Una fuga en una red de tuberías submarinas operada por Royal Dutch Shell derramó cerca de 340 mil litros de petróleo en el Golfo de México la semana pasada. El incidente se produjo a unos 145 kilómetros de la costa de Luisiana, en Glider Field — un grupo de cuatro pozos submarinos — cuya producción fluye a través de un colector submarino hasta la plataforma de la compañía Brutus Tension-Leg.
La Guardia Costera de Estados Unidos (USCG por sus siglas en inglés) y Shell ya han recuperado más de 290 mil litros de mezcla de agua e hidrocarburos, según expresó la empresa. No se espera que el crudo llegue hasta la costa y no ha habido informes de daños a la vida salvaje. Las pesquerías del Golfo continúan con su actividad.
«La Guardia Costera y Shell acordaron conjuntamente el uso de buques de recuperación de agua y de superficie como las opciones más seguras y eficaces para la recogida del petróleo», dijo la USCG mediante un comunicado el domingo.
La Oficina Federal de Seguridad y Cumplimiento Ambiental (BSEE por sus siglas en inglés) lidera una investigación para determinar la causa del derrame.
La USCG informó que dos embarcaciones — de 64 y 29 metros de eslora — están efectuando las operaciones superficiales. Shell y la Guardia Costera han movilizado a 130 personas para realizar la limpieza.
Aunque mucho menos severa que el desastre de Deepwater Horizon en 2010 que mató a 11 trabajadores y derramó 508 millones de litros de petróleo durante tres meses antes de ser finalmente tapado, esta fuga de Shell ha renovado las críticas a la extracción de petróleo y a la perforación en búsqueda de gas en alta mar.
De acuerdo con estimaciones de la industria, las extracciones del Golfo representan el 17 por ciento de la producción estadounidense de petróleo e implica hasta 250.000 puestos de trabajo.
El derrame se produjo en medio de una serie de protestas en todo el mundo en contra de los intereses de los combustibles fósiles, en las que los organizadores reclamaron «liberarse de los combustibles fósiles».
En el estado de Washington, 52 manifestantes fueron detenidos el domingo por ocupar las vías del ferrocarril que conducen a un par de refinerías de petróleo. Y en Albany, Nueva York, unas 1.500 personas se manifestaron en el puerto local contra los trenes que transportan petróleo crudo.
Durante las dos semanas anteriores, activistas frenaron operaciones de carbón en Alemania, el Reino Unido y Australia. En Nigeria, Brasil y Filipinas también se realizaron protestas contra los combustibles fósiles.
El pasado domingo, los manifestantes de Washington DC el domingo, entre los que se encontraba Anne Rolfes — directora y fundadora de Louisiana Bucket Brigade —, pidieron al presidente Barack Obama que detenga la perforación petrolera de alta mar en el Ártico, el Océano Atlántico y el Golfo de México.
«Luisiana ha estado dominada por las grandes compañías petroleras durante casi un siglo, y durante ese tiempo la industria ha demostrado claramente que ganar dinero es su prioridad», dijo Rolfes.
«Estoy aquí para ayudar a nuestro país en la sustitución de los combustibles fósiles y el petróleo, y también para que dejemos de temer por quiebra de la industria. Es hora de valorar a las personas y a nuestro planeta».
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