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Opinión

LA ALCALDESA DE CHIHUAHUA por FRANCISCO RODRIGUEZ PÉREZ

La Ciudad de Chihuahua tendrá alcaldesa por primera vez en su historia.
Para que este tan feliz acontecimiento tenga un efecto perfecto y del todo completo; para que sea realmente válido, la mujer que llegue a la presidencia municipal no ha de ser cualquier mujer, sino una mujer libre, consciente, pensante, sin atavismos ideológicos, sin fanatismos pseudo-religiosos; sin esas tendencias tan derechistas, que resultan peligrosas; sin esas actitudes, tan conservadoras, que se vuelven indeseables.
La primera alcaldesa chihuahuense tiene que ser una mujer íntegra, es decir entera, capacitada y feliz; una mujer bella por dentro y por fuera, capaz de actuar por conciencia, y no por conveniencia; una mujer que responda a los ideales, a los principios, a los valores, a las virtudes que la han formado como mujer y como ser humano y no al adoctrinamiento vil.
Tiene que ser una mujer comprometida con la sociedad, con la justicia, con las leyes nobles y buenas, con las tesis progresistas, no con los oscurantismos, las cerrazones y los prejuicios de todo tipo.
La primera alcaldesa de Chihuahua tiene que ser una mujer que haya superado ya los rigores de una “educación” a propósito para ella.
Una mujer que haya superado ya los perjuicios acumulados en su cerebro, así como las cargas materiales que actúan de lastre en su vida, impidiendo el vuelo franco de su intelecto en los espacios libres de la idea.
Una mujer que esté por encima de lo opresivo y lo mentiroso.
Una mujer en igualdad de circunstancias y en la apertura de oportunidades, ayudada por los heroicos esfuerzos que ella misma hace.
La primera alcaldesa chihuahuense tiene que ser una mujer REVOLUCIONARIA, emancipada moral, desde la suma del valor, de la energía, de la voluntad, de los sacrificios y las amarguras que su labor social representa.

Una mujer cuya conducta no esté supeditada a la religión, en especial no dependiente de sus fanatismos, enemigos terribles de la mujer, porque los fanatismos aniquilan su conciencia.
Una mujer que, a la vez, supere los atavismos que le ofrecen las costumbres establecidas, siempre rotas por el progreso y siempre anudadas de nuevo por el conservadurismo.
Si costumbres santas de ayer son crímenes o pueriles necedades de hoy, para qué, pues, respetarlas y acatarlas.
La primera alcaldesa de Chihuahua tiene que ser una mujer libre, que no se asuste con la libertad; que aprenda a vivir su libertad.
Que una mujer llegue a la alcaldía de Chihuahua habla de la igualdad libertaria; la que da las mismas oportunidades a las dos facciones de la especie humana para que ambas se desarrollen sin obstáculos, sirviéndose mutuamente de apoyo, sin arrebatarse derechos, sin estorbarse en el lugar que cada uno tiene en la naturaleza.
Mujeres y hombres tenemos de luchar por esta igualdad racional, armonizadora de la felicidad individual con la felicidad colectiva, porque sin ella habrá perpetuamente en el hogar la simiente de la tiranía, el retoño de la esclavitud y la desdicha social.
La primera alcaldesa de Chihuahua llegará a una lucha redentora que se ha hecho amar de la belleza.
Los fanatismos destrozan inútilmente sus rodillas y sus cerebros ante la pena de los mitos insensibles; en cambio, la mujer fuerte, la compañera solidaria del hombre, se rebela, impulsa al combate, enseña con el ejemplo a ser digna, a ser grande, a ser heroína.
Valen la pena las mujeres fuertes, las justicieras, las hermanas del esclavo rebelde y no las siervas envilecidas de los señores feudales.
Valen la pena las mujeres que han hecho independientes sus conciencias; no las que permanecen aún en la sombra medrosa del prejuicio.
Las mujeres que valen la pena son herederas de Leona Vicario, de Manuela Medina y de la Corregidora….
La primera alcaldesa chihuahuense tiene que ser una revolucionaria, una mujer que luche por la democracia, sí, pero principalmente por la JUSTICIA SOCIAL.
Una mujer revolucionaria tiene que llegar a la alcaldía de Chihuahua, no una pseudobeata, una ultraconservadora, una derechista extrema. ¿Así, para qué?
La primera alcaldesa de Chihuahua, para que valga la pena el acontecimiento histórico, tiene que ser LUCÍA CHAVIRA. ¡Hasta siempre!

