La fiebre por los independientes está subiendo la temperatura de Chihuahua, y es que cada vez se ve con más seriedad el proyecto de ‘Chacho’ Barraza, un empresario pesado, pesado, de esos que no tienen tiempo para andar jugando a ser candidato y si se está lanzando es porque ya tanteó el terreno y tiene posibilidades reales de lograr algo con su aventura electoral.
Lo notable es que cada vez más grupos filopanistas abrazan su proyecto y le dan la espalda al partido, concretando así un desmoronamiento que venía sufriendo el PAN y sobre todo su dirigencia, esa que se ha hecho rica y poderosa por el mérito de perder todas las elecciones.
Llama la atención que Alejandro de la Rocha, aspirante panista a varias posiciones, pero enquistado desde hace años en la dirección de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), fuera el primerito en acudir a la inscripción de Barraza.
Sin embargo, llama mucho más la atención que Álvaro Madero, hermano del ex dirigente nacional azul, Gustavo Madero, ofreciera abiertamente su apoyo a Barraza, lo cual desenmaraña el misterio que circulaba en torno al barbudo dirigente sobre por qué no buscó la candidatura azul teniendo tanto capital político a su favor.
Tal vez Madero ya comprendió que la estructura electoral de esa franquicia política llamada Acción Nacional no es un apoyo sino un estorbo, y que es mejor saltársela para irse por la libre, sin necesidad de colar a los ejércitos de inútiles llamados ‘recomendados’, ese lastre que parece ser la única ocupación de la dirigencia. Mejor sin ellos.
Así, la contienda entre Juan Blanco y Jaime Beltrán del Río podría ser una mera faramalla pues quienes disputan en verdad en voto azul son los empresarios, un desafío fuerte si tomamos en cuenta que en Chihuahua las elecciones no se ganan, se negocian y se compran, y no hay mejor discurso que unos buenos fajos de billetes para sustentar las campañas, en un ejercicio que pasó de ser ‘democrático’ a una inversión a futuro.
Ahora la duda es si el movimiento de Javier Corral y Jaime García Chávez arropará (o se dejará arropar) por el empresario, quien ya dijo que no le da comezón ir con la izquierda, a pesar de que fue el cabecilla de la campaña sucia de “López Obrador es un peligro para México”, algo que puede ser cierto, pero que violó en su momento todo principio democrático. Total, ni que fueran los únicos.
La versión mini del proyecto de Barraza es el que encabeza Enrique Terrazas Seyffert, un hombre nacido en cuna de oro pero con historial limpio en cuanto a transas y corruptelas. El problema es si un personaje de abolengo, que en su vida ha pisado una colonia popular ni salido de su mundo de ricos puede comprender y resolver los problemas de una sociedad empobrecida.
Tampoco tiene que ser todólogo… un buen gobierno no lo hace una persona sino un equipo, y si escoge bien puede dar buenos resultados. Aparte, por muchas que sean sus dolencias, hay que ver si es la mejor opción, pues ahorita está también un empresario y el mundo no se ha acabado.
También debe verse si la fractura del voto azul no acabaría por beneficiar a Lucía Chavira, quien tiene un reto complicadísimo pues el desencanto con los desastrosos gobiernos de César Duarte y Enrique Peña es un peso que trae encima, aunque su estrategia de ha basado en desmarcarse de culpas ajenas y dejar claro que su proyecto es de ella y nada más.
Maru Campos trae buen peso. Sería una rival ‘puntera’ y aseguran que su trayectoria y amarres le darían la ventaja sobre Lucía, pero si el voto azul se rompe y los ciudadanos hartos del PRI (sin distingo de grupos) se fragmentan, la alcaldía será tricolor tres años más. De momento nadie tiene seguro nada, y eso de verdad emociona.
En el caso de Juárez, ‘Teto’ es un personaje aborrecido, con un historial más negro que otra cosa, pero podría ganar fácilmente por la simple razón de que no hay un solo proyecto sólido que lo enfrente. El caballo va sólo en la carrera, y el PAN ha estado demasiado aletargado y envuelto en riñas internas como para soñar con hacerle ruido.
Volviendo a la gubernatura, el proyecto de Serrano sigue siendo el más fuerte, aunque para ser honestos debemos reconocer el peso político que mantiene e hizo valer el gobernador César Duarte, logrando lo que sus antecesores no pudieron: dejar a su delfín de candidato único y así garantizar la continuidad de sus proyectos en influencia en Chihuahua, donde difícilmente tendrá que rendir cuentas por las demandas en su contra por peculado, corrupción y otros delitos relacionados con el banco que se compró y al cual le inyectó recursos públicos.
La candidatura de Serrano no fue una casualidad ni un regalo, sino el respaldo firme del presidente Enrique Peña Nieto al gobernador, con lo cual reconoció el buen trabajo político y la disciplina que ha mostrado con el partido, aunque sólo con el partido pues Chihuahua está endeudado hasta el cuello y sin obras o acciones que justifiquen tan descomunal gasto.
Sin embargo, si bien el grupo Duartista salió bastante fortalecido, el PRI como partido se debilitó bastante. Por mucho que lo canturreen, no tienen (salvo Juárez, quizá) ninguna posición en la bolsa y tendrán que disputarlas en serio pues el 15% de votos con el que suelen lograr su victoria podrían no alcanzarles ante panistas e independientes.
Otro problema de la victoria del duartismo es el resentimiento de los demás grupos, sobre todo en el sector local de Juárez y Chihuahua, donde las bases sienten que se entregaron las posiciones a las que muchísimos aspiraban sin consultar a nadie más que a los santones de siempre. Así, Duarte no sólo ha hipotecado al estado, sino también las posiciones políticas, las cuales tienen una larguísima lista de espera pues los mismos de siempre ni las sueltan ni las soltarán. La militancia no contó pero para nada. Tampoco es que sea algo nuevo. Las cúpulas priístas de siempre han sobrevivido y prosperado pasándose a la militancia por donde les da la gana.
Pero otra posición que podría acaparar el priísmo es la coordinación de legisladores priístas en el Congreso de Chihuahua, en caso de que se cumpla el designio de colocar a Marcelo González Tachiquín en el número uno de las listas plurinominales, lo cual no le garantiza su lugar en el Congreso pero casi casi.
Duarte también cumplió con su propósito de no ver a Marco en las urnas, pues si bien va Lucía, esposa de Quezada, ella cuenta con una trayectoria propia, y quizá sea sólo un capricho pues es difícil imaginar que el ojiverde se quede en casa a jugar al amo de casa pero a fin de cuentas el gobernador logró que el aspirante con más simpatías en estado no llegara, aunque fuera de su partido. Así de tirria le trae, y el caso Aeroshow nunca dejó de pesar. Sin este, quizá Quezada habría contado con más cartas para exigir su derecho.
De esta forma, si Lucía Chavira llegara a ganar, podrían tener una bocanada de oxígeno para seguir vigentes. De otra forma tendrían que ser extremadamente audaces para no acabar por completo ahogados, aunque Reyes Baeza sigue firme y creciendo en el terreno nacional, apostándole al trabajo y a los resultados como servidor público, sin dejar de lado los buenos oficios y el tacto en materia política.
También hay que tomar en cuenta que si el PRI lograra superar los difíciles retos y se quedara con la gubernatura y las principales alcaldías, el eventual gobernador Serrano tendría la peor oposición, la de su propio partido, pues tendría en Chihuahua y Juárez a cabezas de grupos contrarios y en el Congreso a un Tachiquín que no lo quiere ni tantito. El grupo de Quezada se fortalecería, pues no contaría sólo con el perfil más fuerte entre el priísmo, sino con dos, él y su esposa.
Para cerrar, mucha de la ‘crema y nata’ política chihuahuense fue vista en El Paso aprovechando los remates. No hablamos sólo de funcionarios menores, sino de la senadora con licencia Lilia Merodio que andaba sobre las ofertas de Macy´s o el ex alcalde Carlos Borruel quien llevó a su familia a espulgar los remates en el Ross, la tienda de baratas. Hubo muchos más que desfilaron por los pasillos de Cielo Vista, pero mencionarlos a todos sería interminable.