La ciudadanía salió a votar. Esta es la más importante noticia y experiencia que nos dejó la jornada del pasado domingo, en la que pudo comprobarse plenamente que cuando la gente participa las cúpulas pierden, y eso fue lo que le sucedió al duartismo que fue aplastado no por Javier Corral, su equipo y sus seguidores, sino por la ciudadanía participativa e informada.
No fue sólo eso. La alcaldía de Chihuahua fue arrasada por Maru Campos, la de Juárez por el independiente Armando Cabada, y lo mismo ocurrió en Delicias, Cuauhtémoc, Parral y de ahí súmele casi todas las posiciones de importancia en la entidad, incluso en la Sierra donde el PRI le apostaba al llamado ‘voto verde’ que jamás llegó. Congreso, sindicaturas, Chihuahua le dio la espalda fuerte al PRI.
Un aspecto que llamó la atención fue el de los independientes, que desplazaron al duartismo de una hegemonía total al tercer lugar de las preferencias en muchos rubros, de ese tamaño, pues en la capital ‘Chacho’ superó los votos hacia Serrano, en Juárez Cabada arrastró al ‘Teto’ y en Parral se repitió la dosis Alfredo Lozoya.
Es así que si bien los independientes lograron una cuota de votos insuficiente para encumbrarse, les fue muy bien para ser su primera elección y mejor que en otros estados del país. Sin embargo, la gente notó que si bien muchos de ellos eran independientes de partido, no era así de ideologías, colores y sobre todo intereses, pues tenían ligas fuertes con grupos económicos y políticos de la entidad, incluso familiares directos con ellos.
Esto se debe a que el llamado grupo ‘independiente’ parece más bien una etapa temprana de transición, pues conservaron la mentalidad y prácticas de los partidos al grado de unificar colores, ideologías y apoyos, tomando forma más como ‘partido de los independientes’, algo similar a Movimiento Ciudadano que no es ciudadano, o el Partido Verde que no es ecologísta y lo único que reciclan son mañas.
Sin embargo, ‘Chacho’ quedó a deber. Si bien su perfil convenció a muchos, pronto acabó por desengañarlos. Primero al negarse a conformar un frente opositor que garantizara sacar al gobernador César Duarte del gobierno y acabar -o al menos bajarle- a la impunidad y la corrupción, el principal interés de más o menos 65% de los ciudadanos de la entidad, quienes si bien dividieron su voto entre las dos opciones que prometían castigar al gobernador, aún así les bastó para ganar.
Llama la atención la actitud que tomaron los candidatos a la gubernatura apenas se conocieron los principales resultados de las encuestas. Si bien en el PAN todo el día hubo optimismo, para las 5:00 de la tarde ya empezaban los festejos y los nervios para evitar las intentonas de fraude. A las 6:00 Corral ya estaba anunciando su triunfo y su rostro no mentía, hasta batallaba para hablar porque la alegría no le cabía en el rostro.
El caso de ‘Chacho’ fue un poco más lastimoso. Nadie sabe con qué intención soltó la charra de que él había ganado, según “reportes de sus voluntarios”. Siempre supo que los números no le favorecían, al igual que su equipo, pero trató hasta el final de dar una imagen de victoria que le quedó muy lejana.
Serrano no reconoció la derrota, y aunque ni en su casa le creyeron aseguró que había ganado, mientras el propio Manlio Fabio Beltrones prácticamente reconocía los resultados adversos en Chihuahua, delirando con haber ganado 9 de las 12 elecciones que se dieron en el país.
Aquí hay que destacar que Chihuahua fue uno de los pocos estados donde los resultados no dieron cabida a la tensión. Desde el principio y hasta lo que va del conteo la ventaja de Javier Corral es clara, indiscutible y creciente, al menos 8 puntos de ventaja. Lo que sí sorprende es que con este estrellón de narices aún tengan estómago para pretender judicializar la elección y llevarla al voto por voto, donde muy probablemente les vaya peor si es que les hacen caso.
En el caso de los minipartidos, no hay mucho qué decir. Jaime Beltrán del Río prácticamente sepultó su carrera política, pues pasó de ser un exitoso alcalde deliciense con tablas para disputar la candidatura a gobernador, a quedar como un “palero” del gobernador y un traidor a su partido. Lo bueno es que reconoció a tiempo y antes de la elección agarró sus maletas y volvió a la alcaldía, donde disfrutará por cuatro meses el que puede ser el último puesto público relevante de su vida.
