Una cloaca se destapó en el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua, donde acabó la cobijita que cubría al ¿presidente? de ese organismo, Fernando Herrera, quien se ha aferrado a la ubre a más no poder tras la entrada del nuevo presidente, pero prontito están saliendo a relucir las transas.
Para empezar, salió a la luz que el organismo tenía una flotilla que iba y venía a diario de Delicias, por motivos ni remotamente justificados, así como sueldos exorbitantes para sus cercanas secretarias, las cuales años atrás ya habían dado de qué hablar pues conducían autos de gran lujo a pesar de su modesta posición en el Instituto.
Otro entuerto fueron sus guardias de seguridad, generosamente recompensados por cuidarlo, más que los profesionistas que ahí trabajan, así como decenas de aviadores que, sin trabajar en el IEE (ahí ni los conocen) mamaban 48 millones de pesos, suficiente para ¿qué le gusta? ¿becar a 48,000 niños?
No se digan los gastos opacamente justificados en el área de Materiales, o el buen gusto para los vinos que presumía el presidente del IEE, así como las finas carnes de ‘gorrión’ que le gusta consumir, a expensas de los impuestos que usted y yo pagamos.
El presidente manejó el organismo a su antojo, tanto que despidió y movió a quienes intentaron amarrarle las manitas, pero tenía llave abierta para el despilfarro, pues su posición le permitía estar en complicidad con partidos, autoridades y otros políticos, y nadie quería tener en contra al árbitro de las elecciones, menos cuando les ofrecía aviadurías para sus parientes, eso sí, a cambio de otras aviadurías y favores.
Así, la salida de Carlos Altamirano, quien fue relevado por Ricardo Centeno, puede ser una oportunidad para sanear las cuentas del IEE, que de entrada ya aplicó una reducción a la nómina de 148.4 millones de pesos a 137.9 millones. En Materiales, otra minita de oro, pasaron de 46 a 35 millones de pesos, y en Servicios Generales de 99 a 75 millones… y eso que aún podrían recortarle mucho más. Un 15% del presupuesto es lo que, bajita la mano, se fugaba del Instituto.
Como insistimos, nada de esto es novedad. El saqueo que se venía realizando en el IEE comenzó desde el primer día que Herrera asumió el puesto, no sólo por su sueldazo que le dejaba 153 mil pesos de aguinaldo (los cuales cobrará este año también), así como algunos de sus cercanos que participaron en el desfalco, como Laura Pallares, Marcela Oropeza, Carlos Carbajal, Fátima Bribiesca, Carlos Humberto Altamirano, Juan Maldonado, Agustín Ávila, Claudia Heredia entre otros, señalados por los propios empleados del organismo.
Para todos hubo. Recordemos nada más los millonarios spots en los que participaron Araceli Arámbula y Caballo Dorado, los cuales exprimieron las finanzas públicas. Todo este gasto no se justificaría, pero al menos sería menos la frustración si dijéramos que las elecciones han sido un exitazo. Nada más lejos de la realidad, el abstencionismo en Chihuahua raya ya en el 70%, pues los gastos y desfalcos millonarios no sirvieron ni de lejos para organizar elecciones participativas ni de calidad, pura robadera.
Pero olvídese de que se vaya a proceder contra Herrera. Les sabe muchas tretas a los partidos y en general ellos también salieron beneficiados del saqueo, así que ni quien tenga interés en aclarar todas las acusaciones contra Herrera. Solamente la ciudadanía, pero ¿a quién le importa la ciudadanía?
Y ya que hablamos de la ‘democracia’ carísima e inoperante en la que vivimos, el Partido del Trabajo es otro ente parasitario que busca a como dé lugar mantener la dieta que engorda sus arcas. El PT aún tiene esperanza de que las elecciones extraordinarias en Aguascalientes los salven del hoyo en el que se encuentran, y recibir así su ‘limosnita’ de 3.5 millones de pesos de prerrogativas.
Lilia Aguilar, la nueva jefa del clan, impugnará y hará la lucha hasta donde sea posible para no perder su chorrote. El problema es que la transa podría salirle, pues en lo nacional la jugada Aguascalientes podría resultar, mientras que en lo local podrían reiniciar el trámite para obtener el registro desde cero, con los dos tres vendedores de tepache que aún los apoyan.
Para los independientes es para los que no hay, pues el PRI se lleva 60 millones, el PAN 36.6, el verde 22.4, Panal 28.3, MC 12.8, encuentro social 3.5 y Morena 3.5, 183 millones entre todos, a los independientes se les destinan apenas 1.2 millones para todos, la décima parte que a Movimiento Ciudadano, un partido que no representa ni a los parientes de sus dirigentes.
Ahí rechistó Antonio López, quien quiso bronquificarse pero se quedó en el camino tras haber renunciado al PAN hace diez días, y con la ratificación de los candados pues quedó fuera. Lástima, tan emocionado que andaba.
Pero vamos a seguirle con este sistema electoral inoperante y costosísimo, no sólo económica sino política y administrativamente, ya que la docena de aspirantes del PRI, todos excepto Marcelo González Tachiquín, podrán seguir en sus cargos utilizando recursos públicos y personal a su cargo para sus proyectos políticos, mientras a la función pública se la lleva el diablo.
Con la instrucción de Manlio Fabio Beltrones de que nadie renuncie hasta enero, o quizá ni eso, seguirán anclados al dinero público, excepto Marcelo, ya dijimos, quien ayer anunció en Juárez que sí renuncia y que sí va, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.
Los que quieren simular decencia son los panistas Juan Blanco y Jaime Beltrán del Río, quienes anunciaron que sí renuncian aunque no estén obligados, pues suficiente quemón es (sobre todo para Blanco) el haber dejado en evidencia que pidieron el voto sólo para saltar a algo más grande.
El que anda como que más concentrado en su chamba es el alcalde Javier Garfio, quien está buscando no apoyo para su campaña, sino lana para meterle al Centro de Chihuahua, y para eso le pidió a su suplente, el ricazo Eugenio Baeza, que invitara a sus amigos pudientes, 25 adinerados empresarios, a una comida en la sede de Grupo Bafar para ver quién le pone unos milloncitos a la ciudad, porque endeudarse más ya no pueden.