Delirante ha resultado la actitud de la dirigencia estatal panista de pretender festejar una derrota de 8 a 1, sólo por el hecho de haberle ‘abollado’ el ‘carro completo’ al gobernador César Duarte, y hacer pasar una de las peores debacles del panismo como si fuera una victoria ante una fuerza política que prácticamente los arrolló. Quizá ya estaban preparados con toneladas de vaselina.
Vencer al PRI no debiera ser tan complicado. Gran parte de la ciudadanía está profundamente inconforme con su manera de gobernar, sobre todo tras darse a conocer los excesos del gobernador César Duarte, las graves acusaciones de corrupción en contra de él y de su equipo, y el preocupante endeudamiento de la entidad. A esto hay que sumarle la crisis de popularidad que vive el presidente Enrique Peña Nieto y el PRI en general.
Sin embargo, el PAN ha hecho una labor patética como fuerza política. A nivel nacional se la ha vivido de pactos y a nivel local también, de esos que tan bien sabe aprovechar el gobernador Duarte en su estrategia política pues, que nadie lo dude, es habilísimo para eso de tejer fino en lo oscurito y encontrarle a todos sus más profundos e inconfesables intereses.
Sin embargo, el PAN se ha visto enano ante un partido que, aunque repudiado por la ciudadanía, basa sus éxitos en su eficacia política, la disciplina, mucho esfuerzo y trabajo en equipo. No reconocer estas ventajas estratégicas del PRI sería cegarse, son profesionales en ganar elecciones.
Sin embargo, si de ganar elecciones se trata también está bueno Juan Blanco, un verdadero ‘salmón’ de la política quien parece encontrar en los escenarios adversos su hábitat más cómodo y tiene una tremenda habilidad para nadar contra corriente, incluso de su mismo partido, y así pudo imponerse a un partido arrollador, a un gobierno que le lanzó toda la fuerza de su aplanadora, medios de comunicación alineados con Palacio y decenas de adversarios de su propio partido.
Esta derrota le dolió a Palacio, tanto o más como unas tres de otros distritos, pues muestra que la capital se pinta peligrosamente de azul tanto en el distrito sexto que ganó Blanco como en el octavo que Rosa María Baray perdió por un estrecho margen a pesar de que como candidata no hizo el mejor trabajo, mientras que Miguel Carreón, coordinador de campaña de Blanco, de plano se sacó un diez.
Esto fue lo que le dijo el ‘bombero’ Arturo Proal de la Isla al gobernador Duarte pues, franco, frío y objetivo como es él, seguramente le detalló todos los puntos flacos de su estrategia, los perfiles que no dieron resultados y las medidas a tomar para recuperar fuerzas. Al mandatario le molesta escuchar malas noticias, pero las escucha y se aplica a poner manos a la obra, por lo que a nadie sorprendería que en los próximos días halla medidas, algunas quizá drásticas.
Pero la elección sigue en el Distrito III, donde la malquerida candidata del PRI-Verde, María Ávila Serna, quedó en empate técnico con la panista Xóchitl Contreras, pues tienen una diferencia de 260 votos.
Ávila quiso dar madruguete y se declaró ganadora ella solita desde su casa de campaña prestada por el ‘Teto’ Murguía, quien por cierto no ha tenido empacho para gritar a los cuatro vientos que él sacó solito adelante a la candidata, ya que el partido lejos de apoyarlo trató de mojarle la gasolina para que ambos se hundieran y el empresario de las pinturas dejara su añeja aspiración por la gubernatura.
Pero ya que hablamos de traiciones, volvamos al PAN donde la gente de Mario Mata asegura que hubo incluso una traición de su dirigencia para allanar sus aspiraciones a la gubernatura y dejarle la candidatura en bandeja de plata a Juan Blanco. Ahorita muchos derrotados andan respirando por la herida.
En el caso de los ganadores, muchos están saliendo a festejar airadamente sin tomar en cuenta que apenas entre el 10% y 20% de la ciudadanía los eligió, pues una enorme cantidad de votantes, cercana al 70%, decidió simplemente no ir a votar, y muchos de quienes fueron anularon.
Esto debería ser razón suficiente para que reflexionaran, intentaran conectar con la ciudadanía y mejoraran su labor, pero no, para ellos ganar basta pues así la ciudadanía los desconozca y los repudie, su dieta, su fuero y sus privilegios ¿quién se los quita? Deberían tener vergüenza.
Pero más vergüenza han de sentir los minipartidos, esos parásitos que viven de alianzas y comercio de votos para seguir como negocios familiares, uno de ellos, el Partido del Trabajo, en la línea roja de perder el registro, pues en sus actos de campaña juntaron menos gente que un vendedor de tepache en tiempo de frío.
Sin embargo, ahí no acaba la rémora de la familia Aguilar, que ya planea relanzar el Comité de Defensa Popular para seguir mamando del erario, ahora como partido local, pues para eso no tendrá broncas, tiene buenos oficios con el gobierno del Estado y hartos ambulantes para acarrear.
Pero este fue el único castigado. El resto de los minipartidos como el Panal y Morena repuntaron, lo cual tiene muy contentos al dirigente magisterial César Tapia y al académico Víctor Quintana, dirigentes de esas respectivas agrupaciones, que alcanzaron un 8% y 6% de la votación cobrando un peso considerable en el escenario político de Chihuahua, el suficiente para inclinar una balanza y hacer perder o ganar a un candidato en una contienda reñida.
En el caso del PRD, su derrumbe en Chihuahua no preocupa a la dirigente de facto, Hortensia Aragón, quien a través de su sobrina Crystal Tovar dirige el partido en la entidad y ha sabido rematarlo por partes como en yonke, cediendo el motor, la transmisión y la abollada carrocería al PRI-Gobierno.
Total, ellas ya no van a circular en Chihuahua, lo que ocurrió aquí el domingo les importó un carajo pues ellas estaban en Michoacán muy clavadas con Silvano Aureoles, con quien ya tienen chamba segura tras su triunfo, de Chihuahua ya exprimieron lo que podían exprimir. Hasta ayer recalaron a nuestra entidad, contentas, ajenas a la derrota lastimosa que sufrió aquí el partido ‘del sol azteca’.
Las baterías se enfilan hacia la próxima elección, la de gobernador y alcaldías, la mera buena. La grilla comenzará a cocinarse desde ya en el Congreso donde tratarán de seguir vapuleando a Blanco. Ahí se jugarán las cartas en temas como la minigubernatura y el porcentaje de partidos.
Pero la sorpresa de la próxima elección podría no ser ni Blanco ni el delfín que ponga el PRI, sino un independiente que cuente con el apoyo de los empresarios aprovechados a medias por el PRI y maltratados por el PAN. El efecto bronco podría replicarse en Chihuahua y, dado el desencanto de la ciudadanía por los partidos un independiente podría ser un rival fuerte.
Para cerrar, una anécdota que da entre lástima, pena ajena y risa: Un virus comenzó a atacar los perfiles de Facebook de cientos de miles de usuarios en toda América Latina escondido en noticias falsas y videos porno. Paranóicos, algunos opositores culparon de inmediato a Duarte por la calamidad informática a la cual tacharon prontamente de censura, tal como lo hizo Jaime García Chávez, quien donde quiera ve moros con trinchetes y culpa al mandatario hasta de que las macetas no le prendan…