En la renuncia de Marcelo González Tachiquín hay gato encerrado. Es la especulación de muchos opinólogos chihuahuenses que ven en la renuncia del ex diputado, ex asistente del gobernador, ex director de Pensiones y ex secretario de Educación, una maniobra para lanzarse por la vía independiente.
Como insistimos, todo esto es aún una especulación nada más, pero a muchos les parece sospechoso que tras buscar ser el candidato a gobernador por parte del Partido Revolucionario Institucional, saliera al final con que ese partido, el que aspiraba a representar, ha perdido sus valores fundacionales y por eso mejor renuncia.
Una lectura que comenzó a correr entre los más sospechosistas es que Marcelo lo que en verdad busca es lanzarse por la vía independiente y así disputarle el voto priísta a Lucía Chavira, la única candidata verdaderamente antiduartista, pues pocos creen que el gobernador, ambicioso y autoritario como es, ceda la capital del estado que gobierna al grupo que más disidencia le ha causado en el estado, un grupo de su propio partido.
Otros creen que Tachiquín efectivamente tiene proyecto, dada la manera mediática en la que se retiró, con rueda de prensa, videos en redes y toda la cosa, pero que dicho proyecto no será para esta elección, sino para la que sigue, pues afirman que le queda poco tiempo para armar su proyecto, a menos que, como sospechan los primeros, ya lo tuviera armado. Lo único en lo que todos coinciden es en que Tachiquín ni de chiste se quedará cruzado de brazos en una mecedora, no es lo suyo.
Independientemente de las razones que tuviera Tachiquín (que nadie le cree que sean morales), lo cierto es que representa un duro golpe para el partido y un signo evidente de la descomposición que ha generado el autoritarismo del ‘primer priísta del estado’, quien ha desplazado y humillado a quienes no pertenecen a su cada vez más reducido grupo, y que por mucho que se hable de unidad, sencillamente no la hay.
Marcelo deja también acéfala a la Fundación Colosio, la cual pretendía ser la cuna ideológica del priísmo moderno, y envía el mensaje de que no es el único inconforme, por lo que no sería extraño que en los próximos días o meses se den más renuncias de los desfavorecidos, priístas con trayectoria y méritos, ninguneados por quienes se adueñaron de esa institución que, hay que reconocer, ha sido el timón político de Chihuahua y del país, con todas sus fallas, pero también con todos sus aciertos.
Una señal a la que hay que estar atentos es si el equipo de Marcelo también abandona el barco o se queda mamando de la chichi presupuestal. Esto podrá dar algunas lecturas sobre las verdaderas intenciones de Tachiquín, las cuales son políticas y traen aspiración, sin duda. Lo que no se sabe es a qué le tira, cuándo y cómo.
La reacción en el PRI fue el silencio, y su dirigente de cartón, Karina Velázquez, apenas atinó a señalar que “fue una pérdida importante” y hasta ahí. Duarte, Serrano y sus colaboradores mantuvieron el pico cerrado.
Pero ya que hablamos de Serrano, sabemos que se está quedando cada vez más aislado, pues así como su grupo ha excluido burdamente a los demás liderazgos priístas, ahora le pagan con la misma moneda, y es que nadie de su equipo se ha puesto en contacto con la gente de Merodio, Ortiz ni los demás aspirantes que se quedaron en el camino, y es un secreto a voces que aunque en el papel Javier Garfio es su coordinador de Campaña, en la realidad funge el papel de un mero mueble más en el cuarto de guerra serranista, y un mueble muy estorboso, por cierto.
Por el lado del PAN, como que quieren dar muestras de vida y salir del estado de pasmo en que se mantiene el albiazul. Ayer se reunieron en la Del Valle, en la Ciudad de México, los aspirantes: Jaime Beltrán del Río, Teresa Ortuño, Javier Corral, Carlos Angulo, Juan Blanco y Carlos Borruel, para por enésima vez intentar ponerse de acuerdo sobre el método de elección en candidato, pues no han podido sacudirse su ineptitud organizacional.
Beltrán del Río como que les quiso leer la cartilla, quejándose de que los traen de arriba para abajo con dizque estudios y encuestas que no son más que la tapadera del ‘dedazo’ que se aproxima, y que aunque no se sabe a quién favorecerá, es claro que el CEN y el CDE buscarán al candidato más afín a sus intereses de grupo y no necesariamente a los intereses del panismo en general.
Beltrán del Río y Juan Blanco simplemente no despegan y parece que pierden bonos en vez de ganarlos; Carlos Borruel está más quemado que un cabrito, y Javier Corral sigue en su actitud de hacerse del rogar y tirarle alto pero sin rumbo claro. Carlos Angulo y Teresa Ortuño ni la burla perdonan.
Lo que se logró acordar es que antes de que termine enero habrá candidato sí o sí, y pretenden que los demás apechuguen y se sumen al proyecto del ungido, que cada vez tiene posibilidades de alcanzar la gubernatura ante un fortalecido ‘Chacho’ Barraza que avanza arropado por el Bronco en una especie de “partido independiente”, un oxímoron como muchos otros de la política mexicana. Muestra de su crecimiento es que comienza a acaparar los ataques de priístas, panistas y todo lo que se mueva. Ladran los perros, pues.
En el caso de la alcaldía, la aspirante única por el PRI, Lucía Chavira, ha sabido marcar distancia de su marido, el ex alcalde Marco Quezada, y demostrar que tiene un peso propio como política. Ayer se reunió con Alejandro de la Rosa, coordinador de diputados priístas, y ha andado de arriba para abajo, trabajando por fortalecer su proyecto.
En el equipo contrario juega María Eugenia Campos, sobre quien crecen las sospechas de alianzas con el duartismo, ya sean fundadas o agitadas por los inconformes de su partido. Maru está viendo quién le entra al distrito 15 de la capital, considerado el más fuerte bastión panista del estado y prácticamente ganado de antemano.
Este distrito se lo disputan Roberto Lara, el rey del oportunismo, y Jorge Soto, representante del grupo ‘Gaudini’ que tanto peso ganó en el partido gracias a la labor de su extinta cabeza, Javier Gaudini. Para Maru este distrito es crucial, pues no se trata de que llegue un talegón a esperar que los votos le caigan solos, sino que le trabaje duro pues precisamente en este distrito puede definirse la alcaldía entera.