La mano de obra utilizada en la construcción de lo que será uno de los más lujosos hoteles en Washington, que se sumará al imperio inmobiliario de Donald Trump, incluirá a trabajadores indocumentados, reveló el diario Washington Post.
Aunque algunos de los obreros contratados dijeron haber ingresado al país de manera ilegal pero ahora residen legalmente después de haber regularizado su situación, el diario local explicó que esa situación no podría aplicarse a la totalidad.
El artículo, firmado por Antonio Olivo, indicó que la empresa del excéntrico candidato de las internas republicanas en Estados Unidos que está a cargo de este proyecto de u$s200 millones «podría haberle confiado a algunos indocumentados» el trabajo, a partir de investigar el pasado de varios que accedieron a hablar con el diario.
La revelación ocurre en medio de la controversia generada por los comentarios racistas del magnate sobre los inmigrantes mexicanos, a quienes acusó de ser violadores, lo que generó una ola de indignación entre inmigrantes de otras nacionalidades. «¿Ustedes creen que cuando estamos trabajando, pendiendo desde el octavo piso, estamos violando o vendiendo drogas?», cuestionó Ramón Alvarez, de 48 años de edad y originario de El Salvador, quien dijo además que en algunas instancias tienen que manejar sustancias toxicas.
Iván Arellano, de 29 años, originario de México y quien trabaja en la construcción como albañil, calificó de irónicos los comentarios de Trump, al indicar que la mayoría de los trabajadores son hispanos «y muchos vinieron de manera ilegal». «Todos estamos aquí trabajando muy duro para construir una mejor vida para nuestras familias», dijo Arellano al Washington Post, uno de los 15 trabajadores entrevistados por el diario, quien indicó que muchos de estos cruzaron la frontera de manera ilegal.
En un comunicado, Hope Hicks, vocera de la organización Trump, se deslindó de toda responsabilidad al respecto al indicar que a «los contratistas se les requiere pedir los documentos para establecer la elegibilidad de potenciales trabajadores en cumplimiento de las leyes de migración». El hotel se ubicará en lo que por muchos años fue el antiguo edificio de la oficina de correos, cuya arquitectura única atraía miles de turistas cada año y que se mantuvo operando debajo de su capacidad.
De manera separada, residentes de la capital han iniciado una movilización para pedir al chef español José Andrés que desestimé de sus planes la apertura de un restaurante en el nuevo hotel, como repudio a los comentarios de Trump.El chef, quien es propietario de varios restaurantes a lo largo de Estados Unidos y se convirtió en residente legal en 2013, es toda una celebridad local y ha sido honrado por universidades como la de George Washington por su trabajo altruista.
Fuente: El Heraldo de Honduras