Conecta con nosotros

Opinión

¡A este PRI no lo entiende ni Obama! Por Carlos Toulet

[pull_quote_center]Y es que pareciera que tomar las riendas del castigadísimo Revolucionario Institucional a nadie le suma, ni al mismo partido. Ni la tan vendida operatividad política del anterior presidente del CEN logró detener la caída –extrañamente no presupuestada– del PRI en el pasado periodo electoral, donde perdieron 7 de los 12 estados por razones que, se presumen, “son ajenas al partido” y donde las derrotas fueron “causa de malos gobiernos salientes”.[/pull_quote_center]

Por: Carlos Toulet Medina

Carlos Toulet Medina

Carlos Toulet Medina

La moneda dictó suerte para algunos y una “no tanta” para otros. Enrique Ochoa Reza ha sido designado como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, donde se encontrará con la prioridad de encantar y ser encantado rumbo a las tres elecciones del 2017 en Nayarit, Coahuila y el ya no tan seguro Estado de México.

Para los que corrieron con suerte –todos los personajes que integraban el tablero como posibles sucesores de Manlio F. Beltrones al frente del PRI, algunos de gobierno federal, exgobernadores, funcionarios federales y hasta la misma Carolina Monroy– La designación de Ochoa Reza les auxilió para no arriesgarse a emitir un mensaje en negativa al primer priista de México, Enrique Peña Nieto.

Manlio-Fabio-Beltrones-14082015-164438Y es que pareciera que tomar las riendas del castigadísimo Revolucionario Institucional a nadie le suma, ni al mismo partido. Ni la tan vendida operatividad política del anterior presidente del CEN logró detener la caída –extrañamente no presupuestada– del PRI en el pasado periodo electoral, donde perdieron 7 de los 12 estados por razones que, se presumen, “son ajenas al partido” y donde las derrotas fueron “causa de malos gobiernos salientes”.

Y es que no prestar atención al cinismo de mucho de ellos sería fallarle a la lógica de la manera más estúpida, porque hasta para robar hay que ser un poco brillantes o un tanto inteligentes. A varios de ellos se les olvidó por completo.

Enrique_Ochoa_cuartoscuroGris en su imagen y por demás incierto en su porvenir, Ochoa Reza tendrá la responsabilidad de debilitar a la oposición en un ambiente donde Andres Manuel López Obrador se saborea descalificarlo, cocerlo junto a la demás clase priista señalada de corrupta, y donde –si no se prepara bien– Ricardo Anaya puede exhibirle esa tonalidad tan tibia y de poca cercanía con los temas de la agenda nacional. Ya lo hizo con su antecesor en cadena nacional.

Más sin parecerme del todo un movimiento erróneo –suponiendo que se busca no debilitar a ningún cuadro fuerte del PRI–, Enrique Peña Nieto vuelve a demostrar que aún en la peor crisis partidista desde que arrancó su administración, sigue tomando decisiones que apuntan más a una profesionalización de la política que a generar un vínculo de tonalidad social con la población. Transmitir (a quien en su mayoría desaprueba su gobierno).

Reto mayúsculo representará mantener el gobierno del Estado de México, ya que a mi manera de ver las cosas, el nuevo líder nacional del PRI necesitará renunciar a las afamadas “candidaturas de unidad”, donde reina el oficio político de dinosaurios y caciques mal influenciadores de las nuevas corrientes –viejo PRI– y donde la opinión siempre al final del Presidente de la República debería dejar de ser tomada en cuenta –nuevo PRI–.

El desequilibrio del equilibrio.

Muestra pura de la Excéntrica Convencionalidad del PRI. Donde ni él mismo se entiende.

pri_17Existen opiniones encontradas al interior de la casa del priismo en Insurgentes Norte, donde con su nombramiento muchos empujan aires de motivación –patadas de ahogado pa’ salvar la chamba- y otros apuntan a que van derechito al fracaso. Lo cierto es que, aunque el tono siga siendo el de “somos el partido que siempre competirá con opciones reales de ganar”, el PRI está desanimado y sus cuadros decepcionados. Ochoa Reza no cuenta con la inercia necesaria para levantarlos y mucho menos con el tiempo para plasmar en acuerdos y sinergias de opinión al interior, que permeen en favorabilidad al exterior, lo que un partido busca rescatar de lo perdido. Para tenerlo primeramente y en total acuerdo con Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, se necesita tener algún antecedente favorable –MUY FAVORABLE– en las urnas, para poder incidir o mandar en la materia para el próximo periodo electoral del 2017.

