el gasto público. Musk, quien hasta hace una semana encabezaba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), renunció a su cargo tras expresar su desacuerdo con la estrategia fiscal de la administración republicana. A su juicio, el plan aprobado por la Cámara Baja incrementará el déficit y atenta contra el objetivo de una gestión pública austera.

Aunque Musk ha dado señales de distensión, apoyando en X un mensaje que pedía reconciliación entre ambos, Trump parece no estar dispuesto a ceder. En una llamada telefónica con ABC News, el mandatario aseguró que no está “particularmente interesado” en dialogar con el dueño de X y Tesla. Incluso anunció que pondrá a la venta el vehículo eléctrico de la marca, adquirido en su momento como gesto de respaldo hacia Musk.

Por ahora, la cápsula Dragon seguirá activa. Pero la confrontación entre el presidente de Estados Unidos y uno de sus más influyentes contratistas privados deja al descubierto la fragilidad de las alianzas políticas cuando entran en juego los egos, las red

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