Adoptar dietas o acciones drásticas para bajar de peso, posterior a las fiestas decembrinas en que se abusa del consumo de alimentos, más que ayudar al organismo, puede ocasionar una descompensación metabólica con efectos desfavorables, advirtió la nutricionista-dietista María Magdalena Parada Domínguez, coordinadora de Nutrición y Dietética del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua.
El consumo prolongado de productos light (bajos en calorías) o sustituir los alimentos del día por barras de fibra con fruta seca, es una forma común para intentar bajar de peso, pero representa un riesgo para la salud porque estos contenidos son pobres en proteínas y carbohidratos buenos.
También existen las llamadas dietas “hídricas”, que consisten en consumir únicamente agua con complejos vitamínicos y minerales, lo que puede provocar un déficit de proteínas, carbohidratos y glucosa importantes para la regeneración muscular y energética. A la larga esta dieta puede dañar el corazón, hígado y cerebro, lo que la convierte en una de las más peligrosas si se pone en práctica, advirtió.
Otras dietas sugieren la sustitución y eliminación de alimentos, cantidades y horarios, que muchas veces terminan por desmotivar a la persona que la pone en práctica y a fin de cuentas muchos de estos regímenes alimenticios si bien producen una disminución en la talla, lo hacen a través de la pérdida de líquido corporal y desnutrición.
La nutrióloga señaló que una caminata diaria de al menos 30 minutos, beber dos litros de agua al día y alimentarse a base de frutas, verduras, carnes bajas en grasa, como pescado, pollo y pocas harinas y azúcares refinados, ayudan de manera efectiva a bajar los kilos de más que se ganaron en las cenas navideñas, sin necesidad de recurrir a dietas peligrosas que solo descompensan el metabolismo y dañan el organismo.
La nutrióloga, sugirió aplicar a la dieta lo siguiente: repartir en cuatro ó cinco comidas al día cinco piezas de fruta (variadas), ocho raciones de verduras (taza por ración), dos de carne baja en grasa (pollo sin piel o filete de pescado) y tres cereales como arroz, avena, tortilla o pan (una pieza o lo equivalente de un cucharón sopero).
Recomendó que al comer se debe masticar cada bocado de 20 a 30 veces para favorecer la digestión, evitar el paso de aire al tracto digestivo y la distensión abdominal. Masticar adecuadamente sirve para cumplir con un tiempo de saciedad psicológica; también es importante no tomar líquidos media hora antes, ni media hora después de haber consumido alimentos.
La dieta que le funciona a una persona no significa que le sirva a otra; cada organismo es diferente y almacena la grasa en lugares distintos (abdomen, brazos, glúteos, piernas, etc.). Por ello es importante valorar a cada individuo.
La coordinadora de Nutrición y Dietética, invita a los derechohabientes a acudir a los módulos PrevenIMSS, ubicados en las Unidades de Medicina Familiar (UMF), para recibir una adecuada orientación nutricional, llevar un registro de peso, talla e índice de masa corporal, con base en eso determinar la dieta que puede llevar a cabo y lograr una positiva modificación de hábitos alimentarios.
Finalmente resaltó la importancia de no basar la alimentación en productos “ligth”, pues los conservadores de estos generan radicales libres en el cuerpo que modifican o matan las células y a la larga pueden tener consecuencias importantes. Ese tipo de productos son alternativos, pero jamás podrán sustituir los nutrientes que proporcionan los alimentos frescos.