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Estado Islámico: ‘Selfie’ permitió a EEUU bombardear un cuartel yihadista

El selfie de un yihadista despistado colgado en redes sociales permitió a los cazas estadounidenses acabar con un cuartel general del Estado Islámico en un lugar no revelado, aseguró esta semana uno de los jefes de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

La conversación del general de la Fuerza Aérea Hawk Carlisle, reproducida por la publicación Defense Tech y divulgada en medios estadounidenses, explica cómo la inteligencia militar estadounidensedio con la localización del cuartel de los yihadistas.

“Fue una publicación en las redes sociales lo que nos permitió bombardear nuestro objetivo en menos de 24 horas (…) Un trabajo encomiable si lo piensan”, aseguró el general en un desayuno de la Asociación de la Fuerza Aérea en Washington.

Carlisle no quiso compartir el lugar ni cuándo fue destruido ese cuartel general, aunque indicó que la unidad de inteligencia Hurlbut Fieldde la Fuerza Aérea en Florida fue la responsable del hallazgo de la foto.

El gran fortín de los extremistas suníes del Estado Islámico se encuentra en la ciudad de Al Raqa, a las orillas de Éufrates a su paso por Siria, que ha sido bombardeada en repetidas ocasiones por los aviones de la coalición internacional.

“Los chicos estaban trabajando en Hulburt combinando redes sociales y se dieron cuenta de que este bobo estaba en el centro de mando.Estaba en una red social, en foro abierto, presumiendo de las capacidades de mando y control del Daesh”, describió el militar.

En menos de 22 horas, los analistas de inteligencia consiguieron confirmar la información, pasarla por la cadena de mando y permitir que 3 bombas guiadas destruyeran el edificio del Estado Islámico.

Los yihadistas del Estado Islámico se consideran expertos en el uso de las redes sociales para reclutar a jóvenes en el extranjero y para amplificar el alcance de su propaganda, pero aquí fallaron.

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Explota cohete Starship en Texas: nuevo revés para SpaceX a solo un año de su misión a Marte

Una nueva explosión sacudió la noche del miércoles 18 de junio el cielo del sur de Texas, cuando el cohete Starship de SpaceX estalló durante pruebas en la base de lanzamiento de Brownsville, en lo que la compañía calificó como “una anomalía mayor”. La gigantesca nave de 400 pies de altura —pilar del ambicioso plan de Elon Musk para colonizar Marte— sufrió un fallo durante su test en tierra, generando una enorme bola de fuego y escombros visibles desde varios kilómetros a la redonda.

Aunque no se reportaron heridos, SpaceX pidió a la población mantenerse alejada de la zona mientras equipos de seguridad trabajan para asegurar las instalaciones de Starbase y sus alrededores. “No existen riesgos para las comunidades cercanas”, aseguró la empresa en un comunicado publicado en su cuenta de X.

La causa de la explosión aún está bajo investigación, pero Elon Musk adelantó en redes sociales que los datos preliminares apuntan al fallo de un contenedor presurizado de nitrógeno (COPV, por sus siglas en inglés) en la bahía de carga. “Si se confirma, sería la primera vez que este diseño falla de esa manera”, añadió el fundador de SpaceX.

El incidente se suma a una serie de contratiempos recientes para el programa Starship. Apenas el 27 de mayo, durante su noveno vuelo de prueba, la nave se desintegró sobre el océano Índico tras perder el control 46 minutos después del despegue. En enero y marzo también se registraron explosiones durante vuelos de ensayo, con espectaculares desintegraciones en el cielo de Florida y el Caribe. En esas ocasiones, la etapa superior —donde viajarían astronautas y carga en futuras misiones— logró separarse, pero falló en completar su trayecto.

El Starship está diseñado como un sistema de transporte completamente reutilizable, capaz de regresar a la Tierra después de cada misión. Su objetivo final: llevar humanos y suministros al espacio profundo, con un enfoque particular en Marte. Musk ha reiterado que espera lanzar una misión no tripulada al planeta rojo en 2026, como parte del calendario para establecer presencia humana permanente fuera de la Tierra.

A pesar de los reveses, entre junio y noviembre de 2024, tres pruebas exitosas lograron que Starship orbitara la mitad del planeta y aterrizara sin contratiempos en el océano Índico, generando expectativas positivas. No obstante, los recientes fallos han encendido alarmas sobre la confiabilidad del sistema a tan solo un año de la fecha fijada para iniciar su misión interplanetaria.

Las imágenes captadas por testigos y difundidas el jueves muestran al prototipo Starship 36 envuelto en llamas tras sufrir al menos dos explosiones consecutivas durante la prueba estática, que se realizaba horas después de que la compañía compartiera un video celebrando la activación de uno de sus motores en simulación de ignición en el espacio.

SpaceX no ha anunciado si este nuevo revés alterará su calendario de lanzamientos, pero el incidente representa otro desafío técnico —y mediático— para una empresa que apuesta su prestigio al futuro de la exploración espacial. Mientras tanto, el sueño de colonizar Marte se mantiene en pie, aunque bajo la sombra de explosiones que, una y otra vez, recuerdan que alcanzar el cosmos sigue siendo una tarea plagada de riesgos.

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