Opinión

León XIV: Entre Herencia y Esperanza. Por Caleb Ordoñez Talavera

El pasado 8 de mayo de 2025, la Plaza de San Pedro volvió a rugir con fuerza: un nuevo Papa, un nuevo nombre, y un nuevo horizonte para la Iglesia Católica. Robert Francis Prevost, estadounidense con alma latinoamericana, elegido como León XIV, asumió el timón de una institución milenaria que vive uno de sus momentos más complejos y decisivos.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

Con 69 años y una historia de servicio en Perú y otros países del continente, León XIV hereda tanto la fuerza reformadora de su antecesor como las tensiones no resueltas que convulsionan los cimientos del Vaticano. Los desafíos son múltiples y profundos, pero también ofrecen la oportunidad de renovar la confianza y el sentido de pertenencia en millones de fieles en el mundo. Apuntémoslos, uno por uno.

Una Iglesia católica dividida.

El pontificado de Francisco dejó importantes avances, pero también sembró tensiones internas entre sectores progresistas y conservadores. La polarización no es nueva, pero ha ganado intensidad, especialmente en temas como el celibato, la diversidad sexual, y el papel de las mujeres. León XIV deberá actuar como un gran equilibrista: firme en convicciones, pero abierto al diálogo; pastor cercano, pero líder con autoridad.

Mantener la unidad sin sofocar el debate interno será clave. La religión católica no puede permitirse un cisma silencioso. León XIV debe tender puentes entre tradiciones y modernidad, entre las voces que claman por apertura y las que defienden la ortodoxia. Su perfil pastoral y su cercanía con América Latina podrían ser su mejor carta para lograrlo.

Crisis económica: Finanzas al Límite.

Uno de los retos más urgentes es la crisis económica que atraviesa el Vaticano. La caída estrepitosa de donativos, el déficit presupuestal que ronda los 30 millones de euros anuales y la pesada carga de sueldos y pensiones para miles de empleados son señales de alarma. León XIV no solo necesita recortar gastos con sensatez, sino también encontrar nuevas formas de financiamiento ético, sin comprometer la esencia espiritual del Vaticano.

La transparencia financiera y la gestión eficiente no son asuntos secundarios: son condiciones necesarias para recuperar la credibilidad y garantizar la sostenibilidad de las obras sociales, misiones y proyectos educativos que sostienen millones de vidas.

El Papel de la Mujer

Aunque se han dado pasos hacia una mayor participación de la mujer en la Iglesia, la brecha sigue siendo enorme. Las mujeres sostienen gran parte del trabajo pastoral, educativo y social del catolicismo, pero siguen excluidas de la toma de decisiones de mayor nivel.

León XIV tiene la oportunidad —y la obligación moral— de abrir un diálogo sincero y concreto sobre el acceso de las mujeres a ministerios más amplios, incluidos aquellos roles que hoy están reservados solo para varones. No se trata solo de equidad, sino de reconocer con justicia el rostro femenino de la fe.

Abusos Sexuales: Justicia Sin Excusas.

La herida de los abusos sexuales sigue abierta. Aunque se han adoptado protocolos y se han hecho avances, aún hay diócesis que actúan con opacidad o lentitud. León XIV deberá liderar con determinación un proceso de limpieza profunda: no más encubrimientos, no más silencios.

El mundo espera una Iglesia sin miedo a la verdad, que escuche a las víctimas, que repare con justicia y que garantice que nunca más el poder religioso sirva como escudo para la impunidad.

Una Voz de Paz en un Mundo en Guerra.

El nuevo Papa también enfrenta un mundo convulso: conflictos armados, crisis migratorias, cambio climático y una creciente indiferencia espiritual. León XIV ha empezado su pontificado con un llamado a la paz y al encuentro entre pueblos. No es casual: su experiencia misionera, su contacto con comunidades marginadas y su carácter conciliador le dan autoridad moral para convertirse en una voz de paz con peso geopolítico.

Frente al avance del individualismo, el cinismo y el fanatismo, León XIV puede volver a hacer de la Iglesia una plataforma de escucha, mediación y servicio.

Un Papa con el Reto de Conectar

En un mundo que ya no cree fácilmente en las instituciones, León XIV tendrá que hacer lo que Francisco inició: bajar del trono, caminar entre la gente, hablar su idioma, y ofrecer respuestas reales. La Iglesia no puede ser solo una voz moral; debe ser un testimonio de esperanza concreta.

Su pontificado apenas comienza, pero los pasos que dé en estos primeros meses marcarán el tono de su legado.  (Y una caída cada vez más aguda de católicos) ¿Será León XIV el Papa que reconstruya los puentes rotos entre la fe católica y el mundo? Hay razones para creer que sí. Pero también muchas heridas que sanar, y estructuras que transformar.

La historia lo espera. Y millones de creyentes católicos también.

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