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La relación entre el tamaño de los senos y el cáncer ¿Existe?

Desde hace tiempo los científicos se han preguntado si el tamaño de los senos puede predecir el riesgo que tiene una mujer de sufrir cáncer de mama. Pero los estudios hasta ahora no habían sido concluyentes.

Ahora una nueva investigación encontró lo que dice es ‘la primera evidencia genética’ de un vínculo entre el tamaño de los senos y el riesgo de cáncer de mama.

Los investigadores de la empresa de genética 23andMebasada en California, Estados Unidos, encontraron variantes genéticas que, dicen, están vinculadas al tamaño de los senos.

Y algunas de estas variantes están asociadas al riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Crecimiento descontrolado

Los investigadores analizaron los datos genéticos de 16.175 mujeres de origen europeo y llevaron a cabo un registro del tamaño del sostén que utilizaban.

Esos datos fueron comparados con los de millones de mutaciones genéticas.

Después de tomar en cuenta la edad, antecedentes genéticos, cirugías de mama, historial de amamantamiento y embarazos, se encontraron siete variantes, o polimorfismos de un solo nucleótido (SNP), vinculadas al tamaño de los senos.

Y tres de estos SNP eran factores conocidos vinculados al riesgo de cáncer de mama.

‘Los resultados de este estudio muestran que algunas de las mismas vías genéticas subyacen tanto en el crecimiento normal de los senos como en el cáncer de mama’ explica el doctor Nicholas Eriksson, quien dirigió el estudio.

‘Esto se debe sorprender si pensamos que el cáncer es un crecimiento descontrolado’.

‘Algunos estudios han encontrado que los senos más grandes en las mujeres jóvenes están asociados con un ligero incremento en el riesgo de cáncer de mama’.

‘Los factores genéticos que encontramos apoyan este concepto de que el tamaño de los senos y el cáncer de mama están relacionados’ agrega.

Tal como explica el investigador, el responsable de este vínculo parece ser el estrógeno.

‘Se sabe que una de las variantes regula la expresión del gen receptor de estrógeno que juega un papel vital en el crecimiento de las glándulas mamarias y en la mayoría de los casos de cáncer de mama’.

‘Otra de estas mutaciones está localizada en la región del genoma que a menudo muestra anormalidades en las personas con un cierto subtipo de cáncer de mama’ agrega.

Tal como señala el investigador, la relación entre el tamaño de los senos y el cáncer ‘es complicada’.

Y aunque el estudio no quiere decir que los factores genéticos son suficientes para explicar la asociación entre tamaño y riesgo, sí muestran que ambos están vinculados.

‘Aunque estos resultados no apoyan directamente una relación epidemiológica entre el tamaño de los senos y el cáncer, este estudio contribuye a un mejor entendimiento entre la sutil interacción entre la morfología de los senos y el riesgo de cáncer de mama’ concluye el doctor Eriksson.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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