“No tenemos suficientes invitados a nuestra boda y vamos a quedar mal delante de todo el mundo”. Es posible que en un país como México o España el porcentaje de parejas que haya pronunciado esa frase sea insignificante (de hecho el problema suele ser que la lista de asistentes es demasiado larga) pero en otros países como Corea del Sur o Japón ocurre lo contrario.
El grupo de amigos que acude a la boda es demasiado pequeño y los novios se avergüenzan de su escasa vida social, así que contratan a figurantes. Es decir, amigos falsos que rellenan espacio.
El servicio existe desde finales de los años 90 y, además de amigos, también ofrece otros grupos de apoyo como familiares o colegas de trabajo. La explicación más razonable a este sorprendente afán de aumentar el número de invitados se encuentra en el carácter hipercompetitivo de la sociedad surcoreana. Daniel Tudor explica en su libro Korea: The Impossible Country ese sentimiento de los ciudadanos que no solo consiste en hacer bien las cosas sino en hacerlas mejor que los demás. De ahí la necesidad de aparentar una vida perfecta, incluída una boda de ensueño con el número de invitados correcto. La expresión infantil del “pues yo más” trasladada del patio del colegio al pasillo de la oficina.
Kim Seyeon es una actriz que ha realizado muchos trabajos como invitada falsa. Cobra unos 20 dólares por boda y está dentro de una agencia que se dedica a prestar este tipo de servicios por todo el país. Según ha declarado a NPR: “Estamos en temporada alta de bodas en el país [agosto] así que acudo a dos o tres bodas al día todos los fine de semana”. Con el paso de los años el uso de figurantes ha ido creciendo y hay veces que ni una parte de la pareja sabe que un porcentaje de los asistentes a su boda son amigos de pega.
El País