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Los secretos de viajar en transporte público

Viajar en autobús es más complejo de lo que parece. Investigadores de Estados Unidos trabajaron durante varios años y recorrieron el país para detectar el comportamiento de las personas durante sus recorridos en transportes foráneos y los resultados fueron bastante peculiares.

Detectaron que la gente desarrolla trucos y estrategias, a fin de convivir lo menos posible con otros usuarios de las unidades y tener así un trayecto un poco más tolerable. Lo curioso es que muchas de estas actitudes, a veces son involuntarias.

El equipo de científíficos fue encabezado por la profesora Esther Kim de la Universidad de Yale. Entre sus principales conclusiones está que la gente hace todo tipo de actividades a fin de que otros pasajeros no se sienten cerca de ellos o simplemente, para no  tener que entablar una conversación.

Se tratan de reglas implícitas, tácticas de evasión que aunque parecen sencillas, son planeadas minuciosamente por los pasajeros de las unidades. En ocasiones, el proceso de alienarse es más difícil y desgastante, que el tratar de convivir.

Este fenómeno de rechazo a otros pasajeros desaparece conforme la unidad se llena. Llegará un momento en que será inevitable que alguien se siente a lado de uno, pero ahí entran otras actitudes para no tener que interactuar con él, como fingir que se habla por teléfono  o simplemente subir al sonido del reproductor de música.

Al llenarse la unidad de pasajeros, las personas que van sentadas  serán más flexibles para permitir que alguien se coloque junto a ellos. El estudio señala que, al darse esta etapa, la gente por lo general no discriminará a la persona que a su lado, a menos que perciba que hará su viaje incómodo. El análisis concluye que la gente, al viajar está más preocupada por su propia comodidad que por las otras personas.

A decir de la doctora Kim, esta situación es un reflejo del deseo de desapego de la sociedad y es parte de un problema más grande: que la gente prefiere la soledad, aunque estén  en espacios públicos.
Los trucos más comunes


Algunas de las estrategias que la gente usa para no ir “acompañados” cuando se viaja en el autobús, según el estudio:

• La regla de oro. Si hay más lugares disponibles en el autobús, las personas buscarán sentarse lo más alejado posible de los otros usuarios. Si todos los lugares están solos y un desconocido se sienta a lado del único pasajero, lo más probable es que lo consideren a este individuo como alguien raro.

• La mirada de odio. Es un simple gesto que revela que la persona no quiere ir acompañada.

• Evitar el contacto visual. Ignorar la mirada de la persona que se sienta a un lado es un claro indicativo que no interesa establecer vínculo.

• El bolso que estorba. Colocar tus cosas en el asiento contiguo, el más claro mensaje que no hay lugar disponible para alguien más.

• Hacerse el dormido. Mucha gente finge estar dormida, estira sus piernas y ocupa doble asiento para evitar que alguien se instale junto a él. En otros casos, comienzan a cabecear para que las personas opten por no colocarse cerca de ellos, si se arriesgan, el viaje sería muy incómodo.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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