El gobernador César Duarte podría irse, al salir de su mandato, directito al gabinete, según han especulado quienes lo vieron ayer muy cerquita del presidente Enrique Peña Nieto, pues aunque el ballezano presume estar protegido desde muy arriba, el miedo no anda en burro y es mejor curarse en salud que darle chance a Javier Corral de cumplir su promesa básica de campaña, que no es bienestar, seguridad, crecimiento económico ni los clichés de siempre, lo que él promete es que de llegar a la gubernatura lo meterá al bote, así de claro.
Esto tras la primera entrevista a Javier Corral como candidato, en el espacio de Ciro Gómez Leyva, y advirtió que no solo se trata de llevarlo a un proceso penal, sino que se le castigue y se pueda recuperar el saqueo impune de recursos con la finalidad de regresarlos al mejoramiento de las condiciones de vida de los chihuahuenses.
También llamó la atención el guiño que le hizo al candidato independiente José Luis Barraza, para medir fuerzas un mes antes de la elección y que el mejor posicionado de ambos reciba el apoyo del otro, para conformar un frente lo más amplio y fuerte posible para descarrilar al delfín del gobernador, Enrique Serrano, algo que unidos sí podrían lograr, separados es muy difícil, sobre todo para Corral.
Sin embargo, los que le están haciendo vacío a Corral, aunque digan apoyarlo, son la gente de Carlos Borruel y Maru Campos, pues ni por error se han aparecido en los actos del senador, quien sigue con el peso de que lo dejen ser candidato sin haber pedido licencia, pues aunque la Ley parece ser clara y no tener ningún conflicto pues Corral no maneja recursos ni servidores públicos como legislador, sigue latente el riesgo de que le quieran hacer chanchullo.
El que sí ha andado muy pegadito a Corral es Gustavo Madero, contra quien el primero despotricó a más no poder y ahora sí andan todos muy ‘piquis’ como hermanitos, ante lo cual Corral reconoció su culpa y le puso una mordida a su larga lengua, al reconocer que “la vida le ha dado lecciones” y nombrar a Madero su coordinador de amarres políticos, con la bendición de Ricardo Anaya, quien hizo su hígado a un lado y le apostó a su ex rival.
Hasta este momento, Barraza le ha hecho el fuchi a los partidos (como instituciones, no a sus militantes). Ya dijo que con el PAN no quiere nada, pero suena a charra. Recordemos que Barraza fue uno de los principales impulsores de Felipe Calderón, metió las manos al fuego y al lodo hasta los hombros por él, y encabezó la guerra sucia que le dio la ventaja al panista, como bien le recriminó ayer Andrés Manuel en cada lugar donde se paró, donde a ‘Chacho’ no lo bajó de tramposo y ratero, con el léxico tan particular del tabasqueño.
Así, Andrés Manuel culminó su gira por el estado sin mucha sorpresa. Vino a decir lo que dice siempre, ya con candidato a la gubernatura designado y ofreciendo, por su mano santa, absolución a priístas arrepentidos (como él) a quienes de pronto les nazca el amor patrio y se salgan de sus cabezas esos deseos impuros de pillaje. También destacó que Morena es la primera fuerza política del país, y aunque en el norte no es muy querido, no podría decirse que le fue mal, pues a pesar del clima reunión a medio millar de sus incondicionales.
En el caso de Enrique Serrano, quiere evitar la confrontación directa (para eso tiene a sus porros de los minipartidos) y seguir en su línea de unir al PRI y aliarlo en torno suyo, como hizo al reunirse en días previos con grupos rivales, como la que sostuvo con el ex gobernador Reyes Baeza y su grupo, quienes se han dicho siempre dispuestos a sumarse y a apoyar, siempre y cuando se les reconozca su peso e importancia dentro del partido.
Aquí es el punto de roce, pues aunque Duarte y su títere Enrique Serrano han buscado al baecismo para respaldar su proyecto, que se complica día a día con el fortalecimiento de ‘Chacho’ Barraza y en cierta medida hasta de Javier Corral, así como una poco probable pero probable alianza entre ambos personajes, pues Corral ha ofrecido declinar a favor del empresario si este encabeza las encuestas.
Se habla de que mañana tendrá reunión con el grupo más fuerte de oposición al duartismo, el encabezado por Reyes Baeza, y se verá las caras con cuatro de los que dejó en el camino: Marco Quezada, Víctor Valencia, Jorge Sandoval y Óscar Villalobos, un grupo de cuadros fuertes que tienen mucho qué aportarle (o no aportarle) al PRI y a la victoria de Serrano.
Sin embargo, el gobernador no suelta prenda ni está dispuesto a ceder ningún espacio, por lo que se antoja difícil que se cuente del compromiso de un importantísimo sector del PRI que durante 5 años ha sufrido los intentos de exclusión del grupo en el poder, intentos que difícilmente motivarán a esos pesados priístas a apostar sus canicas a Serrano.