La sucesión en el PRI estatal está que arde con la incursión de Enrique Serrano, quien busca ocupar la silla que todavía calienta Guillermo Dowell, con lo cual el grupo del gobernador Duarte se aferraría a conservar uno de los únicos espacios que mantiene de poder, y eso porque no está sujeto a votación, si no también lo hubiera perdido.
Sin embargo hasta aquí corren el riesgo de perder, ya que la militancia está enchilada por los desastrosos resultados de la elección, y es que si iban a perder, dicen, al menos les hubieran advertido, pues le apostaron todo al gallo equivocado, todo, y ahora pagan las consecuencias. Es por eso que Serrano está invitando a los demás contendientes, que ya suman una decena, de desistir en su intento de ocupar cualquier posición y mejor sumarse a su proyecto. Pese a que la derrota se le estrelló en la cara, no ha perdido su actitud de “todas-puedo”.
Y es que a diferencia de los aspirantes de estados como Veracruz y Aguascalientes, donde los candidatos priístas derrotados se fueron contra sus respectivos gobernadores, en Chihuahua Serrano no ha cuestionado en lo más mínimo, ni ayer, ni ahora ni nunca, la gestión del mandatario que le dio todo. Sería malagradecido, dicen, pues desde la presidencia del Congreso, la alcaldía de Juárez y la candidatura gubernatura, se las regaló.
Ahora el PRI se está polarizando en dos grupos: el que busca dejar atrás los excesos del duartismo, la pésima imagen ante la ciudadanía y a la cúpula autoritaria que lo encabeza, y otro impulsado por los liderazgos históricos como el baecismo, su aliado el marquismo y hasta los ‘Tetos’, por mencionar a muchos que tienen en común la aversión por quienes todavía mandan en el PRI.
Por lo pronto desde el gobierno que apenas se está conformando ya están buscando todas las pistas, pitazos, amarres y recursos para limpiar y castigar el lodazal que les van a dejar, y la misma instrucción ya bajó desde el equipo de la gubernatura hasta las alcaldías, diputados, en todos los rubros habrá cacería de cochinos, el deporte que marcará el arranque de las administraciones entrantes. Habrá muuuchas sorpresas. Mientras, la destrucción de papelería ya comenzó.
No obstante, la destrucción de papelería y pruebas no servirá para aclarar a dónde fue a parar el botín que sacaron de las arcas públicas. A lo mucho ganarán algo de tiempo y le harán la labor más complicada a los auditores. De que habrá funcionarios en la cárcel, no quede duda, y es probable que Duarte sea uno de ellos.
Y es que hay muchas razones para que el actual gobernador enfrente proceso penal: en primera es un acto de justicia, en segunda sería una forma de recuperar al menos parte de los recursos saqueados, o al menos justificar la falta de estos que pegará fuerte en la nueva administración, pero lo más importante es la popularidad que podría generar al ser un panista el primer gobernador en encarcelar a su antecesor, con miras a 2018, pues todavía no asume pero a Corral ya hay quien lo sueña en Los Pinos, de ese tamaño.
Una de las primeras señales del “Efecto Corral” es la ventaneada que le dieron al ex titular del Instituto del Deporte, Alejandro de la Rosa, donde dijo que él nunca se robó las latas de cerveza, y aunque nadie lo acusó de haberse bebido casi medio millón de pesos, aclaró que él no toma y que las birrias “las regaló” al público y jugadores de beis ¿usted conoce a alguien a quién le hayan regalado charolas en el estadio?
Como era de esperarse, dijo que las acusaciones no parten de la realidad, sino de una persecución política, aunque luego reconoció que sí había hecho mal uso de los recursos del municipio y se comprometió a pagar todo lo que no reportó, “así tenga que vender la camioneta de mi mamá”. Este último comentario fue la comidilla en redes sociales, pues no conformes con tacharlo de ratero, las burlas se desataron por recurrir a la madrecita para sacarlo de sus problemas.
Para acabar de hundirse, señaló que pediría licencia como asesor del alcalde, puesto que nadie sabía que ocupaba (y cobraba), pues anduvo metido al 100 en la campaña de Enrique Serrano hasta hace menos de un par de semanas.
El que también ya anda cubriendo su retirada es el todavía gobernador César Duarte, quien anduvo en la Ciudad de México con Virgilio Andrade, secretario de la Función Pública, el mero cubreespaldas del presidente, quien tiene más poder para expiar culpas que el Papa. El tema no pudo ser otro que el tiro cantado por Javier Corral, pero la despistaron diciendo que abordaron el programa Gobierno Abierto y al Sistema Nacional de Fiscalización, donde lo acompañó el auditor Jesús Esparza.
A quienes tampoco les están cayendo bien los nuevos tiempos es a los taxistas, quienes llevan cerca de ocho años prometiendo que instalarán taxímetros en sus unidades sin ningún avance, pero juran que ahora sí, que por la virgencita que cumplen, y es que la startup (empresa arrancadora) Über, dedicada al transporte de pasajeros, ya anunció su llegada al estado.
Como ha pasado en otras entidades, los líderes pusieron el grito en el cielo, le metieron miedo y odio a sus huestes, y están armando grilla en plazas y hasta en el Congreso. Según el guión, luego incursionará el servicio sí o sí, los chihuahuenses lo usarán a escondidas, habrá algunos pleitos y escaramuzas, y al final los taxistas tendrán que decidir entre mejorar o morir. Se le acabó la mina de oro a Ronquillo.
No es casual que con la llegada de un nuevo gobierno que tiene como bandera barrer la corrupción empiecen a llegar también estas iniciativas. Bajo un gobierno priísta le hubieran echado montón a Über para alcahuetear al este gremio paralizado por las cuotas, el corporativismo y las corruptelas. Incluso a los trabajadores del volante les va mejor trabajando para Über que para líderes insaciables. Muchos cambios están por venir.