En el caso de Movimiento Ciudadano, se esperaban mejores resultados para Pérez Cuéllar, quien se echó el partido al hombro esperando cobrarle con votos las afrentas a su todavía compadre Javier Corral. Quizá su mejor movimiento fue el haberse aliado con Cabada y otros perfiles que sí tuvieron buenos resultados.
En el caso de Morena, si bien tiene fuerza, se le acabó por apostar al voto útil. Los seguidores de Andrés Manuel sabían que tenían dos enemigos fuertes: Serrano, a quien ven como esquirol del gobernador, y a Barraza, a quien no le perdonarán nunca la campaña sucia contra su líder, que influyó bastante en que perdiera la elección. Respecto al desempeño de Javier Félix, lo único que podemos decir es que es muy buena gente…
Un papel que llama la atención fue el de los medios de comunicación y algunos periodistas que en algún tiempo fueron reconocidos y formadores (o deformadores) de la opinión pública. Todavía la mañana del lunes la noticia principal de algunos portales era “lo cerrado de la votación” y no la debacle priísta. No hace falta ni mencionarlos, en esta elección fue evidente que la gente tuvo mucho más criterio para informarse, y usted seguro ya sabe cuáles son.
Algunos dieron cátedra de falta de principios y guerra sucia, manipularon información a la brava, mintieron deliberadamente y no es para menos, muchos de ellos ya hasta anunciaron (medio en broma medio en serio) que se van de Chihuahua, pues saben que en el siguiente sexenio no habrá ‘chayotes’,, esos convenios con los que el Gobierno de Chihuahua les entrega cientos de millones de pesos de dinero público a cambio de decir lo que el gobernador en turno quiera, que sea cierto es lo de menos.
Algunos de estos ‘reconocidos periodistas’ se dieron por sorprendidos. Según ellos, no sabían que la sociedad chihuahuense estaba tan harta del estancamiento, la ineptitud y la corrupción. Ahora tratan de restarle mérito no sólo a Javier Corral y su equipo, sino al 53% de ciudadanos que salieron a votar, asegurando que la derrota del PRI se debió a la división entre sus grupos. Algo hay de cierto, pero no le resten mérito a la gente que si bien no vota en los niveles esperados, superó por mucho la participación de otros años.
Un punto que llama la atención fue el de las encuestadoras: el Gabinete de Comunicación Estratégica del chihuahuense Liébano Sáenz, le daba una cómoda ventaja a Enrique Serrano y empate en segundo lugar a Javier Corral y ‘Chacho’ Barraza. Esta encuesta fue agitada profusamente en medios locales y nacionales como SDP, del cuestionado periodista Federico Arreola.
Otro ejemplo fue la encuesta de El Universal, que afirmaba que Enrique Serrano llevaba las de ganar con 35% de las preferencias sobre los 21% de Javier Corral y 5.6% de ‘Chacho’ Barraza. Otra que jamás da una, Encuesta Mitofsky, de Roy Campos, que daba más de 30 puntos a Serrano, apenas 16 a Javier Corral y 13 a ‘Chacho’ Barraza. Varios medios también difundieron unas aún más delirantes, basadas en “sondeos a redes sociales” y “estimaciones”. Las que más o menos le atinaron fueron Civitas, IPC estadística, PUNTO.COM y Massive Caller. Las diferencias entre los resultados de las distintas encuestadoras no fueron “sorpresas”, ni “errores metodológicos”, fue simple y burda manipulación.
Para finalizar está el desastroso, sí, desastroso papel del IEE en Chihuahua, que despertaron sospechas entre algunos electores y molestia en muchísimos más. En primer lugar el inexplicable retraso en la apertura de casillas, la pésima logística y la caída del PREP. A esto hay que añadir el penoso espectáculo que dieron grupos de porros del PRI en la capital, aunque hay que destacar la oportuna participación de la policía que sí los detuvo, y el deslinde del alcalde Javier Garfio quien pese a las presiones no se volcó a la brava a violar la ley como alcaldes de otros años.
Ahora Javier Corral tiene un desafío grande, y es llenar las enormes expectativas que trae a cuestas: lo principal será sacar adelante a un estado saqueado y endeudado, avanzar pese a las reticencias, usos y costumbres de su propio partido, conservar lo poco que haya quedado bien hecho y rehacer todo lo malo; respetar la pluralidad, conservar a los buenos servidores públicos que pueda encontrar al ocupar la nómina estatal, replantear la relación entre gobierno y medios de comunicación, sociedad civil, poderes, partidos, religiones, etcétera. En pocas palabras, tendrá que reinventar mucho en Chihuahua, un cambio que se note de a deveras. Y cómo cereza del pastel, dos que tres tendrán que enfrentar a la justicia.