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Opinión

DIEZ RAZONES PARA SÍ VOTAR POR VICTOR M. QUINTANA SILVEIRA

DIEZ RAZONES PARA SÍ VOTAR

Por Víctor M. Quintana S.

Hoy domingo es día de elecciones federales en toda la República y de elecciones locales en un  buen número de estados. Ha habido una discusión, muy de tomarse en cuenta, sobre la conveniencia de acudir a anular el voto para manifestar el rechazo al estado actual de cosas o votar por una opción que ofrezca esperanzas fundamentadas de cambiarlo. Sin dar por terminado el debate y con el debido respeto a las y los anulistas, entre los que hay personas que admiro y aprecio, ofrezco varias razones para acudir a las urnas y votar:

1.      Para reprobar con el voto  las políticas puestas en marcha por  Gobierno de Peña Nieto y sus aliados que han hecho tanto para nada. Es decir, vendido el país, enajenado nuestros recursos naturales, entregado las telecomunicaciones a los oligopolios, restringido los derechos de la población  para lograr una recuperación económica que no se ve por ningún lado, menos en los bolsillos de la gente ni en la mesa de las familias.

2.      Para crear un contrapeso legislativo auténtico. Un buen número de diputadas y diputados federales que cuestionen esas políticas, que no autoricen reformas como la fiscal que ha asfixiado la actividad económica, que ha acabado o puesto en agonía a millares de pequeñas y medianas empresas.

3.      Para que nos represente un nuevo grupo de mujeres y hombres con dignidad. Que no tengan  miedo de señalar los terribles casos de corrupción  de este régimen, como el tráfico de influencias a favor de la empresa HIGA, de la empresa OHL, como los casos de las residencias multimillonarias de Peña Nieto, su esposa, su Secretario de Gobernación, su Secretario de Hacienda.

4.      Para que en la Cámara de Diputados haya quien le dé seguimiento a las denuncias de corrupción en el Gobierno del Estado de Chihuahua, como la de la inversión  de 65 millones de pesos en el Banco Progreso… O que, desde allá, cuestionen el origen  y el destino de los casi 50 mil millones de pesos de la deuda pública de nuestro estado, puesto que aquí, un congreso –así, con minúsculas- sometido al gobernador y descerebrado se ha revelado incapaz de hacerlo.

5.      Para que haya muchas voces que le presten voz a las familias de las más de mil 300 personas desaparecidas forzadamente en Chihuahua y más de 23 mil en todo el país. Para que en la llamada “Máxima Tribuna del País” se hagan presentes el dolor y la rabia de las familias de los 43 de Ayotzinapa, de los asesinados en Tlatlaya, en Apatzingán, de los desaparecidos en Tixtla. Para que tengamos, no una comisión legislativa para el feminicidio, sino diputadas diputados comprometidos con las familias de las víctimas, acompañantes de las mismas.

6.      Para que haya un grupo de legisladoras y legisladores que arremetan contra todos los privilegios que persisten en este país, comenzando por las grandes percepciones y prestaciones de ellos mismos. Para que rompan de tajo con una manera arrogante, dispendiosa, alejada del pueblo, de hacer leyes, aprobar presupuestos y ejercer la vigilancia sobre los recursos públicos. Que estén dispuestos a comparecer ante la ciudadanía, no en informes a modo, sino a rendir las cuentas que se les demanden.

7.      Para que haya un número suficiente de diputadas y diputados que se decida a hacer las leyes junto con los sectores y grupos de ciudadanos afectados por ellas. Para que se discutan en toda la Nación iniciativas surgidas desde abajo como la Iniciativa Ciudadana de una Ley de Aguas; o que junto con todos los actores rurales se diseñe la Reforma para el Campo que los productores y los consumidores de alimentos necesitamos. Una reforma educativa sin dedicatorias, que convoque a todos los sectores que participan  en el proceso educativo.

8.      Para que se elabore la reforma política que necesita la ciudadanía y no los partidos ni la clase política. Que reduzca el financiamiento y los privilegios de éstos dos; que acabe con la saturación de mensajes partidarios en los medios y se abra a las muchas voces silenciadas en nuestra patria: los pueblos indios, las y los trabajadores, los jóvenes. Que le dé pies y manos y garras y dientes a la participación  ciudadana para poner y quitar gobernantes, para llevar a cabo presupuestos participativos, para que el referéndum y el plebiscito dejen de ser el juego diabólico en el que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación siempre se sale con la suya.

9.      Para reducir el peso, para quitarle lo decisivo al voto comprado, al voto del miedo. En este país el régimen sigue fabricando pobres y subempleando gente para tener un amplio caudal de votos cautivos. Pero sí vamos muchos a votar con conciencia, con responsabilidad, podemos quitarle fuerza al voto de quienes tuvieron que hacerlo así por un pago, por una despensa. Al voto resignado de quienes temen perder el empleo en un país donde es cada vez más difícil encontrarlo. El voto de los obligados, de los inconscientes, de los convenencieros, se agranda cuando los conscientes se alejan de las urnas.

10.   Para seguir dándole “una oportunidad a la paz”, como cantaba John Lennon. Dejarle las urnas a quienes han machacado este país, a quienes le han mentido, a quienes no se cansan de hacerle falsas promesas, a quienes siguen maquillando masacres y desapariciones, a quienes secan el futuro de los jóvenes y siembran a los cuatro vientos la desesperanza; dejarle las urnas a ellos, a sus aliados, es hacer cada vez más estrecha e impracticable la salida pacífica para este país colapsado. Cruzar la boleta con  responsabilidad y conciencia es hacerse un poco mensajero de la paz, es detener la tentación, cada vez más real, de la violencia.

Este decálogo puede ser uno de los mandatos que con el voto de cada quien a partidos y candidatos. Porque votar no es dar cheque en blanco, es dar un mandato. Ante él habría que decantar a muchos partidos porque votar por ellos  sería ir en sentido contrario de lo que arriba decimos. Pero como hay veda electoral, lo dejo a la muy sólida conciencia de las y los ciudadanos lectores. 

Opinión

Fotografías. Por Raúl Saucedo

Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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