A 48 horas de que civiles se enfrentaran en Nochixtlán con policías federales y estatales, con saldo de 11 muertos y más de un centenar de heridos, los pobladores, que ya habían retenido a cinco policías (tres federales y dos estatales), la emprendieron ahora contra periodistas.
A algunos les impidieron el acceso al pueblo y hasta el cierre de esta edición habían impedido la salida de otros que sí lograron ingresar.
Se trata de dos reporteros de TV Azteca, a quienes primero trataron de hacer firmar un “acuerdo” para que “dijeran la verdad” y luego intentaron obligarlos a transmitir 15 minutos en vivo con un mensaje “para el pueblo de México”.
Ante ello, TV Azteca emitió anoche un comunicado en el que advirtió que no cederá a presiones ni chantajes, y responsabilizó “a los autores de este atroz crimen” de la integridad de los periodistas.
Personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos llegó al lugar para interceder por su liberación. También llegaron observadores de la ONU, quienes sólo permanecieron cinco minutos en el lugar. Y es que el personal de Naciones Unidas consideró que los periodistas no estaban retenidos, ni secuestrados, “simplemente están acordando una transmisión en vivo de una una nota y luego los van a dejar ir”.
Cuatro horas después de esta aseveración, los reporteros seguían retenidos a la entrada del Pueblo de Nochixtlán. Pero la tensión en esa zona se inició al mediodía cuando los reporteros comenzaron a llegar al pueblo a cubrir los sepelios de algunos de los fallecidos por los enfrentamientos del pasado domingo.
De hecho, en la autopista aún continuaban camiones incendiados, tráileres chocados y atravesados en la vialidad. Decenas de hombres encapuchados mantenían la barricada en el cruce de la autopista y la carretera federal que dan acceso al poblado.
Un hombre con machete en mano interrogó a varios reporteros. Cuestionó qué hacían en el lugar y cuál era su intención de querer ingresar a Nochixtlán, al tiempo que dudaba de la identidad de los periodistas…
“Si no son periodistas mejor retírense del lugar, y si sí son y dicen la verdad, tienen acceso; si no dicen la verdad nos vamos a quedar con su credenciales y con este machete haremos justicia”.
Fue con esta advertencia que se dejó ingresar a los comunicadores, siempre escoltados y vigilados. “Tienen una hora para hacer lo que tengan que hacer y después les pido que se retiren”, decía el hombre que vigilaba ese retén.
En el trayecto se observaron camiones en llamas, uno de ellos que estaba cargado con gallinas, mismas que quedaron calcinadas. El olor fétido que emanaba de los cuerpos de los animales –que se quedaron a un costado del panteón municipal, donde ayer fueron sepultaron dos de las víctimas– se impregnó en el ambiente.
Cientos de envases de botellas de refresco, cerveza, y otras bebidas, algunas ya con mechas puestas para convertirse en bombas molotov, estaban a la entrada del pueblo, donde además se advirtió de un hotel incendiado.
Ya dentro del pueblo grupos de hombres estaban dispersos en diversos lugares, principalmente en la presidencia municipal, que horas antes incendiaron, así como en el atrio de la iglesia, donde mantenía, hasta ayer, retenidos a policías. Trascendió por la noche que los uniformados fueron liberados. No obstante, al cierre de esta edición no había confirmación oficial.
La televisora del Ajusco emitió un comunicado para informar que sus reporteros, Fernando Albarrán y Pedro Enrique Cortés, fueron liberados por pobladores de Nochixtlán, pasadas las 23:00 horas; que se encontraban en buen estado de salud y se dirigían a la capital para seguir con su labor.
El Financiero