De 2000 a 2015 en todo México han sido asesinados 103 periodistas, y son Chihuahua y Veracruz los estados que encabezan la lista con 16 cada uno. El comparativo entre ambos estados y ambos apellidos no son por casualidad, pues sus gobernadores César Duarte y Javier Duarte, respectivamente, se han caracterizado por reprimir la libertad de expresión, aparte de que también los dos tienen una deuda exorbitante que está llevando a sus estados al hundimiento.
El tema de la violencia contra periodistas es puesto en el ojo del huracán nuevamente debido al asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa, quien recibió amenazas del gobierno del Duarte en Veracruz, razón por la que se auto exilió y huyó a la Ciudad de México; este fin de semana fue encontrado asesinado y con signos de tortura, junto a cuatro mujeres en la colonia Narvarte.
La PGR dice que va a investigar, la CNDH lo exige, pero qué tanta probabilidad hay de que sabiendo quién fue el responsable, éste sea condenado: lamentablemente poquísima. El senador del PT, Marco Antonio Blásquez, pide que Javier Duarte dé la cara y comparezca por la represión y los casos de asesinatos contra periodistas producto de su ejercicio de libertad de expresión.
Sin embargo, al igual que nuestro gobernador César Duarte, Javier Duarte es uno más de los protegidos por el presidente Enrique Peña Nieto que, podríamos decir son intocables, aún y con las pruebas en la mano, no digamos sólo de violencia sino también de corrupción, deuda, pobreza. Una muestra más de que el bienestar social es lo último que importa para el gobierno mexicano.
En Chihuahua específicamente la violencia en general está recrudeciendo. Julio cerró con la cifra más alta en los últimos 13 meses, y ha sido el Valle de Juárez donde se ha concentrado este fenómeno con 43 asesinatos tan sólo en Ciudad Juárez y tres en Guadalupe, ahora pueblo casi fantasma en donde familias han huido porque ya no quedan policías vivos, a todos los mataron.
La Mesa de Seguridad de la región, encabezada por José Arturo Valenzuela, apunta a que la mayoría de los casos han sido producto de la venta de droga, pero lo más preocupante es que los homicidios muestran un patrón similar al del 2008, cuando comenzó a detonarse la violencia en el estado. ¿Se avecina entonces una recaída en cuestión de inseguridad?
César Duarte no se ha cansado de decir que él trajo de nuevo la paz en Chihuahua, y ciertamente es que en los últimos años bajaron los números tanto de homicidios como de secuestros y extorsiones, pero el panorama nacional pinta feo en todos los sentidos y no podemos estar ajenos a los signos de alerta, mucho menos con la reciente fuga de el ‘Chapo’, que a pesar que desde la cárcel seguía controlando el negocio, ahora sí podría retomar con fuerza la lucha por el territorio.
Los que no bajan las armas son los padres de los 43 normalistas desaparecidos, quienes a 10 meses del caso Ayotzinapa, se mantienen en pie exigiendo que el gobierno los regrese con vida a través de una serie de protestas a nivel nacional, que comenzará en Chihuahua hasta llegar a Acapulco a mediados del mes de agosto.
Pero la violencia no es lo único que afecta a Chihuahua, la deuda de sus municipios se ha disparado de dos años y medio para acá, luego de que muchos han pedido créditos que fueron aprobados por la Secretaría de Hacienda. Juárez encabeza la lista con 2 mil 614 millones de deuda, principalmente para financiar el Plan de Movilidad Urbana que ha sido un fiasco.
Mientras tanto, en el Congreso aprueban leyes y reformas como agua, pero ahora resulta que el gobernador César Duarte siempre no está de acuerdo en aumentar el número de diputados, pero como esto ya fue aprobado y no puede meter mano, tratará de hacer hasta lo imposible por revertirlo. Así la autonomía del Poder Legislativo del Ejecutivo.
Más allá de esto, la reacción del mandatario nos dice que está un poco distraído y que no sabe muy bien qué están haciendo sus diputados. ¿Será que su atención se está concentrando ahora en la Federación? De lo que no dijo ni pío fue de la Ley Antibronco que pretende bloquear cualquier aspiración a la formación de candidatos independientes.
Los que andan bien ardidos son los taxistas, pues el transporte privado Uber llegaría a Chihuahua y Ciudad Juárez, y tan sólo la idea ya enchiló a toda la mafia de trabajadores al volante. Lo curioso es que no han hecho nada en los últimos años para jalar más clientes, y en lugar de hacer una estrategia que beneficie a todos prefieren vivir de la estafa.
Ya comenzaron las quejas y pretenden realizar manifestaciones para rechazar la entrada de Uber al estado. Mientras tanto, los ciudadanos ven como una opción favorable que se implemente este servicio, pues a pesar de que dijeron que pondrían taximeros para regular los costos por viaje, aún no es hora de que se vuelva una realidad.