- “Una secretaria, que agarraba productos sin pagar, me acusó falsamente”, dice
- Rodrigo de la Rosa, Coordinador del GPPRI, ordena le quitaran trabajo e ingreso
Apoyado con su bastón, algunas veces orientado por sus amigos y visitantes, todos los días, paso a paso, piso por piso, oficina por oficina, durante nueve años, Mario ofreció sus servicios en el Congreso del Estado como masajista y vendedor de dulces, hasta que las intrigas de una secretaria y la orden del Coordinador, Rodrigo de la Rosa, terminaron con su trabajo, fuente de ingreso para él, su mujer y dos pequeños hijos.
Invidente, Mario Martín García Salazar, de 48 años, originario de Chihuahua, Chih., no quiere causar lástima: “soy un discapacitado, pero luchista, en pro de una mejor calidad de vida”.
Alrededor de los doce años ingresó al mundo de las drogas y del pandillerismo, tanto en Chihuahua cuanto en Ciudad Juárez, lo que le originó ingresos a las cárceles, donde pudo conocer cómo vive, realmente, un delincuente; su forma de vida provocó la separación del vínculo familiar.
Asimismo, entre los doce y los veinticinco años terminó con la ceguera que hoy cuenta: “una vez perdí la vista un día, luego tres días, a la tercera ya no pude ver nada. Tuve mis advertencias, ¿verdad?, pero no hice caso. En el lapso de trece años las drogas fueron de menos a más y la visión de más a menos. Un día amanecí ciego, convulsionado, pero me recuperé; pasó un año, y volví a recaer, esta ocasión fue por tres días; pasa un año o dos, y a la tercera ya no pude ver”.
Aclara: “Hasta aquí, estamos hablando de problemas que yo mismo me provoqué.
“Luego vino una etapa de consejería, apoyo, vida espiritual, con recaídas temporales, ya no permanentes, en el alcohol y ciertas drogas.
“Ante el rechazo de la gente, un día decidí cambiar en forma totalmente radical. Ya estaba invidente, pero busqué oportunidades”.
Es entonces que Mario Martín se une a un grupo de invidentes, donde practicaba Gol-bol, deporte adaptado para ciegos y débiles visuales, la mayoría de bajos recursos, quienes recibieron un apoyo del Gobierno del Estado, que consistió en un curso de masajes, para capacitarlos como autoempleo.
Así conoce diferentes amistades, dentro de las dependencias, gobierno, presidencia, regidores, congreso, etc. Se le abren las puertas del congreso local, para ejercer sus masajes con diputados y empleados del Congreso.
“Allí empecé a trabajar de una forma más formal y más constante, sin estar en la nómina del Congreso.
“Fueron nueve años en los cuales trabajé dentro del Congreso, en las oficinas del Congreso, a diario. Invertí en la compra de dulces, cacahuates y chocolates, los cuales empaquetaba en bolsitas de celofán. Mientras salía trabajito de masaje vendía mis bolsitas de dulces, oficina por oficina, durante nueve años; conocí más amistades, me relacioné con todos, hasta llegar a verlos como familia.
“Asimismo, obteniendo ingresos hasta de 500 ó 600 pesos diarios, hablando de inversiones y de ganancias. Muchos de los diputados en vigencia me apoyaban en momentos de mucha necesidad, brindándome apoyos conforme a mis necesidades.
“Me impuse tanto a vivir una vida de calidad, percibiendo mis propios ingresos y trabajando como todo un hombre regenerado, porque no niego que me avergoncé de mi vida pasada, y sólo quería demostrar que podía ser un hombre de bien… trabajando con mis fuerzas, sirviendo a otras personas y principalmente a mi hogar donde sustentaba un hogar de tres personas y yo, mi mujer y dos pequeños hijos.
“Siempre busqué la forma de respetar el área donde se me permitió servir durante nueve años…
“Pero como dice el dicho ‘todo tiene un principio y un final’. Terminé como en cualquier área de conflictos, donde hay egoísmo, envidias, rechazo y discriminación…
“Una mujer, una secretaria, llamada Rosalba Balderrama Briseño, a quien en una ocasión le pregunté por unas bolsitas de dulces que habían faltado en mi canasta. Yo recuerdo que mi canasta la encargaba en esa oficina, donde esta persona a quien hago referencia, era la única que se quedaba en funciones.
“Y hablo de Rosalba Balderrama en específico, persona que siempre tuvo muy buen contacto con el Diputado Coordinador, Rodrigo de la Rosa, Diputado que nunca me puso a mí una atención, ni se dio tiempo para dialogar conmigo en cuestión a mi problema.
“Hago mención de que sí me gustaría volver a trabajar en esta área, ya que en estos momentos, y después de un año transcurrido, no cuento con ingresos ni trabajo para generarlos; me encuentro en condiciones precarias, por la necesidad de un trabajo.
“Quisiera tener una atención por parte del Diputado en vigencia, Rodrigo de la Rosa, a quien la secretaria Rosalba Balderrama le dijo tantas cosas en contra mía. Como nunca tuvimos una plática, aunque la solicité varias veces, se provocó una discriminación en mi contra.
“Señor Diputado Coordinador: por este medio le ofrezco una disculpa, si en algún momento de su carrera lo ofendí o le falté al respeto. Y si lo que la señora Rosalba dijo usted considera que es una verdad, póngame enfrente de ella y usted se dará cuenta que lo que a ella le afectó fue que yo le cobrara mis productos, los cuales tomaba sin pagármelos.
“También cabe aclararle de antemano: que nunca me drogué dentro del Congreso local, nunca robé a nadie, ni mucho menos ofendí a alguien… Y si en algún momento cometí un error, les ofrezco mil disculpas. Atentamente: Mario Martín García Salazar, El Invidente”.