Por montones se registraron ayer los candidatos independientes de Chihuahua, 46 en total acudieron al Consejo del Instituto Estatal Electoral, de los cuales 23 buscan una alcaldía, cinco quieren sindicatura y 17 le tiran a una diputación local, mientras que por la gubernatura sólo se apuntó José Luis Barraza, el único con la capacidad para recabar las 76 mil firmas que necesita reunir antes del 20 de febrero en al menos 45 municipios, de las cuales se sabe que ya alcanzó 71 mil así sin batallar demasiado.
Este fenómeno tiene sacados de onda a los políticos y grillólogos. Muchos aún no saben qué panorama viene y sobre todo cómo sacarle provecho. Tampoco queda claro que los independientes, salvo ‘Chacho’, quizá, puedan derrumbar el imperio de los partidos, que si bien ya se tambalea solito, aún tiene pezuñas e intereses bien anclados en tierra.
Además, se espera una purga grande en el caso del levantamiento de firmas, pues se cree que por lo menos la mitad se quedará en el camino, pues para recoger las firmas se necesita un movimiento social de peso y con bastante arrastre (algo que nadie tiene) o raudales de lana para pagar brigadistas, gasolina y fichas de celular, por lo menos, lo cual Barraza sí tiene, y quizá alguno más por ahí.
También hay a quienes les recibieron sus documentos por mero trámite, a sabiendas de que la ‘intención’ no pasará, algunos porque ya fueron candidatos recientemente, y otros porque de plano ni saben a qué le están tirando, ni idea tenían de la papelería que deben presentar, pero en fin.
En la lista hay ex militantes de varios partidos, activistas, profesores, empresarios, periodistas, médicos, y hasta una exempleada de maquila que ha llamado mucho la atención, incluso simples improvisados que quieren aprovechar los reflectores que de ninguna otra manera acapararían.
Aunque sin duda hay perfiles valiosos e interesantes, o por lo menos algunas caras nuevas, sería ingenuo creer que la fiebre por las candidaturas independientes represente un cambio a corto plazo sobre la manera de gobernar en México. Esta figura no tiene el menor objeto de cambiar las relaciones de poder existentes en la sociedad, sino darle un soplo de vigencia al más que rancio sistema de partidos, y fingir que se toma en cuenta a la sociedad cuando de eso no hay nada, un simple gesto para aliviar las ansias de un cambio ante la corrupción asfixiante que vive México en general y Chihuahua en particular.
Mención aparte merece Antonia Hinojos Hernández, ex obrera de la maquiladora Eaton, quien lleva la bandera de mejores condiciones laborales para los empleados de este sector, que reciben salarios miserables, una seguridad social casi nula y constantes atropellos de esos que las autoridades del trabajo como el secretario Fidel Pérez Romero llaman “competitividad”, lo mismito que la baja del dólar.
Otro perfil que llama la atención en la frontera es la periodista Edna Lorena Fuerte, experredista bien curtida en temas sociales y con una perspectiva muy completa, pero sin demasiado apoyo que digamos, a quien le sigue otro periodista, Arnoldo Cabada, quien desde el canal 44 propiedad de su padre, quien también quiere hacerle sombra al ‘Teto’.
En Chihuahua, tal como lo esperábamos, se lanzaron los empresarios Javier Mesta y Enrique Terrazas, ambos filopanistas pero este último de verdadera sangre azul, con el apoyo billetudo de su empresa y su familia, los dueños del pueblo.
Pero ya que hablamos de política, Chihuahua está a la espera de dos visitas ‘santas’, una del papa Francisco y otra de un mesías ¿cuál más? Andrés Manuel López Obrador, quien paseará cinco días por Chihuahua para elegir candidatos, hacer purgas y recurrir para todo a su sacrosanto dedazo, el cual parece apuntar a Gustavo de la Rosa.
En el caso del Partido Acción Nacional, el dedo también parece apuntar al senador Javier Corral, a quien han tratado de bajar incesantemente de la contienda y él hace como que no quiere, pero mañana es la fecha límite y en las conversaciones en corto los demás aspirantes ya se dan por perdidos en mayor o menor medida.
Se habla de que una jugada que se piensa aventar Acción Nacional es pasar los perfiles de sus candidatos a la PGR, Cisen, Marina, Defensa, Policía y hasta a la notaría parroquial, a todas las instancias capaces de encontrar una conducta ilícita o cuestionable, con el fin de reposicionar la malísima imagen del partido, que se ha refundido entre moches y chapodiputadas.
Así, Corral sería la carta fuerte no tanto para ganar la gubernatura, pues con el poco carisma que tiene, tanto dentro como fuera del partido, la falta de una estructura que pueda competir al menos lejanamente con la maquinaria priísta, los odios internos y la salida tardía que ha mostrado, es imposible creer que pueda ganar. En el mejor de los casos podría ser un segundo lugar, pero hasta eso se ve distante.
En el caso de Juan Blanco, a quien ya casi dan por descartado, ha demostrado que tiene colmillo para ganar elecciones, pero el asunto del relleno sanitario, aunque hace muchos años fue resuelto por la justicia de pe a pa, le impediría ir con esa bandera de manos limpias que el PAN pretende enarbolar. Así está la cosa, pero el PAN, a estas alturas, no gana haga lo que haga.