Evolución, transparencia, lucha contra la corrupción, compromiso social y distanciamiento sano de la presidencia de la república, deberán ser pilares para crear un proyecto que invite a involucrarse. De ahí, redactar una plataforma electoral que no le genere adeptos a él o a candidatos, sino a la gente de la estructura –al final de cuentas son los que votan y hacen votar–. El generar personajes, con mercadotecnia política, ya no funciona del todo. Muy a la antigua. Ya se vio.

Rumbo a 2018, la única carta fuerte en narrativa que puede jugar el PRI será el aún impredecible éxito de las reformas estructurales. Ochoa Reza jugó, juega y jugará un papel importante en la energética, pero ¿Qué tanto el desconocimiento o lejanía de las demás puede afectar su toma de decisiones o capacidad de influencia?

Siendo muy sinceros, el mediano tirándole a pequeño impacto al momento de las reformas estructurales a las finanzas de los mexicanos no debe etiquetarlas de fallidas. A mi gusto casi todas son fructíferas a sus plazos correspondientes. Todas ellas se resumirán, en el mejor de los casos, en avances en la lucha contra la corrupción.

Morena ya tiene bandera.

El PAN también.

¿Cuál será la del partido en el poder?

Aplauso fuerte y abrazo de gol a SAGARPA, SHCP, STPS, al Senado, al INFONAVIT y algunos otros lugares recónditos de la función y la no función pública, quienes se salvaron del paquete. ¡Enhorabuena!

 

Opinión

León. Por Raúl Saucedo

La estrategia de la supervivencia

El pontificado de León XIII se desplegó en un tablero político europeo en ebullición. La unificación italiana, que culminó con la pérdida de los Estados Pontificios, dejó una herida abierta.

Lejos de replegarse, León XIII orquestó una diplomacia sutil y multifacética. Buscó alianzas —incluso improbables— para defender los intereses de la Iglesia. Su acercamiento a la Alemania de Bismarck, por ejemplo, fue un movimiento pragmático para contrarrestar la influencia de la Tercera República Francesa, percibida como hostil.

Rerum Novarum no fue solo un documento social, sino una intervención política estratégica. Al ofrecer una alternativa al socialismo marxista y al liberalismo salvaje, León XIII buscó ganar influencia entre la creciente clase obrera, producto de la Revolución Industrial. La Iglesia se posicionó como mediadora, un actor crucial en la resolución de la “cuestión social”. Su llamado a la justicia y la equidad resonó más allá de los círculos católicos, influyendo en la legislación laboral de varios países.

León XIII comprendió el poder de la prensa y de la opinión pública. Fomentó la creación de periódicos y revistas católicas, con el objetivo de influir en el debate público. Su apertura a la investigación histórica, al permitir el acceso a los archivos vaticanos, también fue un movimiento político, orientado a proyectar una imagen de la Iglesia como defensora de la verdad y del conocimiento.

Ahora, trasladémonos al siglo XXI. Un nuevo papa —León XIV— se enfrentaría a un panorama político global fragmentado y polarizado. La crisis de la democracia liberal, el auge de los populismos y el resurgimiento de los nacionalismos plantean desafíos inéditos.

El Vaticano, como actor global en un mundo multipolar, debería —bajo el liderazgo de León XIV— navegar las relaciones con potencias emergentes como China e India, sin descuidar el diálogo con Estados Unidos y Europa. La diplomacia vaticana podría desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos regionales, como la situación en Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.

La nueva “cuestión social”: la desigualdad económica, exacerbada por la globalización y la automatización, exige una respuesta política. Un León XIV podría abogar por un nuevo pacto social que garantice derechos laborales, acceso a la educación y a la salud, y una distribución más justa de la riqueza. Su voz podría influir en el debate sobre la renta básica universal, la tributación de las grandes corporaciones y la regulación de la economía digital.

La ética en la era digital: la desinformación, la manipulación algorítmica y la vigilancia masiva representan serias amenazas para la democracia y los derechos humanos. León XIV podría liderar un debate global sobre la ética de la inteligencia artificial, la protección de la privacidad y el uso responsable de las redes sociales. Podría abogar por una gobernanza democrática de la tecnología, que priorice el bien común sobre los intereses privados.

El futuro de la Unión Europea: con la disminución de la fe en Europa, el papel del Vaticano se vuelve más complejo en la política continental. León XIV podría ser un actor clave en la promoción de los valores fundacionales de la Unión, y contribuir a dar forma a un futuro donde la fe y la razón trabajen juntas.

Un León XIV, por lo tanto, necesitaría ser un estratega político astuto, un líder moral visionario y un comunicador eficaz. Su misión sería conducir a la Iglesia —y al mundo— a través de un período de profunda incertidumbre, defendiendo la dignidad humana, la justicia social y la paz global.

Para algunos, el nombramiento de un nuevo papa puede significar la renovación de su fe; para otros, un evento geopolítico que suma un nuevo actor a la mesa de este mundo surrealista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo.07@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto