La falta de condiciones dignas para laborar, el nulo reconocimiento del Estado y el panorama adverso ante una posible reforma de salud, ha provocado que enfermeras y enfermeras iniciaran un movimiento que hasta hoy ha impedido que les quiten sus prestaciones. En esos claroscuros, es como la celebración del Día de la Enfermería llega acompañada de una “anemia” del sector.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto y la llegada de Mercedes Juan López a la cabeza de la Secretaría de Salud (SSa), así como los intentos de recorte a los programas de profesionalización de enfermeros y enfermeras, aunado al anuncio de una reforma al sector salud, provocaron el despertar de un movimiento de ramo que a la fecha sigue vivo y el cual logró frenar la reducción de recursos.
A pesar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) consideran que en México los parámetros de suficiencia para la prestación de servicio son deficientes, miles de enfermeros y enfermeras han tenido que realizar su labor pese a la carencia de materiales, espacios, infraestructura, sueldos o condiciones dignas.
También han tenido que enfrentar el exceso de pacientes. En promedio, los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuentan con 11.1 enfermeras por cada mil habitantes, mientras que en el 2012 el país sólo contaba con 2.6 enfermeras. Es así como estos profesionales celebran el Día de la Enfermería.
Para Gustavo Leal Fernández, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), existe un descuido y falta de reconocimiento para los enfermeros y enfermeras por parte del Estado. Ello provocó que en septiembre de 2014, ante el anuncio de recorte de beneficios de programas de profesionalización, despertara “una movilización sin precedentes, el cual sigue vigente y tendrá mayor presencia”.
“Esta celebración viene acompañada de una anemia total […]. Durante este periodo de septiembre de 2014 a enero 2015 la Secretaría de Salud estuvo contra la pared y soltó una cantidad bárbara de recursos que estuvo operado por el Sindicato de esa secretaría, a manos de Marco Antonio García Ayala, y no pudieron detener las denuncias tan grandes sobre cómo está trabajando la rama”, comentó el profesor Leal.
Para Ángela, enfermera general del Hospital Juárez de México, y quien tiene más de cuatro décadas de servicio, las condiciones no han cambiado del todo. El salario que percibe, a pesar que cada año recibe un aumento, no pasa de los ocho mil pesos quincenales, incluyendo prestaciones.
“El salario base es muy bajo”, comentó. La enfermera dijo que antes no se requería una licenciatura para entrar, pues con carrera técnica se podía ingresar como auxiliares y ya en la marcha y con las capacitaciones se podía aspirar a una profesión.
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